ECONOMIA
cadena inflacionaria

El campo, sólo con 15% de lo que paga el público

La Comisión de Enlace protestó con una campaña que compara lo que reciben los productores con los valores que se perciben en los comercios. La materia prima incide de 12% a 15% en el precio al final de la cadena.

Verdulería. En Plaza de Mayo, los ruralistas remataron sus productos a precios de costo.
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Por un kilo de bola de lomo, nalga o peceto se paga $ 52, $ 55 y $ 68, respectivamente, en un supermercado con precios competitivos, un 340% más que los $ 16 por kilo equivalente que recibió el ganadero que vendió el novillo del que salieron los primeros cortes, o 400% más para el caso del peceto.

Con las verduras pasa algo parecido. En el mismo súper, un kilo de tomates cuesta $ 10. La diferencia con el precio que cobró el horticultor en mayo (60 centavos) es de 1.667%. Para el mate con medialunas, se pagan $ 24 el paquete de un kilo de yerba y $ 35 la docena; mientras el yerbatero cobró $ 6,9 por el kilo de hojas y el triguero recibió del molino harinero 40 centavos por kilo del cereal; la brecha en este último caso es de 9.872%, y la incidencia que tuvo el valor del trigo en las medialunas (grasa o manteca) fue de 1%.

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Estos fueron los argumentos de los ruralistas para volver esta semana a las protestas y, además de protestar por su baja rentabilidad, hicieron una campaña que intentó mostrar que los productores no son los responsables de la inflación. La movida realizada el lunes en Capital Federal, Córdoba y otras ciudades para mostrar los precios que se pagan a la producción primaria se anunció como la primera de una serie de protestas, pero los dirigentes de la CRA, Federación Agraria, Coninagro y Sociedad Rural, aún no saben bien cómo continuar las protestas; vagamente, hablan de concretar un paro agropecuario –no comprar, no vender– que se decidiría recién avanzado este mes.

Sin embargo, la acción “de concientización” fue una de las más claras pensadas por los ruralistas. Se trató simplemente de juntar una cantidad de actividades y sacar a la luz el precio que cobra el productor luego de alimentar o de plantar, fertilizar, pulverizar y cosechar –en muchos casos también regar y podar–, y de comprar insumos en esas etapas. La idea es dejar en claro que el productor “no es responsable de la inflación”, que junto con el consumidor “son los eslabones más débiles de la cadena” y que el precio de la materia prima incide en sólo entre 12% y 15% sobre el precio final del producto en el promedio de los casos analizados.

La Comisión de Enlace tomó el trabajo que desde marzo del año pasado vienen realizando los jóvenes economistas de Confederaciones Rurales Argentinas, Juan Rey Kelly y María José Maisterra (ya fuera de CRA) sintetizados en la serie De la Tierra a la Mesa, que relevó veinte producciones a lo largo del país (el trabajo sobre la carne lo aportó Coninagro).

“Con las intervenciones al mercado que comenzaron entre 2003 y 2004 en actividades vinculadas a la agricultura y a las economías regionales no están cuidando la mesa de los argentinos”, ironizó el presidente de la entidad Rubén Ferrero.

A la hora de los reclamos, los ruralistas exigieron un tipo de cambio fijo, rebaja de las retenciones a las exportaciones y medidas para volver más rentables a las producciones regionales, básicamente menor incidencia de los fletes. En la Plaza de la República se instaló una góndola con cajones con frutas y verduras mientras los dirigentes remataban sus productos con una interpelación a los consumidores: “A vos... ¿cuánto te cuesta?”.

 

Habrá menos cebada

La siembra de cebada comenzó en la última semana en campos ubicados en el sur de Córdoba y la zona núcleo, al tiempo que se prevé que el área a implantar alcance casi los 1,3 millones de hectáreas, cifra que sería el 19% inferior a la anterior campaña.

Estos datos fueron relevados por técnicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, quienes atribuyen la caída en el área prevista de siembra a la “regular a mala” que resultó la producción y calidad de los granos en la última campaña, sobre todo al norte de la Ruta 5.

“En base a esto, proyectamos tentativamente una superficie a cubrirse a nivel nacional de 1.270.000 hectáreas para la campaña 2013/14”, explicaron los especialistas de la bolsa porteña.

Los especialistas admitieron que dicho recorte no sería de gran magnitud debido a que una proporción importante de productores viene realizando el cultivo desde hace ya varios años y siguen adquiriendo experiencia al respecto.

Estos productores contarían con alternativas de comercialización de su cebada tales como la industria maltera y la exportación, como forraje, o bien para el consumo local. En el sudeste de Buenos Aires la situación es similar; si bien existe una merma de superficie interanual, ésta sería leve.

En esta región, la cebada otorga ventajas en comparación al trigo, principalmente respecto de la soja de segunda debido a la fecha de siembra más temprana, con lo cual el productor está destinando parte de su área al cultivo de cebada.