EDUCACIóN
Nuevas miradas

Los caminos de la filosofía: ¿preguntarse o responder?

A partir de la advertencia de que lo importante no son las respuestas sino la formulación de las preguntas, la filosofía se abre -cada vez con mayor fuerza- lugar entre los lectores no académicos. Lo cierto es que uno de los secretos que la vuelven tan seductora, es su capacidad de preguntarse por todo, incluso por sigo misma. El Suplemento Educación dialogó con Tomás Balmaceda y María Luisa Femenías, dos especialistas en la temática quienes desde su área de estudio nos cuentan sus visiones.

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Mediciones. Si más chicas avanzan en su educación, pueden generar un 68% más de productividad. | shutterstock

A partir de la advertencia de que lo importante no son las respuestas sino la formulación de las preguntas, la filosofía se abre -cada vez con mayor fuerza- lugar entre los lectores no académicos. Lo cierto es que uno de los secretos que la vuelven tan seductora, es su capacidad de preguntarse por todo, incluso por sigo misma.

El Suplemento Educación dialogó el filósofo Tomás Balmaceda y la filósofa María Luisa Femenías, dos especialistas en la temática quienes desde sus respectivas áreas de estudio nos cuentan sus visiones.

Por Leandro Bruni*

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¿Cuál es el objetivo de la filosofía?

“A diferencia de otras disciplinas humanistas, la naturaleza de la filosofía permite que no tenga una única definición. Entre colegas solemos bromear diciendo que, si le preguntás a un filósofo o filósofa qué es la filosofía, tendrás una definición; si juntás a dos tendrás dos y si reunís a tres, posiblemente tengas cuatro o cinco, porque además de las propias, seguramente se unan a crear nuevas a partir de la discusión entre ellos”, señala el filósofo Tomás Balmaceda, autor del libro #Piénsalo: 10 casos para filosofía (Ediciones Lea).

“La filosofía tiene muchas tradiciones y muchos objetivos. Aún están los que creen, como hace varios siglos, que la filosofía debe ocuparse de “los temas profundos”, como el sentido de la vida la muerte; pero también están los que la ven como un espacio de reflexión sin aplicación utilitaria inmediata o los que sostienen que debe ser garante de corrección de otras disciplinas como las científicas. Muchas de las definiciones de la filosofía son excluyentes e incompatibles entre sí. No creo que esto sea una deficiencia, sino todo lo contrario: es provocador y diferente tener una disciplina que no se queda en el molde y que cuestiona todo, incluso su propia naturaleza. En lo personal, me gusta pensar a la filosofía como la disciplina que trabaja con conceptos: los crea, los modifica y evalúa si están bien usados” señala Balmaceda.

Por su parte, María Luisa Femenías, filósofa y autora de Ellas lo pensaron antes (Ediciones Lea) esgrime que “yo creo que la filosofía es un pensamiento crítico (no una ciencia), tanto de su época como de su propia historia y de la situación circundante. No creo que tenga un sólo objetivo, sino que más bien muchos, de diferente nivel de abstracción y carácter. En general, lo que la caracteriza es la capacidad crítica, conceptual, interpretativo-explicativa; para algunos filósofos es la búsqueda de un "saber sin supuestos" o al menos de hacerlos consciente, revisándolos, haciéndolos explícitos; para otros es fundamentalmente una construcción argumentativa que al tiempo que examina los conocimientos y/o las ciencias les da fundamento. No todos coincidirían en que conocer los contextos sea fundamental al quehacer filosófico, sin embargo yo creo que no se puede dejar de tener en cuenta cómo y bajo qué circunstancias se ha ido construyendo el edificio filosófico, porque ello permite dar cuenta de algunos preconceptos que han regido su elaboración o por lo menos su transmisión de generación en generación de filósofos. Y uso "filósofos" en el sentido del masculino (no del genérico humano que incluiría filósofos y filósofas) porque las mujeres no han sido histórica o tradicionalmente eslabón en la cadena de trasmisión del pensamiento filosófico por diversos motivos que hace a la filosofía revisar. En última instancia, es importante conocer los contextos porque, si hemos de tomar críticamente en consideración la teoría deleuziana de los flujos, las prohibiciones forman parte de las barreras que los encausan, y esa podría ser una manera interesante de explicar lo que podríamos denominar "mecanismos de exclusión" de las contribuciones de las mujeres, y de su transmisión histórica en beneficio tácito de los varones filósofos como portadores natos de la "La Razón".   

