EDUCACIóN
Ciclo de entrevistas organizado por docentes y nodocentes universitarios

Universidad y género

La socióloga e historiadora feminista, Dora Barrancos reflexionó, entre otros temas, sobre cómo afecta el teletrabajo en pandemia a las mujeres y sobre la lucha feminista en el ámbito universitario.

Dora Barrancos ADUBA
| ADUBA

Una de las problemáticas que ha expuesto el particular contexto que atravesamos es cómo el vínculo entre el teletrabajo y las tareas domésticas y de cuidado afecta en mayor medida a las mujeres. Cómo conciliar esos espacios es un viejo dilema que, según manifiesta la historiadora, socióloga y feminista Dora Barrancos, se trata de un complejo situacional histórico en las mujeres y en la crítica de los feminismos, y que hoy el contexto de pandemia tensiona: “la vida pública se introdujo en la vida doméstica, de modo que se superpone a ella, y carecemos de aquel tabicamiento, de temporalidades domésticas. Lo que está ocurriendo es una extensión de la jornada laboral”, reflexiona la especialista en una nueva edición del ciclo de entrevistas y conferencias conjuntas entre la Asociación de Docentes de la UBA (ADUBA) y el sindicato Nodocente APUBA.

“La pandemia ha dado un nuevo significado a un esquema social tan antiguo como la división entre la actividad económica, propia del espacio público, y la actividad reproductiva y doméstica, propia del espacio privado”, explica Barrancos.

“Además, -sostuvo- en las mujeres el teletrabajo está significando una sobredosis de trabajo, particularmente cuando tienen que aceptar todo lo que demanda la vida reproductiva doméstica”. Respecto del rol de los sindicatos docentes y nodocentes, sostuvo que estos deben dar cuenta de ello, considerando las altas tasas de feminización en ambos casos. 

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Barrancos también se refirió a la implementación de los protocolos de género en la universidad y la necesidad de que este arraigue en la significación mayor de las violencias, “de las inconductas, de los desarreglos típicos que tiene la conducta patriarcal, tan naturalizadas y propias, sobre todo, en las cofradías de varones”. Al respecto, advirtió sobre la necesidad de aplicarse una ampliación de la información, que debe ir más allá del dictado de una materia o de una conferencia, sino que debe adentrarse en la currícula disciplinaria de la universidad. 

En consonancia con estas problemáticas, otra de las cuestiones abordadas fue la paridad de género en la Universidad de Buenos Aires, y el camino para garantizar la diversidad de géneros en puestos de distintas jerarquías y de toma de decisión. Ante la pregunta, Barrancos fue rotunda: “la Universidad debe resolver con normas la cuestión de los cargos”, y señaló que su distribución debe ser paritaria, una tarea que requiere de mucha movilización por parte de las mujeres. “Se puede hacer pero depende de una gran potencia para modificar las normas y de colectivos insistentes. Nada va a ser obsequiado, debe haber una gran constancia militante, especialmente en las fuerzas sindicales más activas”, dijo. 

Barrancos también dejó algunas definiciones vinculadas al lenguaje. “En el mundo entero se tramita el lenguaje inclusivo, no es un invento de adolescentes de algunos colegios distinguidos de la ciudad de Buenos Aires”, expresó, al tiempo que concluyó que el lenguaje es profundamente político y arbitrario.