“Lo iba a llamar para que me comentara un poco más”, soltó esta semana el ministro de Economía, Axel Kicillof, tras desautorizar al jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, respecto del impulso a cambios en la valuación de los inmuebles para el impuesto sobre los Bienes Personales. El tono, más allá de todo, delató lo que ya confirman en off fuentes de la Casa Rosada: el economista quiere hacer valer su llegada a la Presidenta para poner tropa propia en el órgano impositivo, cuyo titular viene acumulando traspiés.
Desde el Palacio de Hacienda, en tanto, reconocen diferencias de criterio entre el joven que pasó fin de año en Calamuchita, Córdoba, y el hombre que viene de recibir el año en Brasil y tiene su familia ahora mismo en su lujosa casa de Punta del Este, Uruguay. Pero relativizan el interés por tomar el control de la Administración Federal de Ingresos Públicos. En la Casa Rosada, sin embargo, señalan: “Axel, lo que quiere es tener dentro de su órbita la recaudación impositiva y el control de la Aduana, y ya no acepta más las pifiadas de Echegaray”.
Los hechos de las últimas semanas parecen haber acelerado una eventual salida de Echegaray. Dentro del Gobierno su único capital es ser el blanco de las notas del Grupo Clarín. Sus expresiones de que no iba aumentar el cargo para el turismo, algo que finalmente sucedió, su polémico viaje de fin de año a Río de Janeiro y el paso en falso en Bienes Personales, lo dejaron tecleando.
La aparición del ministro dejando en off side a Echegaray (y también al jefe de Gabinete, Jorge Capitanich) confirman que hoy es uno de los hombres con estrella en el Gobierno. Es quien puede convencer a Cristina Kirchner de que un medida es viable o no. Como lo hizo con las modificaciones con la valuación de los inmuebles, que Cristina descartó totalmente, según el ministro. Kicillof considera como “desprolija” la gestión de Echegaray, además de que tiene otros criterios sobre política tributaria.
Nombres. Si bien Echegaray habría conseguido “unos días más al frente del organismo”, tal como dicen en Casa Rosada, “Kicillof le puede hacer saber a Cristina que no está de acuerdo con el recaudador, para que defina ella”, dicen en Hacienda. Sabedor de que quien esté al frente de un órgano tan sensible para la economía y para la suerte patrimonial de los funcionarios es decisión de la Presidenta, Kicillof masculla nombres para el área, trascendió en Hipólito Yrigoyen 250.
Emmanuel Alvarez Agis, actual viceministro de Economía, una persona con la cual Kicillof viene trabajando desde hace tiempo, es la persona con más chances para desembarcar no tanto al frente de la AFIP, sino como segundo, detrás de algún hombre de la Presidenta.
En estas últimas horas, en Casa de Gobierno se volvió a mencionar el nombre de dos candidatos para un eventual recambio en el organismo.
Uno es el actual titular de Lotería Nacional, el contador Roberto Armando López, una persona de absoluta confianza de los Kirchner, y la otra es Virginia García, titular de la delegación Río Gallegos de la AFIP y cuñada de Máximo Kirchner.
“Está claro que Axel quiere tener todo el control de lo que se recauda, cómo se recauda y de lo que ingresa y sale del país. Y esa idea no es compatible con el estilo de gestión que tiene Echegaray”, agregó el mismo funcionario del Ministerio de Economía. Por el momento nadie quiere hablar de plazos para esta movida, a pesar que en la semana sonaba como inminente, aunque se estima que podría concretarse sobre el cierre del primer trimestre del año.
La esposa del sabueso, en Punta
Agustín Gallardo desde Punta del Este
Silvina Karina Oviedo es la organizadora de las vacaciones de los Echegaray en el exterior. Y luego de ser señalada por el jefe de la AFIP como quien sacó los pasajes del polémico viaje a Río de Janeiro para pasar fin de año, llegó como todos los veranos a descansar a Punta del Este, Uruguay. Allí permanece en estos días de enero, con una rutina de playa y almuerzo en el departamento del edificio Tieses, de 110 metros cuadrados, valuado en US$ 400 mil según datos del mercado. El complejo está ubicado a 200 metros de uno de los balnearios más lindos de Punta del Este, Bikini, en Manantiales.
Desde allí partió el último viernes hasta las oficinas de la telefónica uruguaya Antel, donde hizo uso de una cabina telefónica sin soltar nunca a su perro, que junto con los tres hijos del sabueso mayor forman parte de su familia.
Los Echegaray se han transformado en la imagen de las contradicciones de la política oficial, que intenta limitar el gasto de los turistas argentinos en el exteroir, porque drena las reservas del Banco Central, claves para el modelo.