Son jóvenes, sus sueldos crecen 25% por año, consumen, viajan, compran en cuotas, piden prestado; tienen heladeras nuevas, TV de última generación y votan por el Gobierno actual. Pero, fundamentalmente, no le tienen miedo a la inflación. ¿Se puede ser así en la Argentina de la historia de las hiperinflaciones, de la disparada de precios desmedida? Aparentemente, sí: se trata de los jóvenes criados tras la caída del régimen de convertibilidad y la crisis de 2001/2002. A casi diez años de haberse producido la mega devaluación de la moneda, en 2002, son sorprendentes las diferentes conductas entre aquellos que vivieron el ciclo económico anterior, caracterizado por una moneda sobrevaluada, la disminución de la capacidad productiva del país y la apertura comercial indiscriminada.