En pleno Microcentro, sin que nadie le preste atención, el Banco Central tira plata. Y mucha. Con un volumen de billetes en circulación que explotó en los últimos años, también lo hizo la cantidad de dinero que se deteriora y se tira literalmente a la basura. En un baldío del Microcentro donde alguna vez se levantará un anexo del ente monetario, como informa un cartel en Perón y Reconquista, se llenan a diario dos enormes volquetes con bolsas de “papel picado”, que no son otra cosa que billetes (en su mayoría de $ 100) triturados por una máquina traída de Japón. El descarte de billetes no conlleva ningún proceso mecánico: un operario, según constató PERFIL, lleva hasta 200 bolsas por día en un carro por la vereda y las deposita una y otra vez. Cada bolsa pesa un kilo de billetes, lo que pesan $ 100 mil. Así, el Central tira a diario el equivalente a unos $ 20 millones.
Se trata del inevitable eslabón final de una política monetaria que, más allá de las discusiones sobre su impacto, implica una fuerte emisión para financiar al fisco. El circulante en poder del público saltó casi 300% hasta comienzos de año. Por la inflación, el billete de mayor denominación, el de $ 100, ya es más del 60% del total. Es obvio que se gastan y deben ser reemplazados. Además, hay un reemplazo extra de los que tienen la imagen de Roca por los nuevos “Evitas”.
Tras la devaluación de enero, el ente que conduce Juan Carlos Fábrega bajó durante el primer semestre el crecimiento de la base monetaria a un ritmo del 18% interanual (tras meses encima del 30%). Pero tras el default y la apuesta oficial a “vivir con lo nuestro”, la presión del Ministerio de Economía es volver a incentivar el consumo con apoyo público, para lo que haría falta más financiamiento vía “maquinita”. Según la consultora ACM, el Estado buscaría volcar a la economía unos $ 150 mil millones hasta diciembre. Habrá que ver cuánto “esteriliza”, es decir retira de la calle, a través de la colocación de bonos, pero lo cierto es que el regreso de una política monetaria más laxa hará que los containers con billetes basura se llenen más rápido.
A diferencia de otros bancos centrales, como la Reserva Federal, el Central no hace público en forma oficial cuánto dinero se tira. En el sistema financiero toman nota de los requisitos del organismo para sacar de circulación los billetes. El BCRA fija un “estándar” de deterioro, a partir del cual los billetes deben ser retirados porque las máquinas y los cajeros no los toman. Según la denominación, la vida útil de un papel moneda ronda los seis meses. Siempre rotaron más los de menor circulación. Pero como un papel de $ 100 se ha convertido en un billete de escaso poder de compra, ya rota como si fuera de $ 5 o de $ 2, afirman en el sector de transporte de caudales.
La labor del operario que carga volquetes sería más liviana si, como en otros países, los billetes se hicieran de polímero, un material más costoso que se usa en Chile o México, por ejemplo, que se estira, se puede mojar y no se arruga. En la Argentina se eligió, en vez de hacer papeles de dos pesos con ese material, hacer monedas. Pero con más de siete años de inflación arriba del 20% (y este año cercana al 40%), las monedas se usan poco, sólo valen los billetes.