Después de pasar un año de devaluación por goteo con inflación, el tipo de cambio real mejoró un 30% frente a Brasil, que llevaba casi un año de ventaja con su devaluación de enero y una inflación al menos 15 puntos menor que la argentina. Así, pese al salto de competitividad con la devaluación del 17 de diciembre, el país seguirá afectado por la recesión en Brasil.
El nivel actual (de 1,40 pesos por real) sin embargo, “sigue estando 21% por debajo del promedio de 2014” –cuando el peso saltó 22% en enero– y “36% detrás del promedio de los últimos diez años”, aclararon los economistas de Ecolatina.
La foto de la ventaja tras el salto cambiario, además, está bajo amenaza: el traslado a precios de la devaluación puede derivar en una inflación que los economistas estiman por arriba del 2% mensual en los primeros meses del año. Esto también explica la búsqueda del “acuerdo político, económico y social” con el que el Gobierno de Mauricio Macri busca evitar el salto en precios, ya no sólo por la pérdida de poder adquisitivo de trabajadores y el golpe al mercado interno.
La caída de la actividad en Brasil y la crisis política sigue siendo la principal preocupación para el mercado local, que en los últimos meses vio como cayeron las exportaciones a Brasil en un 25%, una baja más fuerte que la del 10% que tuvieron las importaciones. El impacto fue mayor en la industria automotriz y sus proveedores, pero también en frutas, arroz y herbicidas.
Según las estimaciones de la Confederación Nacional de la Industria, la UIA de Brasil, en 2016 la economía caerá 2,6%, con una retracción fabril del 4,5% y un 11% de de-sempleo, acompañado además de una caída del consumo del 3,3%, datos negativos para el país que es el principal destino para exportaciones industriales.
Acompañamiento. El real, que se devaluó un 50% a lo largo de 2015, se mantiene alrededor de las cuatro unidades por dólar. Entre el salto post-cepo y el goteo del final de la gestión de Cristina Fernández, el peso perdió un 56% frente al dólar este año.
La tesis de algunos economistas indica que el Banco Central debería acompañar la cotización del real. “Una caída del real frente al dólar implicará que el peso también necesite caer frente al dólar”, explicó Miguel Angel Boggiano, sobre la base de que el 20% de las exportaciones argentinas van hacia Brasil y “si el peso no perdiera valor frente al dólar, la Argentina podría volverse cara para Brasil”.
Con mano de obra en dólares ahora un 40% más barata en la Argentina, Macri se ve beneficiado con el cuadro brasileño de caída de actividad, pérdida del investment grade a la hora de atraer inversiones, aunque la escala del mercado brasileño juega en contra. Por eso en la última reunión con Dilma Rousseff se volvió sobre la idea de una ‘agenda común’ y la integración de cadenas regionales,