En un día marcado por los contrapuntos entre el Gobierno y los dirigentes ruralistas, la titular del Palacio de Hacienda, Felisa Miceli, tildó el paro agropecuario que comenzó el domingo como una protesta "injusta, política e ideológica". Además, sostuvo que la actual dirigencia del campo pretende llevar a los precios internacionales a "la mesa y el bolsillo de los argentinos". Afirmó que el Gobierno "no va a permitir que un sector se imponga sobre todos los argentinos".
Como pocas veces se la vió, Miceli arremetió contra los titulares de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Federación Agraria Argentina (FAA), y la Sociedad Rural Argentina (SRA), calificándolos como aquellos que "en los '90, mientras muchos se fundían, aplaudían las políticas económicas", y esos que durante la convertibilidad "no movieron un dedo".
"Esta dirigencia nos plantea la necesidad de llevar los precios internacionales a la mesa de los argentinos", denunció Miceli y agregó antes de decir que éste es el primer paro de esta magnitud en 20 años: " Quieren aumentar el precio del pan, la harina y la carne. Pero tienen que entender que los salarios de los argentinos están en pesos y no en dólares".
Con un detallado respaldo en números, la funcionaria se trazó luego el objetivo de desentrañar lo que denominó "la situación verdadera de la rentabilidad del sector". Sostuvo que en los últimos tres años, ha tenido ingresos sobre el promedio de unos 33.000 millones de pesos. Además, se detuvo en los aumentos de valores por tonelada de los principales cereales argentinos: la soja, el trigo y el maíz. Después citó la revalorización de las hectáreas y dijo: "Mientras en el '90 la hectárea valía 3.000 dólares, en 2006 llegó a valer hasta 10.000 dólares".
Acerca de las contínuas críticas sobre el intervencionismo que aducen los dirigentes del campo, Miceli subrayó que interviene para apoyar el sector y volvió a citar el subsidio del precio del gasoil (con una transferencia de unos 7000 millones de dólares anuales), un tipo de cambio que los beneficia, el subsidio en fertilizantes, la reducción del peso de faena y las reestructurasciones de las deudas de los productores del Banco Nación, entre otras medidas. "No se dice nada cuando la intervención beneficia al sector", denunció tras sostener que cuando algo no les gusta hacen un paro de nueve días.
"La intervención trata de proteger el consumo del trabajador", defendió luego el accionar del Gobierno. "El Estado debe intervenir para mantener una relación entre los precios internacionales y la canasta familiar nacional", agregó.
Acerca de la falta de diálogo que denuncia el agro, Miceli recalcó que el Gobierno ha invertido "muchas horas" en atenderlos, pero que "este sector no ha comprendido en ese diálogo, la construcción de una argentina distinta. Y por eso utilizan esto métodos para impedir que estos cambios ocurran".
"Estas entidades, estos dirigentes", sostuvo con una irritación creciente, "sólo pretenden poner sobre la mesa un pliego de demandas para que el Gobierno lo firme. Pero ninguno de mis funcionarios va a aceptar eso" y por eso "agreden a la sociedad con un paro de nueve días. Hay una clara política para el sector, pero puede que a ellos no les guste".
Por último, se refirió a las retenciones a las exportaciones. "Se nos dice cotidianamente que el sector hace un aporte con las retenciones". Y otra vez se basó en las cifras: dijo que, en lo que va del año, se recaudó a través de las retenciones 6.450 millones de pesos, lo que equivale a sólo el 4,3 por ciento de la recaudación total (150.000 millones). "El mayor aporte lo hacen los asalariados", remató después.
"Entre 1990 y 2002, se fundieron 100.000 productores agropecuarios mientras ellos defendían esas políticas", volvió a descalificar a los dirigentes. Y cerró: "No voy a permitir que un sector se imponga sobre todos los argentinos".