Pablo Peralta es el presidente del Grupo ST, un holding de capitales argentinos fuerte en el negocio financiero pero también con intereses en energía, agro e inmuebles. Desde allí, el empresario reflexiona sobre la falta de apoyo público a la propuesta del Gobierno a los acreedores.
—¿Cómo está siguiendo la negociación por la deuda?
—Mi primera sorpresa es que frente a un tema tan relevante el Gobierno hace una oferta, los acreedores la rechazan y el resto de la Argentina no opina. Apenas opinan algunos economistas más vinculados al interés del acreedor, pero no opinan ni la Unión Industrial Argentina, ni las cámaras ni los aparatos políticos. No opinan, en términos profesionales, qué consideran de la oferta. No veo una activa defensa de los distintos operadores sobre que una mejor propuesta argentina nos permite resolver el problema de deuda. Yo no tengo problema en decirlo. Creo que hay que apoyar la propuesta.
—¿Qué le parece concretamente la oferta?
—Tengo opiniones concretas. Para decir si se considera si es buena o es mala, hay que ver qué tasa me devengan una vez que acepte. El supuesto de los que dicen que es mala es exhibir una tasa posterior al acuerdo de entre el 10 y el 12%. Hasta diciembre, las empresas de primera línea en la Argentina pagaban tasas de entre 7 y 8%. Economistas hablan de la “agresiva oferta” en un mundo donde la tasa es cero o Perú paga 2%. Se dice que es hostil y no es tan hostil. Por supuesto que los acreedores tienen que hacer su juego, decir que es una oferta infame, tirarse al piso, patalear, pero en el mercado no es una mala propuesta. Esta propuesta en términos amplios vale 40, y esos bonos están cotizando entre 35 y 22. El mercado dice que vale menos, pero la propuesta vale más. No digo que el acreedor esté contento al dejar de ganar plata, pero me sorprende que para los especialistas sea tan mala.
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—¿Acuerda con el plazo de gracia de tres años?
—Todos los operadores atacan el proceso de que por tres años la Argentina no pague nada, y eso debería apoyarlo toda la sociedad. Si antes de la pandemia estábamos complicados, después de la pandemia estamos recontra complicados. Lo único que tengo claro es que en los próximos tres años va a faltar plata
—¿Usted dice que el resto del empresariado se lava las manos y no opina?
—Me parece que sí. ¿Vos leíste muchas declaraciones apoyando? Algo está pasando. No sé por qué. Estamos hablando de una negociación que juega el futuro macro de los próximos siete años como mínimo. Hay mucho en juego y no se dice nada. ¿Qué nos está pasando que nos encerramos y después decimos “no estoy de acuerdo”? Decilo ahora. Debe ser muy feo representar tus intereses y que a tus representados les importa poco. Estamos todos los empresarios estamos tratando de enfrentar este despelote inimaginable, pero deberíamos hacer un alto para pensar este tema. Porque ese marco que nos vamos después de la pandemia va a estar condicionado por cómo se arregle la deuda. Algunos facilistas dicen que “firmen algo y les den lo que quieran”. Pero todo lo que paguen de más lo vamos a necesitar. Hay muchos empresarios en la lista de los subsidios para rescatar empresas. ¿Queremos que se pague eso o que se pague la deuda?
—¿Qué imagina tras un arreglo?
—Querría que esta propuesta sea aprobada y que Argentina vuelva a los mercados para aprovechar un realineamiento de inversiones en el mundo. Argentina va a quedar más chica, pero el mundo va a rediscutir la globalización y países como Alemania o Japón van a llamar a sus empresas a que inviertan en esos países. Habrá revisión de las estrategias globales. Si tenemos capacidad de inversión y tomamos plata en mercados, podremos hacer que muchas empresas pasen a manos de capitales nacionales. Y hay diferencias en cuanto a quién tiene la decisión y dónde quedan los dividendos. Para eso es importantísimo que salga bien.