EDUCACIóN
Entrevista a Hugo Pardo Kuklinski

“Los docentes universitarios deben transformarse en diseñadores de experiencias de aprendizaje”

El especialista invita a repensar el rol de la universidad frente a las nuevas demandas sociales y los desafíos del futuro. Invitado por la Asociación de Docentes de la UBA (ADUBA) y la Universidad de Buenos Aires (UBA), el autor de “Expandir la universidad más allá de la enseñanza remota de emergencia. Ideas hacia un modelo híbrido postpandemia”, brindará una conferencia virtual en el marco del bicentenario de la UBA.

Hugo Pardo Kuklinski
| Hugo Pardo Kuklinski

Graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Hugo Pardo Kuklinski es un producto de la educación pública argentina, tal como él mismo se define. También es fundador y director general de Outliers School y doctor en Comunicación por la Universitat Autónoma de Barcelona.

En tiempos donde los docentes necesitan encontrar alternativas y sumar herramientas para incorporar la virtualidad a su quehacer cotidiano, Kuklinski se ha convertido en una referencia obligada, dado invita a pensar qué puede hacer la universidad para anticipar los problemas del futuro, alinear los esfuerzos académicos por comprender la realidad, avanzar en investigación, promover debates, ingresar definitivamente a la era digital, entre los desafíos que plantea el nuevo siglo que atravesamos.

Invitado por la Asociación de Docentes de la UBA (ADUBA) y la Universidad de Buenos Aires, el argentino -que actualmente reside en España- brindará una conferencia magistral en el marco de la Maestría de Formación Docente, como parte de las actividades organizadas por la Universidad de Buenos Aires en su bicentenario.

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El autor de la recientemente publicación “Expandir la universidad más allá de la enseñanza remota de emergencia. Ideas hacia un modelo híbrido postpandemia”, destaca el rol de la universidad en el contexto de pandemia, al tiempo que se cuestiona por qué los sistemas universitarios no han logrado avanzar más hacia la cultura digital, algo que la crisis sanitaria dejó más expuesto.  “Más de veinte años después del inicio de la revolución digital, la mayoría de las universidades siguen sin poder adaptarse a la cultura digital para poder enseñar de manera híbrida. Deberían preguntarse cuáles fueron las oportunidades perdidas hasta ahora y cuáles fueron las que perderán en diez años si no aceleran su adaptación”, plantea Kuklinski.

- ¿Cuál es el rol de la universidad en el contexto actual de pandemia y en el escenario futuro de la postpandemia?

El sistema universitario tiene un rol central en cualquier coyuntura social. No solo para pensar la sociedad, sino también para contribuir al diseño de modelos de desarrollo innovadores, sostenibles y justos. Y especialmente para diseñar innovación disruptiva: mover a la sociedad hacia los conocimientos de frontera y sus aplicaciones, hacia la sociedad de futuro deseada, no la impuesta.

¿Cuál conducta social del presente nos avergonzará en veinte años? La universidad ya debería saberlo y diseñar las soluciones desde las fronteras de la innovación hacia al statu quo de mercado. Una universidad en diálogo con su sociedad no es solo una universidad crítica con la coyuntura política desde el discurso y el texto, sino una que diseña las mejores soluciones de futuro. Un futuro que nos traerá varias Internets e inhackeables, medicina híper-personalizada, monedas digitales, drogas antiedad, tecnologías limpias en todo lugar, nuevas transparencias de gobierno, políticas globales con supranacionalidad, inteligencia artificial embebida en casi todo para tomar mejores decisiones, y sobre una revisión total del mundo del trabajo. ¿Qué universidad argentina está pensando y codiseñando los prototipos de este futuro, pasando de lo abstracto a lo concreto? ¿En qué plataformas puedo consultar esas soluciones? ¿Cuántas patentes se desarrollarán?

Sobre la universidad postpandemia, publicamos un ensayo hace justamente un año junto a Cristóbal Cobo. Más de veinte años después del inicio de la revolución digital, la mayoría de las universidades siguen sin poder adaptarse a la cultura digital para poder enseñar de manera híbrida. Deberían preguntarse cuáles fueron las oportunidades perdidas hasta ahora y cuáles fueron las que perderán en diez años si no aceleran su adaptación. Existe una gran cantidad de redes sociales distractoras que son más atractivas para los jóvenes que la mayoría de las narrativas multimedias académicas de las universidades. El formato TED -nacido hace más de veinte años atrás- ya nos alertaba sobre el poder de una buena producción y guion para la comunicación académica asincrónica. Es ahora el momento de optimizar el aprendizaje, vivir un campus híbrido y expandir la universidad. El trabajo que hacemos desde Outliers School es ayudar a las universidades en toda Iberoamérica a que se desarrollen en este sentido híbrido y con innovación transversal. En Argentina estamos haciendo un gran trabajo con el equipo de Facundo Manes y la Fundación INECO: una experiencia única de formación en neurociencias que se conocerá en pocos meses.

