La conferencia de prensa de este martes, en que el Ministro de Economía Martín Guzmán presentó la Ley de Sostenibilidad para la reestructuración de la deuda generó distintas visiones entre economistas. Algunos coinciden en el voluntarismo que demuestra el gobierno y lo acelerado del proceso. Pero también hay quienes celebran la iniciativa y ven positivo el gesto que se les ofrece a los bonistas en el exterior.
Para Marina Dal Poggeto Directora Ejecutiva de Estudio EcoGo faltan datos y definiciones como para hacer un análisis. “Hoy 21 de enero mandan un proyecto de Ley a un congreso que está en receso hasta el 5 de febrero. No hay mucha información”, recalcó. “Si vemos que los manejos de la deuda vienen más lentos de lo esperado y en el medio se coló lo de la provincia de Buenos Aires con su decisión de forzar la apuesta y no pagar la deuda. Creo que esta presentación de hoy ayuda a enmarcar la decisión de la provincia a la nacional. Lo que se ve hoy es un programa que tiene una contundente señal fiscal, pero faltan muchos pasos. Ni siquiera está nombrado el banco”, dijo.
En línea con el pensamiento de Dal Poggetto, el economista Diego Ferro, presidente del Fondo M2M Capital, opinó que falta consistencia. “Hasta ahora todo es muy teórico. No se ve un plan consistente. Cualquier reestructuración lógica arranca cuando hay un plan. Hay que ver qué va a producir Argentina, cuánto necesita para cumplir ese plan, cuánto deberá pagar y cuándo lo va a pagar. Por ahora lo único que veo es que están muy apurados por reestructurar rápido”, analizó este economista que vive hace 30 años en Nueva York y ha asesorado a muchas firmas. “A nivel teórico es bueno hacerlo rápido, pero es más importante hacerlo bien que mal. Me parece que se está manejando (el Ministro Guzmán) de manera poco pragmática y muy voluntarista”, analizó.
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En el caso del economista y politólogo Pablo Tigani, Director del Grupo Hacer, el Proyecto de Ley enviado hoy al Congreso marca un antes y un después. “Va por el lado de comenzar a vivir en una república donde las cuestiones que van a afectar a la nación las trate el congreso. Todo el mundo piensa que la deuda como está planteada es impagable en términos de tasa de interés, de plazos, de montos. Acá se pide que el Congreso apruebe el enfoque de sustentabilidad de la deuda para no volver a generar incumplimiento”, celebró.
Ahora bien, en lo que hace específicamente a la deuda, esta tenía una pata en pesos y otra pata en dólares. Dentro de la deuda en dólares hay una con legislación local y otra con legislación extranjera. “La deuda en pesos se trata de transitar sin reperfilar”, dijo Dal Poggetto y recordó que la mayoría de los vencimientos están en febrero y junio. “La deuda en dólares, de la pata con legislación local tiene a las Letes que se reperfilaron por decreto a agosto y en el caso de los Bonos con legislación extranjera, no se avanzó”, dijo.
Respecto a los acreedores y lo que cabe esperar, Tigani cree que deberán dar una vuelta de tuerca en su postura. “Deberán hacer un giro de pragmatismo. Se van a tener que bancar una quita importante. Hay que decir la verdad porque no podremos volver nunca al mercado de capitales”, recomendó y aclaró: “No es muy loco. En 2005 se ofreció una quita del 65% y lo aceptó el 75% de los acreedores y luego llegaron a ser hasta el 93%”, recordó.
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Por su parte Diego Ferro tiene su propia mirada. “Lo que he escuchado hasta ahora es que no quieren hacer corte en los bonistas en Nueva York, y eso es música para sus oídos, por eso vimos como hoy los activos argentinos subieron, pero en todo esto sólo veo un gran voluntarismo. A menos que tengan un plan serio, bien armado, con claridad fiscal no creo que sea posible avanzar. Bueno, puede que tengan el plan y no lo hayan mostrado todavía”, dijo.
En otro orden de cosa, Martín Guzmán viaja pronto a Nueva York para asistir al Council of América. Y está también la visita de Alberto Fernández al Vaticano. Siempre pueden aparecer nuevas puntas. Los economistas coinciden en que no se sabe aún qué cartas tiene guardadas el equipo económico. Pero todos cruzan los dedos para que en realidad las tengan.