El banco que no es banco. Esa es una de las descripciones más escuchadas en los últimos meses para definir el desempeño que tiene la Anses desde que el organismo absorvió los fondos que hasta noviembre del año pasado admisnitraban las empresas de jubilación privada. La estatización del sistema de AFJP dio paso a un manejo, según la definición de muchos analistas, "muy poco claro" de la operatoria y el destino final de un aspecto tan trascendente para los ciudadanos como son su ahorros previsionales.
Por lo pronto, en los últimos días hubo primero versiones y luego confirmaciones acerca de supuestas negociaciones y resoluciones secretas que llevaron a la emisión de nuevos títulos de deuda destinados a la Anses y a otros organismos. No sólo deuda pública, sino también privada.
En el primer caso, el Gobierno discretamente resolvió autorrefinanciar deuda por un monto cercano a los u$s 2.500 millones, prorrogando vencimientos por siete años. Como la Anses no informa abierta ni sistemáticamente cómo está invirtiendo el stok de fondos recibidos de las AFJP, la operación hubiera pasado desapercibida hasta quedar cerrada si no hubiera sido por una filtración periodística.
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