- En Argentina, durante los últimos años se avanzó mucho en el acceso al sistema universitario, a través de la creación de universidades nuevas con un principio federal. Se descentralizó así el sistema. Esa cercanía quedó puesta en duda con la llegada del COVID-19 y el aislamiento obligatorio, y la distancia dejó de ser un factor determinante para estudiar. En este sentido, ¿el uso de la tecnología y la virtualidad forzada en los contextos de aislamiento es una nueva manera de estar cerca o de alejarse? ¿Se resignifica el vínculo entre los profesores y los estudiantes con la universidad, y entre los profesores y estudiantes entre sí?

Te respondo con más preguntas. ¿Cómo justificarán las instituciones superiores que miles de estudiantes muevan sus cuerpos -generando una huella de carbono e invirtiendo tiempo y dinero- para trasladarse hacia el campus y vivir una experiencia de aprendizaje de igual o menor relevancia a la que vivieron durante la pandemia? Cuando finalice el confinamiento, ¿cómo se aprovechará esta crisis para una integración del aprendizaje híbrido y la superación definitiva del binomio presencial-virtual? ¿La hibridación podrá ser el argumento principal para que las universidades desarmen el modelo compartimentado de las asignaturas y ofrezcan múltiples itinerarios de aprendizaje, flexibles y autogestionados por el estudiante? ¿Será la oportunidad definitiva para romper el estigma de que el aprendizaje a distancia es de menor calidad que el presencial?

Soy un producto de la educación pública argentina, de todos sus niveles: la escuela pública normal y la UBA. Nunca había ido a una institución privada en mi vida hasta que me aceptaron para hacer el post-doctotorado en Stanford U, en 2007. El modelo de acceso irrestricto y gratuito del Ciclo Básico Común de la UBA ha sido en su momento una gran innovación disruptiva de la que podemos presumir ante otros países de Iberoamérica. Acceder a la universidad pública en Brasil o en Colombia es muy difícil. Debes tener una elevada nota de corte y entonces muchos jóvenes de bajos recursos quedan fuera del sistema porque su nivel es bajo para aprobar con nota alta el examen de ingreso, y tampoco tienen los recursos para estudiar en una universidad privada. En consecuencia, quedan fuera de la universidad para siempre. Respeto total al CBC y la UBA, así como a las nuevas universidades federales. El desafío que nos trajo la pandemia es la mejora acelerada de las formas de enseñanza-aprendizaje, con una mayor interacción con los estudiantes y con la creación de comunidades digitales de alto valor diferencial. Las universidades deben saber que poseen dos campus, uno físico y otro digital. Sin caer en el solucionismo tecnológico, los edificios digitales universitarios son aún edificios en cimientos. Muy pocos están realmente preparados para el modelo híbrido.

- ¿Consideras que la institución universitaria se fortalece con esta nueva realidad, ampliando su alcance, adaptándose a las nuevas necesidades y demandas de la comunidad? ¿O pensás que se debilita, se retrae frente a otras alternativas de intercambio de conocimiento no tradicionales, con las que comparte en pie de igualdad gracias a internet?

Se fortalece porque el cisne negro de la pandemia aceleró sus transformaciones. Esta situación de emergencia global debiera ser el punto de partida definitivo para disipar fronteras arquitectónicas, consolidar procesos de innovación en las formas de enseñanza remota y naturalizar la cultura digital en la educación superior. Esta oportunidad debe ser pensada a la vez como un desafío institucional, uno para los docentes y también un reto de los propios estudiantes. Es el momento exacto para el fomento de incubadoras de ideación ágil y laboratorios permanentes de innovación docente. Se debe poner énfasis en acelerar procesos de transformación académica con un mayor sentido de urgencia; diseñar experiencias de aprendizaje centradas en el estudiante y no en el perfil y saberes de profesores y gestores.  Pero ojo con las modas edtech. Ahora es Clubhouse y luego habrá lo nuevo de lo nuevo. Martin Weller (2020) escribe sobre el ritmo diferente de los cambios en la educación superior: “La tecnología educativa no es un juego para impacientes. Las universidades están aquí mucho tiempo antes que Google y esa longevidad es parte de su atractivo. Esto implica un cierto conservadurismo con respecto a las tendencias actuales, una resistencia a abandonar prácticas existentes en favor de la última tecnología." La Web lleva treinta y un años. Más de la mitad del planeta tiene acceso a algún tipo de contenido en línea. Sin embargo, existe una conectividad de tipo tecnológica y otra cognitiva y conceptual que sigue presentándose como un desafío central para muchas instituciones de educación superior.

