Un estudio reciente elaborado por el Observatorio Educativo de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) da cuenta de un avance moderado en la cantidad de escuelas primarias con jornada completa: en el año 2018, el 22% de los establecimientos educativos argentinos ofrecía esta posibilidad. El informe, realizado por los investigadores Cristina Hisse y Leandro Bottinelli, plantea los desafíos pendientes para avanzar en la extensión del horario escolar.
“En Argentina, desde hace más de cincuenta años, existe un consenso acerca de que cuatro horas por día resultan insuficientes para todo lo que tienen que aprender los niños y las niñas en el nivel primario”, dice el estudio de la UNIPE. A partir de esta afirmación, que presenta uno de los mayores desafíos que tiene el sistema educativo en la actualidad, el informe ahonda en el tiempo escolar como variable de la calidad educativa.
En diálogo con el suplemento Educación, la investigadora Cristina Hisse reflexiona sobre las experiencias internacionales y locales en relación a la ampliación de la jornada escolar, al tiempo que profundiza sobre el impacto de la misma en los aprendizajes y las trayectorias escolares de los niños.
- En relación a la jornada extendida o doble jornada, ¿qué experiencias internacionales se destacan?
Al hablar de experiencias internacionales de ampliación de la jornada escolar podemos dividirlas en tres grupos. Algunos estudios de la OCDE, a partir de las pruebas PISA, confirmaron que la cantidad de horas de clase redunda en la mejora de los resultados de aprendizaje, en particular, en alumnos de bajo nivel socioeconómico. En este grupo de países ubicamos a Corea del Sur, Japón, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y EEUU.
En un segundo grupo, la extensión de la jornada escolar tiene un fundamento menos pedagógico ya que ponen el foco más bien en la organización social. Es decir, se promueve que los niños sean atendidos por la escuela durante la jornada laboral de sus padres. En este encuadre encontramos a Alemania, Dinamarca, España, Francia, Grecia, Italia y Portugal.
Un tercer grupo abarca los países latinoamericanos. Chile, Uruguay, Venezuela, Cuba y México comenzaron a implementar la ampliación escolar a partir de los ‘90. Chile y Cuba aplicaron un modelo universal: todas las escuelas son de jornada extendida con un tiempo que oscila entre dos y tres horas más. En el resto de las naciones, sólo un 10% de las instituciones educativas logró la ampliación de la jornada.
“La Ley Nacional de Educación establece que la ampliación de la jornada escolar es una política educativa destinada a compensar desigualdades socioeducativas (...), y no ser pensada únicamente en términos de resultados escolares sino en relación a poder ampliar el universo cultural de los niños (...)”. Cristina Hisse.
- En Argentina, ¿cuáles son las provincias con más cantidad de escuelas con jornada extendida?
Las provincias con más de un 40 % de jornada extendida y completa son Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Chubut, Mendoza, Río Negro y Tierra del Fuego. La jornada completa en su máxima expresión se cumple históricamente en la ciudad de Buenos Aires a partir de la década del 60, mientras que en el resto de las jurisdicciones varía con distintos modelos que oscilan entre 2 a 3 horas de extensión según las escuelas y la disponibilidad de espacios.
- A pesar del consenso generalizado acerca de que cuatro horas diarias no son suficientes para los alumnos, ¿existen evidencias sobre los resultados de la ampliación del tiempo escolar? Es decir, ¿los alumnos que concurren a escuelas con doble jornada tienen mejores resultados en las evaluaciones educativas?
Hay pocas evidencias científicas a nivel nacional sobre los resultados de la jornada extendida y/o completa. Existe una investigación del año 2009 de Juan José Llach que tiene como objeto de estudio la ciudad de Buenos Aires. Allí identifica un impacto positivo de la jornada completa en niños y niñas de escuela primaria sobre la tasa de graduación en la secundaria. No obstante, los alumnos no obtuvieron mejores resultados en las evaluaciones. Por ello, nos parece necesario deconstruir la asociación cuasimecánica entre ampliación de la jornada escolar y mejores resultados de aprendizaje en las disciplinas de lengua y matemática. De lo que se trata es de reflexionar sobre el sentido por el cual promovemos la ampliación de la jornada escolar. Como educadores sabemos que los nuevos contenidos, como lenguas extranjeras, saberes tecnológicos, artes, actividades deportivas, no pueden ser atendidas sin la extensión de la jornada escolar.
La Ley Nacional de Educación establece que la ampliación de la jornada escolar es una política educativa destinada a compensar desigualdades socioeducativas para los sectores más postergados, y no ser pensada únicamente en términos de resultados escolares sino en relación a poder ampliar el universo cultural de los niños y niñas pertenecientes a los sectores desfavorecidos.
Por último, la ampliación de la jornada escolar responde a un objetivo que no es de menor importancia como es el de considerar la organización familiar, lo que supone la atención de los chicos mientras sus padres trabajan. No queremos entonces focalizarnos en esta asociación entre jornada escolar y mejores resultados, en tanto, un niño que participa en diversas prácticas culturales como idiomas, tecnología, arte, y actividades físicas y recreativas, va a obtener mejoras en el desempeño escolar. En este sentido, la ampliación de la jornada tiene un impacto indirecto en el aprendizaje escolar, incide positivamente en el mismo siempre y cuando esté acompañada por un nuevo formato escolar, condiciones institucionales adecuadas y prácticas pedagógicas innovadoras. Está demostrado que la participación en actividades artísticas y deportivas -habituales en sectores medios y más ausente en sectores bajos- favorece la autoestima de los chicos, la confianza en ellos mismos, la seguridad y, por ende, optimiza el desempeño escolar.