ECONOMIA
tras el tarifazo en gas y agua

Extenderán la reducción de subsidios hasta ahorrar unos $ 30 mil millones

Sólo en el primer bimestre, congelar facturas costó más de $ 14 mil millones.

Anticipo. PERFIL adelantó el domingo pasado cómo impactaría un cambio de tarifas.
| Roy Gorfinkel

El ajuste cruzó finalmente del Banco Central al Ministerio de Economía y llegó para quedarse. Tras la devaluación y la suba de tasas que encabezó Juan Carlos Fábrega para estabilizar el dólar a costa de enfriar la actividad económica, el ministro Axel Kicillof puso en marcha la parte que le reclamaban: anunció un primer ajuste en los subsidios que terminará con los servicios públicos baratos y aliviará las cuentas públicas.

El Poder Ejecutivo planea reducir en un primer momento subvenciones por hasta $ 30 mil millones, según los números preliminares que maneja el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Kicillof señaló que con el anuncio del jueves se “reasignarán” entre $ 5 mil y 10 mil millones de forma escalonada hasta agosto, cuando entre en plena vigencia el boletazo anunciado. La segunda vuelta incluirá:

- Energía eléctrica. Se calcula que en julio habrá una nueva reducción de los subsidios en el sector de energía eléctrica, que llegaría a unos $ 10 mil a 15 mil millones en ese sector.

El ajuste en las tarifas llegaría a fines de julio o, a más tardar, en agosto, para que no conviva la mala noticia con posibles cortes por picos de consumo en alguna ola de frío que haga funcionar a tope los split frío-calor.

- Transporte. Estudian una reducción de subsidios en ferrocarriles, a partir de julio, por un monto que podría oscilar entre $3 mil a 5 mil millones y que provocará un aumento del boleto de trenes. El transporte público automotor viene de aumentar un 66% en enero, así que ahora también habría que hacer retoques en servicios interurbanos y carga.

En encuentros con empresarios, el propio Capitanich anticipó que el ajuste será mayor. Primero, defendió el esquema de subvenciones al sector energético al afirmar que ese monto de dinero es del orden del 3% del PBI, menor al que destina Brasil, de 9 puntos del Producto. Sin embargo, afirmó que el Poder Ejecutivo pretende “bajar un punto del PBI los subsidios, del 3% del PBI a 2%”.

Esto significa que el recorte que anunció Kicillof es sólo el comienzo. La torta de subsidios ronda los $ 150 mil millones, de los que 60% corresponden a energía, unos $ 90 mil millones aproximadamente. Un punto del PBI implica recortar en forma nominal alrededor de $ 30 mil millones, algo que, tras el anuncio de Kicillof, está muy lejos.

Tras saltos en facturas del fluido de hasta 280% y en agua de hasta 400%, todo parece indicar que el mayor recorte está por venir, sobre todo porque no hubo anuncios sobre electricidad, donde hoy las facturas promedio van de $ 70 a $ 100 para los que consumen 600 kw/mes.

Según el informe de GPR Economía, publicado por PERFIL la semana pasada, un recorte total de las subvenciones al precio mayorista de la energía eléctrica derivaría en subas de hasta 400% en las facturas, según el consumo. La aplicación quirúrgica obligó a Economía a dejar ese golpe al bolsillo para más adelante.

En el estudio Bein, mientras calculan (y relativizan) el impacto fiscal de la medida, afirman que lo más importante del anuncio es que al menos “frena que esas partidas sigan en aumento”.

Sólo en el primer bimestre del año, las partidas de subsidios energéticos treparon 88% respecto de un año atrás, hasta los $ 14.152 millones, los fondos para transporte saltaron 57%, hasta los $ 5.440 millones, y los fondos para AYSA llegaron a más de $ 1.000 millones (19%) según la Asociación de Administración Presupuestaria (ASAP).

Ahora, al menos, con una recaudación que crece por inflación al 35% anual, si se frena esa evolución, se licúa el peso de los subsidios en la masa total de los ingresos del Estado.

Capitanich y Kicillof, además, trabajan en más sintonía fina (ver aparte) y en una “sustitución de importaciones de energía”, en el sentido de favorecer precios internos del gas que hagan más atractiva su extracción por sobre las compras en el exterior.

En paralelo, la Casa Rosada intenta recomponer el vínculo con organismos internacionales para, cerrados los frentes externos, retomar el crédito y conseguir oxígeno extra para el fisco y el Banco Central (ver página 23).

De acuerdo con la jefatura de Gabinete, el recorte de subsidios tiene como objetivo directo reducir el agujero fiscal y así la necesidad de pesos que fluyen del Banco Central, alimentan la inflación, carcomen la competitividad y liman la ventaja cambiaria de la devaluación.

La expectativa, a su vez, es que el alza de tarifas no recaliente el costo de vida, que aminoró algo su marcha. El recorte alivia el déficit energético. Energía más cara, en parte, es menor demanda, y menos importaciones. Menos necesidad de dólares. La corrección del modelo, engranajes que diez años después buscan reacomodarse.