Sergio Massa consiguió ayer armarse su discurso de cierre en IDEA. Luego de una confusa organización, el candidato del Frente Renovador llegó tarde, no escuchó a los demás postulantes y habló con un horizonte más allá de las elecciones del 27 de octubre: criticó al gobierno nacional y sorprendió al decir que el país necesita reformas estructurales como las que lleva adelante el presidente de México, Enrique Peña Nieto.
El intendente de Tigre fue con Scioli la figura política convocante del encuentro en Mar del Plata. Pero su participación emergió de una delicada negociación: pidió que no hubiera debate y hablar desde un atril exclusivo, como lo hizo Scioli. Llegó poco antes de las 19,00, cuando Margarita Stolbizer, del Frente Amplio Progresista, ya había disertado, y Francisco De Narváez, promediaba su discurso.
—¿Por qué no entró a escuchar a los candidatos?, le preguntó PERFIL en las escalinatas del Sheraton.
—Porque llegué recién, podés ver el GPS del auto.
“Fue una falta de respeto”, se disculpó un empresario ante Stolbizer, que en su alocución había fustigado y aludido al intendente al hablar de los “cómplices de la corrupción que se acuerdan del tema cuando el barco se hunde”, y “a los que antes tenían un cartelito de un frente y de un día para el otro pasan a tener otro cartelito de otro frente”. Varios hombres de negocios cuestionaron lo que vieron como una “excesiva soberbia” de alguien con aspiraciones presidenciales.
En la organización dijeron que se sorteó la participación de cada uno y que a Massa le tocó el tercer lugar, a las 18,45. Lo cierto es que el panel estuvo en duda hasta tal punto que IDEA contrató a los consultores Mariel Fornoni, Artemio López y Alejandro Catterberg como muleto por si fallaba el tigrense. “Sergio no quiere debatir, no me extraña”, dijo De Narváez, quien pidió un “shock de institucionalidad”.
Al hablar, Massa, como Scioli, se solidarizó con el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, víctima de amenazas y atentados, y cosechó el único aplauso de su discurso, que había sido precedido de tenues silbidos por su demora en entrar.
Luego, destacó que su irrupción en los comicios enterró la reforma constitucional y el avance oficial sobre la Justicia, y pidió cambiar la matriz energética y el peso logístico en la producción. Y sorprendió al final al reivindicar que Peña Nieto, en México, consensuó diez ejes básicos con todos los partidos, “para conseguir hacer reformas estructurales que en Latinoamérica hacen falta”. Una de ellas es la privatización del petróleo.