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Para muchos, acercarse a la filosofía es acercarse a un terreno hostil. Ya sea porque no son universitarios, porque nunca leyeron un libro de texto (completo) en sus vidas o por el prejuicio que rodea a los filósofos ¿Por dónde comenzar? 

 “Quizá por su longevidad o por la manera en la que ha sido presentada en la educación a lo largo de los años, la filosofía suele estar envuelta en un halo de misterio o dificultad que esconde que es una de las actividades más cercanas y humanas que existen. Todos contamos con la posibilidad de hacernos preguntas, de cuestionar lo dado, de crear conceptos para dar sentido a nuestras experiencias, de argumentar a favor o en contra de alguna posición. El ejercicio de la filosofía como una profesión sí requiere mucho estudio y trabajo, tal como deja en claro cualquier plan de estudios universitario de la carrera, pero la actitud filosófica es nuestra actitud natural frente al mundo: la sorpresa, el cuestionamiento, la curiosidad y las ganas de darle sentido a los hechos y objetos que nos rodean”, señala el autor de #Piénsalo: 10 casos para filosofía (Ediciones Lea).

¿Es el escepticismo filosófico el mejor aliado a la hora de comenzar a pensar en términos filosóficos?

“El asombro es un buen punto de partida para filosofar, no tomar nada por sentado y usar los cuestionamientos, los “¿por qué?”, como un martillo para ir demoliendo creencias y conocimientos que parecen escritos en piedra. En ese sentido, el escepticismo es un buen punto de partida o cualquier cuestionamiento”, señala Balmaceda.

¿Qué libro/autor/idea suele ser un buen punto de partida?

“A mí me gusta recomendar para empezar a leer filosofía “Meditaciones metafísicas” de René Descartes o “El Banquete” de Platón”” concluye el filósofo.

En el día a día tenemos que tomar decisiones, y con ellas estamos inclinándonos por una verdad. ¿Es posible vivir hoy con absoluto escepticismo tal y como lo hacía Pirrón?

“El escepticismo filosófico es una actitud atractiva para la reflexión de nuestra vida y tareas pero no estoy seguro de que sea la mejor manera de encarar nuestra vida cotidiana porque no conduce necesariamente a la acción y vivimos en un mundo cruzado por la necesidad de ser productivos. Uno puede enfrentar ese mandato productivo, que tiene como contrapartida el consumismo, pero no creo que el quietismo sea una solución accesible a todos”, asegura Balmaceda.

¿Cuál es el aporte de las filósofas a la filosofía?

“En principio, la filosofía "aporta" ante todo un saber crítico, según algunos filósofos, una visión compleja del mundo; según otros, al mundo mismo. Si fuera lo primero, se estarían "olvidando" de los aportes de un conjunto determinado a priori de personas: las mujeres, al punto de no haberlas considerado "personas" en absoluto por demasiados siglos; si fuera lo segundo, se construiría un "mundo sin mujeres", es decir, sexualmente sesgado. Y en este caso, históricamente no se aplicaría en paralelo la exclusión de la opción gay, que es históricamente muy compleja y en la actualidad deudora de la moral decimonónica, más que de trayectorias históricas más prolongadas en el tiempo. En todo caso, las mujeres pudieron aportar a la filosofía lo que aportaron los varones: una mirada/lectura crítica y problemática de la realidad. Y si hicieron algún aporte "específico" fue y es, en la mayoría de los casos, la denuncia del hecho de que el pensamiento filosófico fue (y probablemente aún lo sea) sexista en tanto se las excluyó a priori  del ámbito del conocimiento, del reconocimiento y de la producción cultural y socio-histórica en general lo que permite concluir que no solo de la memoria filosófica quedaron excluidas sino de la memoria de las artes y las ciencias en general, al menos hasta tiempos muy recientes (y de modo oscilante). Y prefiero el término "sexista" porque como el término "racista" (que también le cabe, aunque de diferente modo) hace obvia la exclusión que genera” concluye la autora de Ellas lo pensaron antes (Ediciones Lea).

*Politólogo, sociólogo, docente e investigador (UBA) @leandro_bruni