“Muchos sectores se acostumbraron a ciertos privilegios, pero los van a perder”, dice una alta fuente del Gobierno. Después de que Mauricio Macri hablara de poner fin a las mafias sindicales, la advertencia llega también desde lo más alto para el sector empresario. La idea de fomentar la competencia apunta a evitar que puedan producirse aumentos de precios “oportunistas” y evitar los abusos de posición dominante, donde la apertura de importaciones se presenta como una posibilidad para evitar esos casos.
“Defensa de la competencia es uno de los sectores donde tiene que avanzar la Argentina”, sostienen en Casa Rosada, donde ponen el ejemplo de la regulación a Visa y la desinversión de los bancos en su controlante, Prisma, como caso de éxito.
Insumos. Los cañones apuntan ahora a los insumos difundidos para la industria y la construcción, donde se esperan definiciones en dos sectores en el corto plazo: acero y aluminio. La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), a cargo de Esteban Greco, lleva adelante estudios de once sectores económicos para evaluar el funcionamiento de los diferentes mercados. En el caso de las tarjetas de crédito, destacan la negociación por Visa.
Hablar de aluminio y acero implica monitorear a gigantes como Aluar, de la familia Madanes Quintanilla, o Siderar, de los Rocca de Techint, y Acindar, del holding Arcelor Mittal y la familia Acevedo. Allí, el Gobierno estima que los informes estarán listos en el corto plazo para mejorar la regulación del mercado. Pero también trabajan en torno a petroquímica, comunicaciones móviles, aceite, leche, carne, detergentes para la ropa, transporte terrestre interurbano de pasajeros y transporte aéreo.
Métodos. “Una de las herramientas clásicas en los sectores concentrados es la apertura de la importaciones, mientras que en sectores como telecomunicaciones se puede optar por un cambio regulatorio. Pero hay que ser cuidadoso con la apertura de importaciones, sobre todo en sectores que no están teniendo un gran desempeño porque puede impactar en una reducción de la producción y el empleo”, explica el especialista y ex presidente de la CNDC, Diego Petrecolla. “En general los insumos están bastante concentrados, pero es razonable en un país como la Argentina, que tiene un mercado chico”, añade.
Los análisis de condiciones de competencia de mercado que lleva adelante la CNDC pueden derivar en la apertura de una investigación para después probar si hubo abuso de posición dominante, por ejemplo, y llegar así a la aplicación de sanciones. “Pero la mayoría de los estudios terminan con recomendaciones regulatorias”, agregó Petrecolla, también ex socio de Greco en el sector privado.
Suspicacias. Mientra duren los análisis sectoriales, el Gobierno busca evitar las polémicas. Así, cuando Techint anunció la inversión de US$ 2.300 millones para explotar shale-gas en Vaca Muerta, el Gobierno evitó participar en el anuncio del grupo de Paolo Rocca. La siderúrgica espera abastecer grandes obras de infraestructura y el Gobierno busca evitar roces por el análisis sectorial o la idea de que la inversión en Vaca Muerta –uno de esos puntapiés que Macri busca en el sector privado local para traccionar inversores externos– sea leído como una prebenda por obras en otros sectores o la aplicación de una medida antidumping para los tubos de China.
Un film antimonopolio que ven en la Rosada
Además de series de Netflix, en los despachos del Gobierno también recomiendan documentales como The Prize, una miniserie de ocho partes que comienza con la historia de la división de una de las más grandes corporaciones de los Estados Unidos, la Standard Oil fundada por John D. Rockefeller, que llegó a controlar el 90% del mercado.
“Es un documental muy recomendable. Está en Youtube”, recomendó un funcionario en el marco de una explicación sobre la apertura a la mayor competencia para evitar los abusos de posición dominante. El documental comienza con la investigación de la periodista Ida Tarbell, una de las primeras “removedoras de basura” (muckracker, según el término en inglés), que dio pie a la división de la empresa de Rockefeller.
En 1911, la Corte Suprema de los Estados Unidos definió que la Standard Oil era un monopolio ilegal, por lo que se dividió en 34 empresas independientes, entre ellas Exxon y Mobil. The Prize también abarca la cartelización posterior de las “siete hermanas”: las dos ex Standard, Shell, British Petroleum, Gulf, Texaco y Chevron.