La idea de aprovechar el momento y “comprar mientras está barato” domina en el segmento de empresas. Energía, petróleo y gas, agronegocios y alimentarias, construcción, tecnología y medios, además del sector financiero, que sigue en la senda de la concentración. El camino de este escenario a la “lluvia de inversiones” es largo. El primer movimiento es financiero, lo que hasta ahora se cumple, de la mano de las altas tasas que paga la Argentina. Después siguen los empresarios locales, los fondos de “private equity”. Recién entonces llega la inversión extranjera directa.
En el primer trimestre de 2017 se registraron 11 compras de empresas –fusiones y adquisiciones, o M&A según la abreviatura en inglés de merger and acquisitions– por US$ 407 millones mientras que en el trimestre anterior (octubre-diciembre de 2016), la cifra alcanzó los US$ 2.429 millones para 18 operaciones, según los datos de Mergermarket. En 2016 el total de M&A llegó a US$ 5.212 millones, cuatro veces más que los US$ 1.060 millones del 2015 electoral y todavía un poco por debajo de los US$ 6.596 millones de 2014.
“Hoy el inversor pregunta si las reglas de juego son estables y por la conflictividad laboral”, explicó Daniel Vardé, socio de Deloitte. “Los activos están baratos, aunque no todos los balances están reflejando la mejora”, agregó.
Casos. Según la consultora de OJF, entre los anuncios de M&A se encuentran la venta de acciones de Ralph Booth en el Grupo Clarín, la compra de YPF del 50% del capital accionario de Petrofaro (ex Arpetrol), el desembarco de la francesa Ecocert en Argencert para el mercado de certificación de productos orgánicos, la compra de Galeno Capital de las acciones del Grupo Financiero Galicia en Efectivo Sí, la compra de Aspro (equipos de GNC) por parte de Inverlat, el desembarco de Diarco en Potigian, la compra de Viñas de Argentina por parte de Vicentín y la llegada del fondo Kaszek Ventures a Digital House, para desarrollar programadores. Otras operaciones incluyeron la venta de Iecsa, de Angelo Calcaterra, al Grupo Mindlin, la adquisición del Citi por parte del Santander y la negociación por Alco, de Canale.
La fábrica de galletitas nacional Tía Maruca compró Dilexis al Grupo Pepsico. Alejandro Ripani, gerente general de Tía Maruca, explicó que Pepsico estaba saliendo de las segundas marcas. Hoy la fábrica tiene un 80% de capacidad ociosa y necesita tecnología para adaptar la producción. “Hay un reacomodamiento en el mercado. Las multinacionales quizá se enfocan en las marcas globales, que son las que mejor manejan, y eso genera un movimiento”, explicó Ripani.
Fondos. Federico Eisner, socio de Bain & Company, señaló que “hay inversiones que están esperando ver cuánta consistencia tiene el cambio” y, como antesala a la inversión “desde cero”, el especialista señaló que hay una vuelta de los fondos de “private equity”, que son los que invierten en las empresas para desarrollarlas y después venderlas a otros operadores.
“El private equity es el 25% del trabajo de Bain a nivel mundial y hoy vuelve a estar presente en la Argentina. En los últimos años, el trabajo que Bain hacía era 85% local y sólo 15% internacional. Los internacionales ignoraban a la Argentina. Hoy el 50% son clientes internacionales que nos piden trabajar en estrategia, productividad, pedirles a las empresas que crezcan y que miren la región”, aseguró. Ese “interés” explica el regreso de fondos especializados como Advent, JP Morgan y McKinsey.
Para Fausto Spotorno, director del centro de estudios de OJF, todavía no despegó la llegada de los fondos de private equity. Y la compra de empresas se concentra en las de tamaño medio. “Hay muchas pymes chicas en venta pero no son atractivas para los grandes inversores por los altos costos locales, pese a que son buenas empresas”, sostuvo Spotorno.