El alto potencial cuprífero del país se ubica en la zona de los Andes centrales, en sintonía con lo que sucede en Chile y Perú. Argentina tiene en marcha la construcción de un proyecto de cobre de clase mundial, y otros tres en etapas avanzadas de desarrollo, los que permitirán al país ubicarse en la próxima década dentro de la lista de los diez principales productores del mundo con unas 810.000 toneladas anuales.
De acuerdo a la Secretaría de Energía, la auspiciosa perspectiva para el desarrollo del cobre, forma parte de una cartera de proyectos diversificada de minerales y metales estratégicos para la transición energética mundial, entre las que tiene una presencia destacada del litio
En la actualidad, el país cuenta con un proyecto en construcción de cobre: se trata del yacimiento Josemaría, en la provincia de San Juan, que con con una inversión anunciada de 4.100 millones de dólares podrá alcanzar una producción anual estimada en 131.000 toneladas.
El desarrollo de Josemaría le permitirá al país volver a posicionarse como un productor y proveedor de cobre -otro mineral central para cumplir con las metas de descarbonización- tras el cierre registrado en 2018 de Bajo la Alumbrera, en Catamarca.
Argentina podría convertirse en un actor clave para reducir la brecha entre la producción actual y la demanda futura de minerales críticos
En el país la producción de cobre a gran escala comenzó en 1997, con la puesta en marcha de aquella operación en el noroeste de Catamarca, y durante su vida útil aportó ingresos fiscales por 5.037 millones de dólares y exportaciones por 17.300 millones.
El alto potencial cuprífero de Argentina se ubica en la zona de los Andes centrales, en sintonía con lo que sucede en Chile y Perú, con un volumen aproximado de reservas de cobre por 1.033 millones de toneladas para la región, equivalente al 40 por ciento de las reservas mundiales de este mineral.
La cartera de proyectos cupríferos en el país, además de Josemaría, también cuenta otros tres emprendimientos en etapas avanzadas.
Precisamente, en Catamarca, el proyecto Minera Agua Rica Alumbrera (MARA), avanzó a la etapa de prefactibilidad y tiene una inversión prevista de 3.100 millones de dólares y 155.000 toneladas anuales de producción.
Otro de los grandes proyectos de alcance mundial son Pachón, en la provincia de San Juan, que atraviesa la etapa de factibilidad con una inversión inicial de 4.500 millones de dólares y 280.000 toneladas anuales de producción.
Y el tercer desarrollo es Taca Taca, en la provincia de Salta, que con una inversión prevista de 3.580 millones de dólares podrá alcanzar una producción anual de 244.000 toneladas estimadas
Estos proyectos permitirán a Argentina convertirse en un actor central, aportando 810.000 toneladas de cobre a la producción mundial, lo que la ubicará entre los primeros diez productores de cobre del mundo, según las proyecciones oficiales.
A los aprovechamientos en marcha en distintas etapas, se podrán sumar otros desarrollos como Los Azules, que en la provincia de San Juan, que tiene una inversión prevista de 2.300 millones de dólares y una producción anual estimada en 186.000 toneladas.
Filo del Sol, también en San Juan, es un proyecto en el límite con Chile que demandará una inversión de 1.250 millones de dólares para aportar 67.000 toneladas al año, mientras que San Jorge en Mendoza requeriría 370 millones de dólares de inversión para unas 40.000 toneladas al año de cobre.
De esta manera se podría completar una oferta de cobre por más de 1.200.000 toneladas al año e inversiones totales por más de 21.000 millones de dólares.
Energía limpia
Según proyecciones elaboradas por la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) para 2040, la demanda global de minerales y de metales para las tecnologías de energía limpia se duplicaría.
En ese escenario, Argentina podría convertirse en un actor clave para reducir la brecha entre la producción actual y la demanda futura de minerales críticos en la transición energética no sólo vinculada a la electromovilidad sino a la electrificación de la matriz energética.
El consumo de cobre refinado ha aumentado en los últimos 20 años a una tasa promedio anual de 2,6 por ciento, y se espera que continúe creciendo en el futuro, ya que este mineral constituye un insumo fundamental.
Publicado en El Economista