ECONOMIA
hakim, ex canciller mexicano

Hakim Simon: “América Latina y el Caribe solo existen desde el punto de vista geográfico”

En la serie de charlas que publica PERFIL sobre el nuevo escenario económico mundial tras la pandemia y con la guerra en Europa, en esta ocasión, el exvicecanciller de México durante el gobierno de Vicente Fox y secretario para cooperación de la Secretaría General Iberoamericana se refirió al momento crucial de la economía y la política en los Estados Unidos, con una inflación sin precedentes, y también al futuro latinoamericano y del Mercosur.

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Posiciones. Para Hakim, hay una nueva configuración comercial. | gza MHS

Miguel Hakim Simon fue vicecanciller de Relaciones Económicas y de Cooperación Internacional de México (2000-05) bajo el Gobierno de Vicente Fox, entre otras posiciones internacionales, y autor de varios libros sobre finanzas y cuentas nacionales, entre ellos, Finanzas para el desarrollo de México, Finanzas en la encrucijada y Muchas cuentas pocos cuentos: el PIB de México y más allá.

–Empiezo por lo que tiene más cerca de México. ¿Cómo ve la política de EE.UU.?

–Si tomo como referencia la Cumbre de las Américas de hace unos meses, veo poco interés de EE.UU. por la región y una América Latina muy fragmentada. En el caso de México, creo que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, tiene un doble discurso. En el fondo es progresista; sin embargo, renovó el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y Canadá. Fue algo muy bueno, sin lugar a dudas. El presidente no fue a la cumbre porque no invitaban a sus amigos de Cuba y de Venezuela, pero la relación entre México y EE.UU., en la práctica, es muy buena. Este mes, México superó a Canadá como principal socio comercial de EE.UU.

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–Mencionó el poco interés de EE.UU. en la región; sin embargo, la administración Biden promueve el nearshoring (estrategia de externalización por la que una empresa transfiere parte de su producción a terceros). ¿Es tan bajo el interés?

–Cuando digo que tiene poco interés en la región, no quiero decir que no tenga ninguno. El principal tema con México y Centroamérica es la migración. Y México está ayudando muchísimo por el acuerdo de López Obrador con Donald Trump. Hoy por hoy, parte de la Guardia Nacional se dedica básicamente a controlar el flujo migratorio hacia EE.UU. Por otro lado, el secretario de Estado, Anthony Blinken, está ahora en una gira por Venezuela, Chile y Perú. Es decir, hay una presencia de EE.UU. en la región. Pero no es la prioridad número uno ni la número dos. También le interesa porque hay una gran influencia de China, y un poco menos de Rusia, sobre todo en América del Sur. Efectivamente, en este mundo bipolar de competencia en distintos ámbitos entre EE.UU. y China, algunas inversiones han dejado China y ha venido la frontera de México. ¿Este monto es algo significativo de la inversión extranjera directa en México? No, es algo muy pequeño. Muchos en México creemos que el potencial es más alto y se ha perdido por el discurso de nuestro presidente, que no es tan amigable con los empresarios. Ahora, estamos hablando de una configuración distinta en la economía comercial derivada de los conflictos entre China y EE.UU.

–¿Hay Guerra Fría entre estas dos superpotencias?

–No creo que exista una Guerra Fría; lo que existe es competencia en el ámbito del poder político, el poder económico y, sobre todo, el poder tecnológico. Las diferencias entre China y EE.UU. en el tema tecnológico son grandísimas. Como van los chinos y rusos, parece que internet está a punto de ser dividido. Internet era uno en el mundo, pero mucha gente empezó a hablar del splinternet por esta separación. En ese sentido, todo el mundo tiene sus aliados. Y América Latina es el jamón del sándwich entre EE.UU. y China. México y Centroamérica están mucho más unidos con EE.UU. América del Sur está un poco más unida a China. El Caribe ve para varios lados, pero sobre todo hacia Europa. Por eso digo que cuando hablamos de América Latina debemos aclarar de cuál de las partes.

–¿México está completamente comprometido con EE.UU.?

–Sí, con una excepción. En lo que todavía México no decide si juega con EE.UU. es en el tema tecnológico. Hace algunos meses, EE.UU. llevó a más de 60 países a la Casa Blanca para firmar la Declaración para el Futuro de Internet. La declaración plantea que internet siga siendo abierto y no sea utilizado para vigilar a las personas, entre otras cosas. México no quiso firmar. Tampoco Brasil. Obviamente, no la firmaron ni Rusia ni China. La razón es que en México hay competencia en el sector de telecomunicaciones, y un actor muy importante es Huawei. Y EE.UU. está presionando a muchos países para que no dejen funcionar a Huawei.  

–Señaló que hay distintas Américas Latinas. ¿Ve posible la integración de toda la región?

–Es muy difícil. Me atrevería a apostar que no lo va a ver ni tu nieto. El ideal de Bolívar de una región integrada para mí seguirá siendo un deseo. América Latina y el Caribe solo existen desde el punto de vista geográfico. Solamente existen en el mapa. No hay integración porque ningún país está dispuesto a ceder soberanía en términos políticos y en términos económicos. Ese es el fondo. Si llegara a ganar Lula da Silva en Brasil, podría tener un nuevo respiro, pero hoy ya no tiene plata nadie para impulsar ese proyecto. Antes tenía plata Venezuela, hoy ya no tiene. Entonces, olvidémoslo: eso seguirá subsistiendo, habrá reuniones, habrá bonitos discursos, pero no va a pasar de ahí. Aunque hay dos organismos regionales que funcionan: el Sistema de Integración Centroamericana y el Caricom (Comunidad del Caribe).

–¿Por qué funcionan estos casos?

–Los países de Centroamérica están integrados en la parte económica y en la parte parlamentaria. Hay una unión aduanera en el Triángulo del Norte. Tiene mil problemas, pero funciona. También los caribeños de Caricom, que además usan su poder político en la OEA (Organización de Estados Americanos). Funcionan juntos, al menos hay unidad política en el Caribe en términos generales. Hay que destacar esos dos casos. Todos los demás, como dicen, cada quien por su lado.

–¿Se refiere al Mercosur?

–Bueno, Mercosur empezó con cuatro miembros, se hizo grande, se hizo chiquito y lleva 20 años negociando con la Unión Europea. Aunque las negociaciones terminaron, no se ha podido implementar. Es un desorden. La Comunidad Andina de Naciones, para efectos prácticos, ya no existe. Se hizo la Unasur y desapareció. Puedo seguir mencionando todos los organismos, pero lo único que vamos a terminar diciendo es que hoy, desde el punto de vista regional, la integración que parece ir más avanzada es Centroamérica y el Caribe.

–Dada su responsabilidad en la Secretaría General Iberoamericana (Segib), ¿Cómo ve las relaciones que vinculan a América Latina con España?

–Dos comentarios. Primero, el financiamiento de la Segib depende en un 60% de España, en donde está su sede. Curiosamente sucede lo mismo con la OEA y los EE.UU. Segundo, la Segib es un organismo regional que pesa poco en lo político, porque todas sus declaraciones no son vinculantes. Sin embargo, tiene una gran cantidad de programas de cooperación para los 19 países de América Latina y el Caribe.

Colaboró Francisco Uranga.