En su afán para reducir las espectativas de inflación, el Gobierno logró poner un pie sobre el dólar blue y hacerlo descender varios escalones desde el pico registrado en la primera semana de mayo que lo llevó a superar los 10 pesos.
Al término de una breve semana en la city financiera, el billete ilegal se operó a $ 8,30 el miércoles marcando una baja de 25% con respecto al salto observado el mes pasado. En las casas de cambio, la presión del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno se hizo sentir con fuerza, “a punto tal que muchos informaron precios por debajo de lo que operaron para evitar represalias”, comentaron fuentes del sector. Según la Universidad Torcuato Di Tella, donde se mide la confianza del consumidor, reconocen que la reducción del paralelo también mejoró el ánimo de la gente.
Marina Dal Poggetto, economista jefe del estudio Bein & Asociados, destacó el cambio de sesgo del Gobierno que “tomó nota de que la brecha impacta en la economía” y ahora “se observó una acción coordinada entre la Anses, el Banco Nación y el Central para reducir esa diferencia” aunque las reservas siguen cayendo a un ritmo lento -17% desde la instauración del cepo.
Hernán Lacunza, titular de Empiria Consultores, señaló a PERFIL que la lógica que está siguiendo el Gobierno es “dejar subir el dólar oficial cuando el blue está tranquilo y anclarlo cuando el paralelo se dispara”, con el objetivo de contener las perspectivas de la demanda. De acuerdo con el economista, otra herramienta utilizada fue la suba de la tasa de interés “porque también se necesitaba premiar a los que se quedan en pesos”.
El dólar oficial, de hecho, continuó su deslizamiento al alza, y cerró a $ 5,355 para la venta, achicando la brecha entre ambas puntas -que había llegado al 100%- a un 55 por ciento.
Para Ramiro Castiñeira, economista jefe de Econométrica, la caída del paralelo se debió principalmente a la dramática suba de tasas, pero aclaró que es un “recurso que sin un programa económico integral detrás, podría aflojar el consumo y la producción, y generar un déficit fiscal en el Banco Central”.
Si bien se espera que el blanqueo de capitales y el uso de los Cedin termine de achatar la cotización informal, “el pago del aguinaldo en julio podría presionar al blue y, la cercanía a las elecciones primarias, hace más difícil que decidan encarecer el crédito con más suba de tasas”, opinó Lacunza.
A propósito, el titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbatella, participó del plenario del GAFI, unidad global anti lavado, e informó sobre el plan de blanqueo que comenzará a regir en julio.
En octubre próximo, en un nuevo plenario, habrá un monitoreo del programa.