La UNIPE nace en el año 2006 como Universidad Pedagógica Provincial. Desde su creación, la nueva universidad se centró en el desarrollo de la investigación y la formación docente, ocupando así un espacio vacante dentro del sistema universitario de nuestro país.
Desde el año 2009, Adrián Cannellotto se desempeña como rector de la UNIPE, institución que se convirtió en 2015, tras la sanción de la Ley de Nacionalización, en la Universidad Pedagógica Nacional. En diálogo con el suplemento Educación, Cannellotto profundizó sobre el rol de la UNIPE dentro del universo de la educación superior argentina y sobre los principales desafíos que atraviesa hoy la educación y la formación de los docentes.
- Desde su creación, la UNIPE se orienta a la investigación pedagógica y a la formación de docentes, directivos y funcionarios del sistema educativo. Por esta especificidad, ¿qué rol vino a ocupar la UNIPE dentro del sistema universitario? ¿A qué demandas y necesidades respondió su creación? ¿Cuáles son sus principales aportes dentro del universo de la educación superior en nuestro país?
Por su especificidad, la UNIPE viene a concentrar recursos para la investigación pedagógica y educativa, algo necesario para Argentina y América Latina. Contra la idea de que la innovación viene siempre de afuera, nosotros pensamos que no hay innovación sin investigación. Y, además, que esa innovación parte de un conocimiento certero de las tradiciones y corrientes pedagógicas -tecnológicas, laborales, etc.- que constituyeron y constituyen nuestra historia. La UNIPE viene también a potenciar la formación permanente de los educadores. Y lo hace ofreciendo, mediante un sistema de créditos internos, la posibilidad de construir una trayectoria formativa sistemática y orgánica. Esto es que alguien que hoy está trabajando en el sistema educativo puede empezar cursando un seminario o una diplomatura, o incluso iniciarse en el grado y proseguir hasta el doctorado, pasando por especializaciones y maestrías. Ya sea que se forme en áreas o disciplinas de la enseñanza, en torno a las políticas educativas, en la gestión y conducción o en cualquier otro tema, nuestras propuestas se construyen también en diálogo con las diversidades territoriales y de los sistemas educativos provinciales. Esto nos da un carácter federal.
La creación de la UNIPE respondió y responde a las necesidades que mencioné antes. Investigación especializada y producción de conocimiento de alto nivel, jerarquización de la formación permanente de los educadores, interrelación con las universidades nacionales que trabajan temas afines, con los institutos de formación docente y con otros actores, y producción de materiales pedagógicos. A nadie se le escapa que la formación de los educadores y la investigación de alto nivel son necesarias para una educación de calidad.
Sumado a lo anteriormente dicho, otro principal aporte de la UNIPE es la posibilidad de ofrecer una institución especializada donde los educadores pueden venir a plantear sus inquietudes formativas y buscar respuestas para resolver las múltiples cuestiones con las que se encuentran en las aulas a diario. Sin desatender otras cuestiones propias de lo educativo y pedagógico, nuestro fuerte es el trabajo sobre la enseñanza. Creemos que allí, en torno a la formación como eje central, a la transmisión de conocimientos y a los saberes que se ponen en juego para que ello ocurra, podemos hacer un aporte sustantivo para alcanzar una educación de calidad.
- Dada su organización en torno a la docencia y la investigación, ¿cuáles son las carreras que pueden estudiarse en la UNIPE?
En lo que atañe a la formación permanente, en la UNIPE los educadores pueden cursar una amplia oferta de diplomaturas, especializaciones y maestrías. A modo de ejemplo, la Diplomatura Superior en Estadísticas e Indicadores Educativos, las especializaciones en Educación Mediada por Tecnologías de la Información y la Comunicación; en la Enseñanza de la Matemática para la Escuela Secundaria; en Enseñanza de las Ciencias de la Naturaleza; en Educación, Políticas Públicas y Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes; en Políticas Educativas; y en Educación de jóvenes y adultos. Además de ello, dos maestrías: en Formación Docente y en Políticas Públicas en Educación.