- En esta dirección, ¿cómo pensás que será la universidad en los próximos diez años?  ¿Qué recomendaría a los rectores o a las autoridades educativas para acompañar estos procesos en beneficio de la comunidad?

En el libro, sobre la expansión de la universidad hablamos de dos ejes de trabajo para los gestores: el rediseño de la interfaz campus y la apropiación tecnológica. En la interfaz campus, hablamos de pensar la universidad como una comunidad, disminuyendo la dependencia desmedida de las asignaturas, del espacio físico del aula y de las sesiones teóricas. También de la reinvención holística de los años de presencialidad o cursada. La universidad debe ser el espacio simbólico más atractivo para un joven: debe ser academia y bar, un espacio para construir cultura ciudadana, redes profesionales y afectivas, para formarse intelectualmente pero también protegiendo la salud mental y física. Mucho de eso se hace fuera del aula.

Con respecto a la apropiación tecnológica, los gestores deben evitar las brechas digitales, garantizando el acceso al hardware, el software y la conectividad en la expansión digital del campus. También sería deseable ver universidades promoviendo sinergias y sociedades específicas con startups educativas. Y por último hablamos de dos campos casi desconocidos para la gestión universitaria pública argentina: la analítica del aprendizaje y la adopción de la inteligencia artificial. Mejor información para universidades más inteligentes y con mayor eficiencia en la gestión de sus recursos.

Que una organización carezca de estrategias de innovación continua no suele ser responsabilidad del conformismo o la incapacidad de los empleados de las jerarquías menores, sino de la falta de prioridad directiva en estos procesos. La experiencia de más de una década trabajando en ideación ágil en la educación superior nos ha enseñado que a pesar de surgir muchas ideas en el proceso creativo, solo son implementadas cuando la jerarquía está comprometida con todo el proceso, avala, acompaña, visibiliza y financia las ideas surgidas.

- En relación con el trabajo realizado desde tus emprendimientos, tanto empresariales como en el último libro, ¿Cómo evalúas la formación de los docentes y cómo consideras que deben hacerlo para poder transitar estos desafíos?

Sugerimos que los docentes universitarios deberían dejar de ser meros divulgadores de contenidos y transformarse en diseñadores de experiencias de aprendizaje. Cualquier diseño instruccional riguroso conlleva a buenas prácticas docentes, especialmente en la distancia, donde el margen de improvisación debe ser menor para no afectar la experiencia de usuario. Ese rigor puesto en fases de cocreación que ayuden a pensar diseños pedagógicos de rápida ejecución, baratos, innovadores, deseables (para el estudiante) y con múltiples iteraciones, no parece estar aplicándose en las experiencias inéditas a las que nos obliga la crisis sanitaria global. Existe un abuso de la intuición y poca cultura de diseño con demasiada improvisación. Por otra parte, en la universidad argentina -especialmente en al ciencias sociales- existe mucha conversación y poco laboratorio: muchas clases teóricas y poco emprendimiento social con fines de mercado. Cuando estudiaba Ciencias Sociales en la UBA, siempre tenía envidia a lo que se sucedía en la Ciudad Universitaria.

Conferencia en Buenos Aires

Organizada por la Secretaría de Asuntos Académicos de la UBA y la Asociación de Docentes de la UBA (ADUBA), Kuklinski -acompañado por Cristóbal Cobo, brindará el próximo viernes 28 de mayo, a las 17, la conferencia virtual Los desafíos de la Universidad postpandemia.

La apertura y presentación de la actividad, realizada en el marco del bicentenario de la UBA, estará a cargo de María Catalina Nosiglia, secretaria de Asuntos Académicos de la UBA, y Daniel Ricci, secretario general de ADUBA. El encuentro será transmitido por el Canal de YouTube de UBA Citep.