Porlamar, Venezuela - Los mandatarios sudamericanos se reunían el lunes en vísperas de la I Cumbre Energética regional en la
venezolana Isla Margarita, para buscar consensos sobre la creación del Banco del Sur, la construcción de un gasoducto regional y el impulso a los biocombustibles.
En un encuentro informal previo, los presidentes afinaban acuerdos hacia la Cumbre y pasaban revista a temas de la Comunidad Sudamericana de Naciones, como la creación del Banco del Sur, lanzado en febrero por Venezuela y Argentina, con el que la región podría financiar la integración y combatir la pobreza.
Dos grandes planes para la integración energética dominan la cumbre: la construcción del llamado Gran Gasoducto del Sur que propone Venezuela, y el impulso a los biocombustibles, especialmente el etanol a partir de la caña de azúcar, complementario a la gasolina, que Brasil quiere llevar al resto de la región.
Ministros de Energía y cancilleres de una decena de países trabajaron en los documentos que serán firmados por los mandatarios.
Brasil, la mayor economía sudamericana, aceptó en vísperas de la cumbre integrar ese Banco del Sur al que había sido reticente, y sólo faltaba la adhesión formal del presidente Luiz Inacio Lula da Silva. Pero Lula no está interesado en participar del Banco del Sur si no es invitado a participar de la elaboración del proyecto, dijo el lunes su principal asesor internacional, Marco Aurelio Garcia.
"Nosotros no queremos adherir a un proyecto, nosotros queremos participar de la formulación de ese proyecto", dijo Garcia.
Venezuela espera que "se consolide el Banco del Sur, y que se incorporen el resto de países como Colombia y Chile" para los grandes proyectos energéticos, dijo David Paravicini, ex presidente de la comisión de Energía del Senado venezolano y asesor petróleo venezolano.
En cuanto al gas, Venezuela pretende abastecer con sus infraexplotadas reservas a la región, comenzando por Brasil, con su descomunal Gasoducto de unos 8.000 km, que genera preguntas sobre medio ambiente y la viabilidad del negocio, que finalizaría en 2017, con inversiones calculadas en 23.000 millones de dólares.
El presidente de la estatal brasileña Petrobrás, Sergio Gabrielli, dijo no obstante a la agencia AFP que se trata de "estudios preliminares, sobre el Gasoducto tenemos más de 50 técnicos trabajando en el tema, es muy temprano para saber esas cifras (longitud e inversión), en total son 100 técnicos entre Brasil y Venezuela".
En esta fase, decenas de técnicos trabajan en el "trazado, establecer el impacto ambiental, definir las condiciones de planificación", acotó Gabrielli. "Tenemos la discusión de la matriz, que es muy variable, y por tanto tenemos que discutir los diferentes problemas y soluciones para las diversas fuentes de energía", sea gas, petróleo o etanol, explicó.
El presidente Chávez dijo, este lunes, que la demanda de gas en los próximos 15 años aumentará en 62% a nivel mundial y 127% a escala latinoamericana.
Pero la ronda de preparación técnica de la cumbre le "bajó la temperatura" a la polémica del etanol, dijo el asesor de Lula.
"Creo que están atenuadas esas críticas" del presidente Chávez, al etanol, acotó Garcia. "No hay incompatibilidad", atajó.
Brasil no logró evitar, sin embargo, una mención a la amenaza alimenticia en la declaración final de la Cumbre que estaba siendo consensuada y "hará una mención a la cuestión de los alimentos, (haciendo referencia) para todos los combustibles": petróleo y biocombustibles, dijo Garcia, principal asesor internacional de Lula.
Cuba y Venezuela consideran que el etanol puede llevar a una reducción de tierras destinadas a alimentos. Mientras los mandatarios llegaban, en un gesto de fraternidad, Lula y Chávez colocaron la primera piedra de un conjunto petroquímico inacional que operaría en 2009 en el complejo petrolero de Jose (300 Km. al este de Caracas), acompañados por sus colegas de Bolivia, Evo Morales, y de Paraguay, Nicanor Duarte.
América Latina es una región muy rica en recursos energéticos, que apenas ha utilizado 26% de su potencial hídrico, con reservas de gas probadas para los próximos 31 o 32 años, petróleo para 35, según la Organización Latinoamericana de la Energía (Olade).