En relación con la formación de grado, la UNIPE ofrece para profesores de escuelas primarias las licenciaturas (conocidas como Ciclos de Complementación Curricular) en la Enseñanza de la Matemática y en Enseñanza de la Lectura y la Escritura. Asimismo, ofrece los profesorados de Educación Secundaria y Superior en Historia y en Letras, el profesorado de Educación Primaria y el de Educación Inicial. Están en preparación los profesorados en Matemática, Física e Informática (en forma conjunta con la Fundación Sadovsky).
- Recientemente la UNIPE lanzó el primer Atlas de la educación argentina, publicación que analiza los principales indicadores educativos de los últimos 30 años. ¿Cuál es el objetivo fundamental del libro?
El Atlas tiene varios objetivos. El primero es mostrar una película: la de la educación en los años de la democracia argentina. Es una película en la que pueden verse logros y cuentas pendientes. Si bien es notorio lo que avanzamos como sociedad en materia de escolarización e inclusión escolar, aún falta. El segundo objetivo es poner en vinculación datos estadísticos con un análisis pormenorizado de los mismos. Es decir, ofrecer datos, pero al mismo tiempo contextualizarlos y explicarlos. Con esto intentamos llegar al gran público con un mensaje que no es el estereotipo al que nos tienen acostumbrados los medios masivos. Tercero, es mostrar que la educación es necesaria pero insuficiente para resolver los problemas sociales que enfrenta una sociedad tan desigual y fragmentada como la nuestra.
- En el Atlas se hace especial hincapié en que se le exige demasiado a la educación al pedirle que resuelva todos los problemas de desigualdad que tiene Argentina. En este sentido, ¿considera que depositar estas expectativas solo en la educación es no tener en cuenta el contexto político y económico?
Romper con las consecuencias de la pobreza y la marginación es algo que no puede hacerse sólo desde la educación. La educación pública es un arma poderosa pero no es suficiente. Esto no significa que no podamos mejorar. Más aún, tenemos y podemos hacerlo. Pero luego de tantos años de deterioro social, iluminado por algunos momentos de mejoría, es inevitable que eso diera como resultado una sociedad fragmentada y empobrecida. En este sentido, la educación no puede por sí sola hacer el trabajo que debe hacer la economía y el desarrollo productivo. Hoy tenemos más población escolarizada que en los años 70, más años de escolarización obligatoria y, sin embargo, la pobreza pasó del 5% al 40%.
- Por último, ¿cuáles son los principales desafíos que atraviesa hoy la educación y la formación de los docentes?
Junto a lo dicho anteriormente, enfrentamos los desafíos propios de un sistema que se expandió a lo largo de estos años. Un sistema más grande, complejo y diverso que incluye a las universidades. Un sistema que también tiene que dar cuenta de realidades muy diferentes en distintos lugares del país. Tenemos desafíos vinculados a la mejora de las condiciones edilicias, a la expansión de la cobertura en el nivel inicial, a las trayectorias de los estudiantes, a la terminalidad de la escuela secundaria, a la vinculación entre la educación y la formación para el trabajo y la universidad, a las condiciones laborales y salariales de los educadores, a la mercantilización de la educación como fenómeno global, al financiamiento educativo y a la jornada extendida. Todo ello hace a una educación de calidad.
En relación a la formación de los docentes, necesitamos repensar el puesto de trabajo y la carrera docente. Hoy la docencia requiere no sólo de educadores frente a alumnos, sino que requiere que esos educadores puedan transitar por distintas instancias dentro de una suerte de movilidad que no los saque del aula. Una movilidad que potencie su capacidad de intervención. Pienso en la necesidad de desarrollar capacidades e instancias institucionales (que sean reconocidas como parte de la carrera profesional) para la investigación pedagógica, para la producción de materiales, para el acompañamiento a los educadores que recién se inician, etc. Volver a reunir formación e investigación, es decir, formación y producción de conocimiento pedagógico es fundamental. En este sentido apunta también lo que antes decía en relación a contar con instancias de formación permanente que sean sistemáticas, orgánicas y contextualizadas, y que, por eso mismo, contribuyan a fundamentar y consolidar las estrategias pedagógicas que luego se ponen en juego en las escuelas.