El consumo de clase media a través de planes de financiamiento tiene larga vida, según coinciden bancos, especialistas en marketing y economistas. Una combinación de inflación, agresivas ofertas bancarias y las expectativas optimistas de las familias respecto al mantenimiento de sus empleos configuran un escenario de relativo bienestar económico que podría explicar buena parte de la recuperación del oficialismo en las encuestas.
Luego de la crisis que golpeó al mundo a fines de 2008 y tuvo su momento más duro durante el primer semestre del año pasado, el consumo privado creció hasta el 7% en lo que va del año, según un informe de la consultora Finsoport. La Asignación Universal por Hijo (AUH) tuvo su rol en ese crecimiento, pero el dato más saliente es que el rebote económico hizo crecer más a las ventas de shoppings –y sus ofertas más hedónicas– que a las de los supermercados, especialzados en artículos de primera necesidad.
Según Finsoport, los artículos de primera necesidad como alimentos y bebidas son menos elásticos, es decir, sus ventas caen menos en tiempo de crisis y suben más lento cuando la economía se recupera. Las compras en shoppings, en cambio, “se incrementan notablemente en las fases expansivas del nivel de actividad”.
Así, las ventas en supermercados crecieron y sintieron un fuerte impulso de la AUH, pero las ventas en shoppings respondieron a “la significativa difusión del financiamiento (y de las promociones asociadas) con tarjetas de crédito”.