El Gobierno extendió el plazo hasta el 24 de julio para que los bonistas ingresen al canje de reestructuración de deuda en moneda extranjera bajo ley internacional por unos US$ 66 mil millones, y en ese lapso seguir negociando con los acreedores para buscar un acuerdo, luego de las tensiones que habían surgido a mitad de semana, y empantanaron la discusión.
La nueva fecha límite para que los acreedores adhieran a la operación será el 24 de julio “hasta las 17 horas de la ciudad de Nueva York, “ salvo que se extienda por un período adicional o que se finalice en forma anticipada”, indicó el ministerio de Economía.
En caso de que no se vuelva a prorrogar el plazo de negociación, o que no finalice antes, el anuncio del resultado del canje se realizará el 27 de julio “o lo antes posible de allí en adelante”, y la fecha de liquidación será el 30 de julio.
La cartera económica destacó en un comunicado que desde la extensión anterior “la República continuó manteniendo proactivamente debates con distintos grupos de inversores, adelantó posibles ajustes a la Invitación y recibió comentarios de inversores, así como también otras sugerencias sobre los diferentes caminos para mejorar los recuperos”.
“Argentina y sus asesores pretenden aprovechar esta extensión para continuar con las discusiones y permitirles a los inversores continuar contribuyendo con una reestructuración de deuda exitosa”, señaló el Palacio de Hacienda.
En un duro comunicado, los bonistas reunidos en el Ad Hoc Bondholder Group y el Exchange Bondholder Group, se unieron en su “decepción por la decisión Argentina, que terminó el diálogo con los bonistas en un momento crítico. En cambio, crearon obstáculos a un acuerdo negociado e intentaron provocar división, terminando un proceso de negociación productivo”.
“En las últimas semanas todos los acreedores buscaron una reestructuración concensuada para evitar el default. Según los acreedores, el Gobierno decidió hace dos días levantarse de la mesa, aunque agregan que están dispuestos a seguir negociando.
La longitud de la nueva prórroga causó cierta sorpresa entre economistas y analistas del mercado que evaluaron que por un lado refleja que la negociación no estaba tan encarrilada, y pero por otro consideraron que era una “buena señal” porque muestra voluntad del gobierno de querer cerrar un acuerdo y evitar los costos de un default. En el mercado confían que se llegará una solución.
Las negociaciones se trabaron el miércoles, y en fuentes del gobierno admitían que había una “distancia importante” entre la oferta oficial y la propuestas de los acreedores, y apuntaban especialmente contra el megafondo de inversión BlackRock porque –alegaban– su propuesta tenía “un costo insostenible” para el país.
Vencidos los acuerdos de confidencialidad, Economía dio a conocer ese dia su propuesta no oficial –porque no se registró ante la SEC– que plantea un valor presente neto de US$ 50, y un cupón atado a las exportaciones, mientras que la del Ad Hoc Bondholder Group -que lidera BlackRock- está por arriba de US$55.
El Comité de Acreedores de la Argentina (ACC) aceptaba un valor mas cercano a US$ 51,5 en promedio.
Lejos del ‘hard default’
La primera reacción de los analistas sobre el nuevo plazo para negociar la deuda fue sorpresa, pero opinaron que era una “buena señal” porque el gobierno busca alcanzar un acuerdo, pese a los cortocircuitos con algunos acreedores.
Guido Lorenzo, de LCG, evaluó que “da la sensación que las negociaciones no están tan encarriladas como se suponía, que no está fácil, y el poder de negociación está más volcado a favor de los acreedores” pero a la vez refleja “voluntad del gobierno de querer cerrar un acuerdo”. Nery Persichini, de GMA Capital, consideró que “es una señal positiva, hay voluntad de ambas partes, porque a ninguna le conviene que este default avance”.
Diego Martínez Burzaco, economista de Inversor Global, analizó que “se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío, es importante que siga la posibilidad de negociaciones pese a los cortocircuitos, pero es una fecha lejos en el tiempo”. Leonardo Chialva, de Delphos, juzgó que “es una buena señal, muestra que no tienen nada atado y quieren seguir negociando, menos mal que no optaron por un canje unilateral otra vez”. Norberto Sosa, de Invertir en Bolsa, sostuvo que “el mercado descontaba una extensión, hay optimismo, por eso subieron”. En sintonía, Gustavo Neffa, de Research for Traders, opinó que “lo más probable es que se llegue a un acuerdo, el precio de los bonos y acciones marcaron esa expectativa, yo estoy confiado que va a haber un arreglo, no se que grado de participación va a tener, no creo que sea el mismo de 2005, y descarto el hard default”. Javier Timerman, de Adcap Securities, cree más probable que “van a cerrar con un grupo y tirarse, dudo que arreglen con los tres grupos”.