El sector agropecuario continuará siendo este año un “motor” de la actividad económica local, afirmó la consultora Finsoport, y estimó que el efecto neto del crecimiento de la producción agrícola sobre el PBI sería “de aproximadamente 0,3 puntos porcentuales”.
Sin embargo, advirtió que “no puede esperarse, como parece creer el gobierno, que compense el resto de los desequilibrios en el sector externo de nuestra economía”.
Según calculó, las exportaciones totales de los principales cultivos agrícolas (trigo, soja y maíz) y sus derivados ascenderán este año a “unos US$ 28.700 millones, 3,5% más que en 2013 o el equivalente a unos US$ 1.000 millones adicionales”.
De ese monto, indicó que el complejo sojero aportaría 82% (sin considerar en ese cálculo los envíos de biodiesel) mientras el maíz contribuiría con otro 14%. En cambio, destacó que “el aporte del trigo –históricamente relevante para el ingreso de divisas durante el primer trimestre– volvería a reducirse”.
Asimismo, proyectó que el aporte en concepto de derechos de exportación de esos tres cultivos y de sus derivados se elevaría este año “a más de US$ 8.800 millones”, lo que implicaría “un incremento de U$S 450 millones (+5%) respecto de 2013”.
Al respecto, puntualizó que el complejo sojero aportaría el 87% de esa recaudación.
“El aumento en aproximadamente US$ 1.000 millones de nuestras ventas externas agrícolas durante 2014 implicaría, por un lado, un incremento en el ingreso local, que se canalizaría a un mayor consumo privado, y por el otro lado, un crecimiento en las importaciones (orientado tanto a proveer insumos y maquinaria para la próxima campaña agrícola como para atender la expansión del consumo)”, explicó.
Efecto. La consultora estimó que “el efecto neto del crecimiento de la producción agrícola sobre nuestro producto –considerando el aumento en las exportaciones, el consumo y las importaciones– sería de aproximadamente 0,3 puntos porcentuales”.
“El sector agropecuario seguirá siendo un sostén importante de la actividad económica y continuará cumpliendo su rol central en la corriente de exportaciones, pero no puede esperarse, como parece creer el Gobierno, que compense el resto de los desequilibrios”, planteó.
En ese contexto, aseguró que “la elevada y creciente inflación” constituye “el principal factor que ralentiza significativamente a los componentes endógenos del crecimiento”.