Con otro diciembre caliente, las grandes cadenas y los supermercados chinos modifican su estrategia de ventas para fin de año y repiensan la expansión de cara a los próximos años. Las bocas de expendio que brillaron en los mejores años del modelo entran en fase “recalculando”: anticipan una caída en el poder adquisitivo de la población y empiezan a registrar los “saqueos” como sucesos cada vez menos eventuales.
“Las aperturas para el año que viene se mantienen, porque ya están comprometidas, pero en este clima sí pueden entrar en stand by las inversiones para 2015”, admitieron en una de las firmas líderes del supermercadismo. En mayor o menor medida, firmas como Coto, Carrefour y Wal Mart han sufrido robos masivos. Otras como Jumbo o La Anónima están expectantes. “Es imposible de prever y un portón más o un portón menos no nos definen el negocio”, asegura Carlos Velasco, director de comunicaciones de Carrefour, que cuando la ola de saqueos se apagaba, el jueves pasado, abrió un local de 2.500 metros cuadrados en Caleta Olivia, Santa Cruz. Wal Mart tiene previsto poner en funcionamiento cinco locales de su marca Chango Más en la primera mitad de 2014. La firma francesa continuará con inversiones de $ 800 millones. Las ventas en los 69 supermercados que mide el Indec crecieron 25,1% en facturación entre enero y octubre. La inflación pone en jaque la expansión en volumen. Toda inversión en seguridad es más costo. Las cadenas toman recaudos para prevenir lo que llaman “mermas”, las diferencias entre el inventario y el volumen físico, que surge de robos hormiga, internos y externos. Así perdieron unos $ 1.400 millones en 2012, según mide el Grupo Hasar. Pero no hay cálculos sobre los saqueos.
“En lo peor de estos días, tuvimos más demanda de personal de seguridad para las noches y nos pidieron elevar la frecuencias de los reportes de alarma, de una vez por día a una vez cada media hora”, cuenta Francisco Albertón, CEO de la firma USS, que tras los saqueos está empezando a ofrecer a los hipermercados un servicio por ahora utilizado en joyerías y que en Chile existe en grandes tiendas de ropa: una especie de “bomba de humo” que estalla en caso de robos masivos para disuadir y evitar que se pueda elegir qué llevarse. Las cadenas locales son reacias por presupuesto y porque choca con los sistema de TV. Según Javier Kahn, de Sensormatic, la demanda de cámaras trepó 30% el último año, en un negocio de unos US$ 300 millones.
Los súpers chinos, que sufrieron unos 28 ataques que motivaron la intervención del gobierno de Pekín, también acusan el golpe. La Federación que comanda Miguel Calvete armó un protocolo para “pasar las Fiestas” donde recomienda: no tener stock de más, atender con persianas bajas cuando sea necesario y reducir los horarios al público, de las 21 a las 19. Hay unos 8.977 supermercados chinos en 19 provincias. La posibilidad de nuevos ataques se suma a alquileres caros y la competencia de los híper que lleva a las familias orientales a migrar rumbo a pueblos chicos de todo el país.