Uno de los fenómenos de la recesión es el empeoramiento de las condiciones laborales y el aumento del mercado en negro, que impacta más en los sectores de menores ingresos. Así, en el último año el índice de subempleo inestable aumentó 8 puntos en el segmento de nivel socioeconómico más bajo (afecta al 41%), según el informe que presentó el jueves el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA).
“Se suman menos horas trabajadas, una baja del salario, menos prestaciones de servicios en el caso de los que trabajan por cuenta propia”, explicó en la presentación del estudio el investigador Eduardo Donza. El empleo precario, en tanto, muestra en general una leve caída de un punto, pero que “se explica por un aumento del subempleo”, según los analistas de la UCA. Las mujeres, los jóvenes de 18 a 34 años y los mayores de 60 años son, a su vez, los más afectados por la suba del subempleo, que se da en mayor medida en el sector informal de la economía y en las grandes áreas metropolitanas.
“Las brechas se mantuvieron y se ampliaron en el último año. El sector de subsistencia fue un ‘refugio’ extendido para los sectores que no encuentran empleo”, analizó el director del Observatorio, Agustín Salvia. No es la primera vez que la Universidad Católica es crítica con el desempeño económico de la gestión actual. Uno de los voceros del papa Francisco, monseñor Víctor Manuel Fernández, apuntó: “Tenemos que poner el acento en el empleo, es lo que ya expresó Francisco; va creciendo la precarización, y esto nos preocupa porque todavía no arrancamos”.
En el último año, el desempleo creció de 9,4% a 9,9% –los datos de la UCA, a diferencia del Indec, sí permiten una comparación interanual–, mientras que el subempleo inestable pasó de 15,6 a 18%.
Diferencias. La brecha de ingresos entre los trabajadores “con empleo pleno” y el resto de los ocupados llegó al 51,6%, en línea con 2015 y cinco puntos arriba que en 2014.
El mercado también se vio caracterizado por una alta rotación y un mayor riesgo de desempleo “muy dispar según el nivel socioeconómico”.
Con ese cuadro, “la mitad de los trabajadores no participa del sistema de seguridad social”, sostiene la UCA. Entre 2010 y 2016, en el sector de muy bajos ingresos –el 25% inferior de la pirámide– se pasó de un 63% sin aportes a un 87%. La brecha entre los trabajadores sin cobertura de obra social o prepaga entre el nivel de menores ingresos y el de mejores supera los 60 puntos.
En un momento en el que el Gobierno promueve el desarrollo de sectores vinculados a la exportación y la tecnología, los datos sobre el mercado laboral muestran la escasa posibilidad de una “movilidad ascendente” para los sectores de menores ingresos. “Casi la mitad de los ocupados en el mercado informal tiene poca capacidad de pasar al mercado formal”, explicó Salvia.
De la misma forma, la distribución de los ingresos muestra que mientras que en el sector público formal el salario promediaba –al tercer trimestre de este año– $ 16 mil, en el sector informal, con un empleo “pleno” –jornada completa–, representaba $ 11.600.
Mientras la cúpula de la CGT se preparaba para reunirse con el Gobierno por el impuesto a las ganancias, el informe de la UCA destacaba que los ingresos bajan a la mitad para los empleos de baja calidad del sector informal, como en el caso de las “changas” o trabajos esporádicos, de pocas horas e irregulares, que dejan un promedio de $ 6.300 según la UCA, por debajo del salario mínimo vital y móvil (que ronda los $ 8 mil).