En una encrucijada entre admitir la aceleración de la inflación –imprimiendo billetes de $200– o reconocer la ineficiencia con que opera la Casa de la Moneda –importando billetes rápidamente–, el Gobierno dilató decisiones y generó así la escasez de efectivo para las fiestas, que se agudizó con la psicosis de hacer extracciones preventivamente en los últimos días.
Fuentes de la entidad y del sector aseguraron a PERFIL que la proyección de la cantidad de billetes necesarios para satisfacer la demanda de diciembre pasado fue realizada por técnicos del Central a mediados de 2009, durante la presidencia de Martín Redrado, que a su vez recomendaron iniciar el proceso para importar billetes ante la incapacidad de la Casa de la Moneda de satisfacer las previsiones.