ECONOMIA
MANDO A DISTANCIA

Jefatura de Gabinete se apoya en su propio equipo de economistas

De Vladimir Werning, el estratega, a Maximiliano Castillo Carrillo, encargado de monitorear el gasto, Peña y los vicejefes suman técnicos “que no sean talibanes”.

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CEREBROS. Lopetegui, Peña y Quintana, en un acto tiempo atrás. Werning podría ir al Central. Castillo Carrillo y Pena, foco en el gasto. | cedoc perfil

Desde la Jefatura de Gabinete, su titular Marcos Peña y los viceministros Mario Quintana y Gabriel Lopetegui se han convertido en los verdaderos cerebros de la política económica. Por eso no sorprende que estén armando su propio equipo de técnicos, tanto en la Casa Rosada como en puestos claves de varios ministerios. Por un lado, buscan tener espadas propias en cada área, y por otro, trabajan a largo plazo: piensan en recambios pensando en un eventual segundo mandato del presidente Mauricio Macri.
Más allá de que el Gobierno tenga un gabinete económico conformado por seis ministerios, desde el despacho de Marcos Peña ha salido el visto bueno para diversos economistas que están en funciones en este momento. El más influyente de ellos es Vladimir Werning, ex asesor de Alfonso Prat-Gay cuando era ministro de Hacienda. Werning actualmente es subsecretario de Coordinación y Análisis Económico de Jefatura de Gabinete, pero en los hechos, uno de los estrategas más influyentes del tridente que acompaña a Macri.
Tiene una sólida formación académica e importante trayectoria. Licenciado en Economía en la Universidad Di Tella, se desempeñó como director ejecutivo para América Latina del JP Morgan y ahora es quien marca gran parte de los aspectos centrales de los lineamientos macroeconómicos del Gobierno. Es más, fue quien impulsó a fines de diciembre del año pasado el cambio de metas de inflación que finalmente se resolvió.
Con perfil más bajo, Rodrigo Pena es otro de los economistas que cuentan con un fuerte aval de la Jefatura de Gabinete. Licenciado en Economía en la UBA y posgrado en la Universidad Di Tella, hoy es el secretario de Hacienda, con muy buen diálogo con el ministro Nicolás Dujovne, pero antes de ocupar ese cargo trabajó codo a codo con Lopetegui en la Casa Rosada, siguiendo el día a día de las planillas de gasto.
Cuando cruzó a Hacienda, su lugar lo ocupó Maximiliano Carrillo Castillo, licenciado en Economía en la UBA y máster en la Di Tella. Carrillo Castillo fue integrante de la consultora ACM, y hoy trabaja full time en el Gobierno.
Semillero. Un funcionario de Casa de Gobierno comentó a PERFIL que “el objetivo es ir conformando un gabinete de economistas y profesionales de muy buena formación, que vayan teniendo responsabilidades en la gestión del Gobierno, y de esa manera delinear lo que podrían ser integrantes principales de un eventual segundo mandato de Macri”.
Lo novedoso es la bajada de línea para los reclutamientos: “Que no sean talibanes”. La máxima de Peña es que sean moderados que se adapten a Cambiemos. El gradualismo manda.
Otra incorporación que le atribuyen a Jefatura de Gabinete en este recambio es la que ocurrió hace un año en Hacienda, cuando se sumó Luciano Cohan, proveniente de la consultora Elypsis.
Dentro de este esquema de trabajo se incluyó recientemente a Leandro Cuccioli, flamante titular de la AFIP, ante la renuncia y el alejamiento en estos días de Alberto Abad. Cuccioli, ingeniero industrial con un máster en Stanford, se venía desempeñando hasta el momento como secretario de Servicios Financieros, dentro del gabinete del ministro de Finanzas, Luis Caputo.

Tensión laboratorios-PAMI

La semana “corta” por los feriados de Semana Santa tendrá un ingrediente especial. Vence el contrato entre los laboratorios y el PAMI por compras de medicamentos para jubilados. Algo así como un contrato de $ 30 mil millones.
La semana pasada, la obra social de los jubilados acordó compras con laboratorios extranjeros nucleados en Caeme, la cámara sectorial, pero aún resta cerrar el convenio con Cilfa y Cooperala, los representantes de las empresas locales.
Los laboratorios locales se niegan a aceptar descuentos sobre precios ponderados y proponen hacerlo considerando “precios máximos”.
La amenaza recurrente es que puede haber desabastecimiento de remedios en las farmacias, aunque el Gobierno lo desestima.

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