Su trayectoria estudiantil es un ejemplo de quienes pueden acceder a la educación superior gracias a las universidades ubicadas en zonas periféricas y de alta vulnerabilidad socioeducativa. “Por eso le digo a todas las personas que se puede, que no hay limitaciones económicas, de clase social. Tienen que valorar y aprovechar a la UNDEC porque es gratuita y pública”, expresó Mario Gaitán, el primer graduado en modalidad remota de la Universidad Nacional de Chilecito (UNDEC).
La UNDEC, creada en 2003, está inscripta en el contexto urbano-rural de esa ciudad del interior de La Rioja, donde se estima que cerca del 90% de los estudiantes son primera generación de universitarios en sus familias. Por fuera de la UNDEC, la oferta de estudios se basa casi exclusivamente en institutos de formación docente. Es por ello que la institución propone responder a la demanda por estudios de nivel superior que permitan una rápida inserción laboral y den soluciones a las necesidades de la región.
“Mi sueño siempre fue ser abogado”, cuenta Mario en una entrevista realizada por el área de comunicación institucional de la UNDEC, y recuerda que el impulso final le llegó en 2007, luego de quedar sin trabajo y pasar por múltiples ocupaciones. Entonces abrió una pollería, que le alcanzaba para subsistir, pero se sentía insatisfecho: “Bajaba cajones de 20 kilos desde las 7 de la mañana. En ese momento mi vida hizo un clic y dije: no quiero llegar a los 50 cargando cajones, quiero jubilarme siendo abogado en mi estudio jurídico. A partir de ahí me inscribí en la carrera”.
Al igual que muchos estudiantes chileciteños, Mario destaca el acompañamiento de sus docentes. “Tuve la suerte de tener excelentes profesores, y la enseñanza personalizada, al estar tan cerca ellos, es impagable. Yo los escuchaba y decía: quiero ser como ustedes cuando me reciba. Y por suerte hoy pude hacerlo”. También resalta el apoyo familiar, en especial de Natalia, su esposa: “Ella fue un pilar fundamental porque el sacrificio económico fue grande para los dos, dejamos de hacer cosas juntos para que yo pudiera comprar libros”.
Un egreso diferente
Ante la emergencia desatada por la pandemia del coronavirus, la UNDEC, al igual que todo el sistema educativo, debió adaptar sus actividades académicas a la modalidad virtual.
Entre otras acciones, se crearon 580 espacios virtuales con más de 5.000 usuarios en el Campus Virtual y se habilitaron mesas especiales de exámenes finales para quienes les restaran tres asignaturas o menos para egresar. Este fue el caso de Mario que, tras años de esfuerzos, solo le quedaba rendir una materia: Ética Profesional y Práctica Forense.
Ya en diciembre, durante una visita a la ciudad de Córdoba, Mario había comprado el traje que estrenaría el día de su egreso. Todo estaba listo el jueves 2, pero durante las pruebas técnicas previas al examen surgieron algunos inconvenientes. Su conexión a internet era defectuosa y la antigüedad de la computadora no ayudaba. Se ponía de manifiesto uno de los problemas que habitualmente deben afrontar muchos estudiantes: la desigualdad en el acceso a la tecnología y la brecha digital dificultan el pleno acceso a la educación superior.
Una encuesta elaborada en abril por la Secretaría Académica, de la que participaron 648 alumnos, ya alertaba sobre situaciones como esta. Más de la mitad de los estudiantes (53,1%) de la UNDEC calificaron como regular su conexión a internet y casi un cuarto (23,5%) como mala. En lo que respecta a los dispositivos para acceder a internet, el celular (85%) resultó el más utilizado, seguido por la computadora portátil (51%). Las autoridades académicas previeron de esta manera que el deficiente funcionamiento de las conexiones podía convertirse en un problema a la hora de pensar alternativas virtuales de evaluaciones finales.
Finalmente, la familia funcionó de apoyo: su cuñada le prestó la computadora y fue a rendir a la casa de su suegra, que cuenta con una mejor conexión. Desde allí, frente al tribunal examinador, Mario rindió con éxito el último examen final para convertirse en abogado.
La UNDEC y su contexto
La Universidad Nacional de Chilecito está ubicada en Chilecito, La Rioja, ciudad cabecera del departamento de mismo nombre. Se trata de uno de los centros urbanos más importantes de la región de los Valles Áridos del noroeste argentino, luego de las ciudades de La Rioja, San Fernando del Valle de Catamarca y San Juan. El valle Antinaco - Los Colorados en que se encuentra la ciudad está situado entre el Nevado de Famatina y el cordón de la Sierra del Velasco.
Según datos del Censo 2010, la población local asciende a 60 mil personas: unas 50 mil se concentran en el casco urbano de Chilecito y el resto en distritos rurales aledaños (Vichigasta, Nonogasta, Sañogasta, Miranda, Guanchín, San Miguel, Santa Florentina, Los Sarmientos, San Nicolás, Malligasta, Anguinán, Tilumuqui y La Puntilla). Los habitantes se dedican en gran parte a la actividad agropecuaria ya que, pese al marcado déficit hídrico de la región, es la zona de mayor producción agroindustrial de La Rioja. Las actividades económicas principales son las vitivinícolas, olivícolas y nogaleras, para cuyo riego se dispone del agua derivada de las nieves del Famatina y de perforaciones.
“Además de los académicos, otro de sus objetivos principales es contribuir, a través del desarrollo científico y tecnológico, al crecimiento del desarrollo local y a la sustentabilidad de proyectos vinculados con la comunidad, aprovechando para ello las características propias de la región”, expresan desde la universidad. La UNDEC se encuentra en una etapa de fortalecimiento de sus capacidades científico-tecnológicas, por ejemplo, con el desarrollo del Laboratorio de Alta Complejidad (LAC) para la investigación y el servicio de análisis químicos, biológicos y toxicológicos que satisfaga las necesidades de los servicios de control y de investigación del sector agroindustrial y estatal de la región.
