En el libro que escribió con el periodista Horacio Verbitsky, el jurista rionegrino Juan Pablo Bohoslavsky (37), asegura que la Argentina debe armar una “Comisión de la Verdad” para investigar el vínculo del poder económico con los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
Cuentas pendientes. Los cómplices económicos de la dictadura, detalla en el capítulo de “Desapariciones a pedidos de empresas” las denuncias por 16 desaparecidos en Mercedes Benz; de 25 trabajadores secuestrados y torturados en Ford; la llamada “Noche de los Tubos”, cuando cuatro trabajadores de Techint fueron secuestrados; el rol de Acindar, donde José Martínez de Hoz fue presidente del directorio hasta que pasó al Ministerio de Economía; y el caso de Carlos Blaquier, actualmente procesado por privación ilegítima de la libertad y tortura en perjuicio de 32 víctimas. Bohoslavsky habló con PERFIL sobre cómo se debería investigar a esas y otras compañías por sus responsabilidades en los años de plomo.
—¿Cómo sería una “Conadep de los empresarios”?
—Puede ser armada por el Congreso Nacional, por municipios, por universidades, o provincias. En el mundo, las comisiones de la verdad han tenido un rol no judicial, y dependen del mandato concreto que tengan para investigar y pedir documentos. En Nüremberg procesaron y condenaron a varios empresarios alemanes que contribuyeron a la maquinaria nazi.
—¿Hay empresarios que lo ven como amenaza al “clima de negocios”?
—Es una iniciatva de la sociedad para ampliar anillos de responsabilidad y ampliar la narrativa del terrorismo de Estado. No lo pienso para que sea amenaza de nada. Hay un círculo virtuoso que se genera vía el fortalecimiento del estado derecho, que genera más estabilidad en relaciones que debería traducirse en más crecimiento y más desarrollo económico cuando hay reglas más claras en derechos humanos, eso fortalece el crecimiento.
—¿Qué efectos concretos puede tener?
—Para aquellos que han tenido un rol crucial de contribución económica en violaciones de derechos humanos, las consecuencias pueden ser del plano simbólico, con una placa en una planta donde se secuestraban trabajadores.