De la escuela de Chicago, el economista cordobés Martín Uribe es el tercer argentino mejor posicionado según un ranking de Ideas. Magíster en Economía de la Universidad del CEMA, profesor titular en Columbia e investigador asociado del National Bureau of Economic Research, admite que el mercado falló y propone enfocarse en los jóvenes bajo pobreza crónica para crecer en el largo plazo.
—¿Por dónde puede empezar a crecer la economía?
—La Argentina está complicada en política monetaria y fiscal. Hay una combinación muy rara de tasa del 60% y expansión monetaria del 0%. Gracias al segundo programa con el FMI se interrumpieron las transferencias del BCRA al Tesoro. Para mí eso tiene la misma importancia que el dinero mismo del Fondo. Pero todavía hay un déficit financiero del 5% y la situación fiscal no es sostenible en el tiempo.
—¿Qué preocupa más? ¿Tasas, deuda, inflación?
—Todos son preocupantes, pero ya se dio el primer paso de eliminar las transferencias al Tesoro. Por eso el BCRA debería normalizar la política monetaria con la tasa de las Leliq de forma gradual en un rango del cero al 15%, una baja del 1% por semana. Y llevar la expansión al 6%, que va a contribuir a que baje la inflación. La tasa de 0% no es creíble y no es sustentable. Eso genera incertidumbre y puede perjudicar la desinflación.
—¿La rigidez de la tasa la marca el riesgo electoral?
—Uno de los temores que se esgrimen es que los tenedores de Leliq se van a ir al dólar, pero es infundado. Es conveniente usar reservas para esterilizar el aumento en la base monetaria que se origine en la reducción del stock de Leliq. Si los tenedores las venden, hay que usar reservas para absorber esos pesos. Se hacen de dólares directamente.
—¿Cuánto puede influir el resultado de las elecciones en la relación con el FMI y las renegociaciones de deuda?
—El Fondo es claro. Cuando presta plata pone condiciones. El refinanciamiento con el FMI va a ser difícil si no se cumplen esas condiciones. Es crucial que el gobierno que venga, sea del signo que sea, dé señales de que no se va a apartar mucho de las condiciones del segundo acuerdo.
—¿Se necesita reperfilar la deuda con los bonistas?
—Si el Gobierno toma los pasos correctos, no hace falta arreglar inmediatamente el problema fiscal. Lo importante es ir en la dirección correcta. Con solo eso los mercados van a refinanciarla. Eso es algo habitual. Y no es lo mismo que reestructurarla.
—¿Cómo se pueden generar dólares?
—Para salir de la recesión y tener una tasa de crecimiento más normal hace falta bajar tasas, la inflación, pero también hay factores exógenos que hoy están fuera de juego, como la sequía. La cuestión de largo plazo pasa por otros carriles. En lo inmediato, el país se va a recuperar a medida que se resuelvan los problemas fiscales y monetarios.
—¿Y en el largo plazo?
—El crecimiento va a depender de que nos demos cuenta de que hay una jerarquía en el gasto público y no todos tienen el mismo gasto social. La gran falla del mercado es la inversión en el sector de la población entre el 0 y 18 años que sufre de pobreza. La mitad sufre de pobreza estructural, en crecimiento o inflación. Están desprotegidos por el mercado. Soy partidario de que haya una comisión técnica que evalúe el retorno social de los programas. El programa de autos 0 km, ¿qué retorno social tiene contra llevar a un chico de 10 años a la escuela y asegurarle tres comidas calientes diarias por día? El Gobierno gastó más de US$ 1 mil millones en subsidiar Vaca Muerta pero no tiene necesidad. Tiene que ser desarrollado por los privados.
—¿Cómo se llega a un acuerdo sobre el gasto?
—Hay que explicarles a las empresas que el costo argentino también es la falta de recursos. No estamos educando a nuestra población para los cargos técnicos. Para eso hay que rescatar a esa gran franja de chicos. Si el Estado no lo hace, nadie lo va a hacer. La teoría clásica dice que la intervención del Estado se justifica cuando falla el mercado. Esta es una falla monumental del mercado.
—¿Hay que aumentar la AUH?
—La AUH fue un paso fundamental. Tiene que ser reforzada y se deben perfeccionar los mecanismos de condicionamiento. La escuela tiene que ser el centro para integrar a los padres, la salud. Y asignar el empleo poco productivo, redireccionarlo para que sean agentes de captación de chicos.
—Redireccionar el empleo no es recortar empleo público, entonces...
—Se tienen que hacer las dos cosas. Gran parte del gasto público son jubilaciones y sueldos. Históricamente el gasto público era el 25% del PBI y hoy es el 40%. Hay que volver a esos niveles pero mejorando la calidad, con mejores sueldos para maestros, médicos y racionalizar el gasto para que sea más eficiente.
—¿Se puede bajar el empleo público sin crecimiento del empleo privado y no tener un problema de empleo?
—El empleo público tiene baja productividad y podría ser así en el privado. Es complejo porque no se puede hacer con despidos o de forma drástica.
—Usted propone un fondo contracíclico. ¿Se contradice con la baja de retenciones que promete el Gobierno?
—La idea de un fondo contracíclico apunta a bajar este destino nuestro de ahorrar cuando estamos en crisis y gastar cuando hay expansión, que lo único que hace es amplificar la crisis. Hacerla contracíclica requiere un acuerdo entre los partidos para que el Gobierno que esté en la expansión ahorre, aunque el que los vaya a gastar sea del signo opuesto. En Noruega o Chile fue con un fondo de estabilización, una regla fiscal que establece qué parte de los ingresos por commodities tienen que ser ahorrados o gastados según haya crecimiento o recesión, con retenciones a las exportaciones primarias.