El paro del campo y el desabastecimiento ha dejado sus cicatrices en un área sensible para el gobierno: los precios. La inflación de marzo sería la más alta desde 2002, debido al aumento en alimentos y frutas frescas, y según mediciones de consultoras privadas rondaría la 2,5 por ciento. La gran duda ahora está en ver qué posición tomará el INDEC al difundir los índices pasado mañana.
La estrategia oficial en esta oportunidad sería blanquear la inflación real y culpar al sector agropecuario por el incremento de precios. Así la coyuntura le permitiría al Gobierno normalizar las estadísticas, eludiendo la responsabilidad del aumento en el costo de vida y evitando pagar costos políticos.
El secretario de Comercio, Guillermo Moreno ya comenzó sus gestiones para la desinflar las cifras. Por un lado, denunció ante la justicia a los productores rurales por violar las leyes de abastecimiento y de seguridad de la Nación. Por el otro, telefoneó a los encargados de las principales cadenas de supermercados para que vuelvan a los precios del 1 de marzo, antes de que estalle el paro del agro.
"No está fácil, pero esperamos que en los próximos días la situación de los precios se vaya normalizando, especialmente con el tema carne. Entró mucha hacienda, así que confiamos en que hacia el fin de semana los valores de los cortes al público vuelvan a niveles similares a los que tenían hace un mes", señaló al diario La Nación el director de una cadena de supermercados.
El contexto inflacionario interno es complicado, pero también a nivel internacional la economía de nuestro país está siendo cuestionada. Los expertos en finanzas internacionales se preguntan como impactará el país una eventual crisis externa, cuyas señales son cada vez más recurrentes.
En este punto, las respuestas de los funcionarios locales no han podido tranquilizar los ánimos. Ni el ministro de Economía, Martín Lousteau, ni el presidente del Banco Central, Martín Redrado, supieron ahondar en argumentos sólidos al ser interpelados por este tema en la Asamblea Anual del Banco Interamericano de Desarrollo.
El Gobierno está en una encrucijada porque el blanqueamiento de las cifras reales de la suba IPC conllevaría un incremento en el pago por los servicios de deuda por los bonos indexados por la inflación, algo que se ha evitado hasta ahora con la manipulación de los índices oficiales.