La actividad económica puede ofrecerle al Gobierno una buena noticia muy pobre: es probable que en los próximos meses se corte la caída de producción industrial, pero no volverá a crecer, según coinciden los principales think tanks que monitorean las fábricas.
Sin dólares para asegurar insumos en la coyuntura, las grandes empresas no están dispuestas a darle gas al sector. “Está muy limitada la autorización de dólares del Banco Central para importar. En los sectores más grandes hay un desaliento a vender más porque eso implica endeudarse en dólares” para poder abastecerse de los insumos”, explicó el encargado del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina, Diego Coatz, para quien la industria va camino a un año de amesetamiento. “Puede dejar de caer pero no rebotar”, indicó. Según las mediciones de la UIA, la caída de casi 3% del año pasado dejó un arrastre de -1% para este año. Si se logra la estabilización, éste terminará en cero.
De acuerdo con Fausto Spotorno, economista de la consultora de Orlando J. Ferreres, el año puede cerrar con una caída del 2%. “Es difícil que haya un quiebre en la caída de la industria en este contexto”, dijo, aunque estimó que un acuerdo con los holdouts o la posibilidad de una emisión para financiar los insumos puede generar una recuperación. Hasta tanto, “se puede llegar a ver un repunte a partir de marzo o abril pero por la baja base de comparación de los meses anteriores. No sería una tendencia sino una fluctuación”.
Para el economista Bernardo Kosacoff, “la demanda es lo único que puede impulsar a la industria”, con aumentos salariales y planes específicos, pero advierte que “es difícil cambiar la tendencia de caída de los últimos años. Sobre todo porque influye la devaluación del real y el bajo nivel de actividad económica de Brasil, además de los otros componentes como la caída de las exportaciones de manufacturas de origen industria, la baja inversión y la falta de creación de empleo”.
Consumo sí, Brasil no. Según Coatz, “las paritarias y los planes de consumo pueden dar impulso pero todo depende de si en los próximos dos meses pueden conseguir financiamiento para los dólares que necesita la industria”. Brasil, con la devaluación del real que ayer llegó a 3,28 unidades por dólar, presenta un escenario peor al del año pasado para la industria argentina, aunque hay incertidumbre sobre si el impacto de la depreciación del real llevará al gobierno de Dilma Rousseff a intervenir para evitar que se siga devaluando la moneda.
“La industria viene estancada desde 2011”, recordó Spotorno. “La inversión es escasa y en infraestructura equivocada, como las compras de equipos electrógenos para evitar que los cortes de luz interrumpan la producción”.
“Las perspectivas para los próximos meses lucen complejas”, coincide FIEL, la consultora que dirige Daniel Artana. “Una potencial recuperación de la actividad requiere una mejora en el acceso a las divisas para la importación de insumos, al tiempo que la situación macroeconómica de Brasil suma desafíos a la producción local”. Según la consultora, en enero la caída interanual fue de 5,4% en enero, con lo que la “fase recesiva se extiende por veinte meses”, la tercera caída industrial más extendida desde 1980. Los últimos datos del sector de transporte de cargas, que permiten anticipar la actividad, dan cuenta de una “caída de volumen transportado y demoras en la cadena de pagos que plantean un escenario difícil al encarar el año”, según indicaron desde la Federación de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac), que el año pasado tuvo una caída del 20%.