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Memorias de un sociólogo político

Entre sus novedades editoriales más recientes, La Crujía acaba de publicar “Julio Aurelio: Memorias de un sociólogo político”, obra que propone un recorrido intenso por la historia política, social, cultural y económica reciente desde la información rigurosa del reconocido especialista

Memorias de un sociólogo político
| La Crujía

Editorial La Crujía presentó la obra de Julio Aurelio, una propuesta basada en la información obtenida bajo la rigurosidad metodológica y estadística de sus investigaciones, que tiene el atractivo de partir de la experiencia y la acción de uno de los protagonistas destacados de muchos de los procesos políticos que marcaron la segunda mitad del siglo XX.

No solo como especialista en opinión pública, sino también como analista político, el reconocido sociólogo Julio Aurelio -artífice de los pronósticos más resonantes en cuanto a la exactitud en anticipar resultados electorales, y orientador estratégico de ex presidentes nacionales e internacionales y decenas de gobernadores, alcaldes, ministros y legisladores- invita a revisar y repensar los procesos sociopolíticos, los debates teóricos, las discusiones metodológicas y los principales acontecimientos que marcaron la larga marcha de la opinión pública en este mundo cambiante que le tocó vivir.

Para profundizar sobre su legado y la relevancia de su obra, el suplemento Educación dialogó con sus hijos Alexia, Federico y Juan Manuel, miembros de la Consultora Aresco, plataforma a través de la cual Julio construyó su trayectoria en el campo de la investigación electoral y de la comunicación política.

 

- Por su contemporaneidad, Julio Aurelio logró influir, estimular y alentar a distintas generaciones de sociólogos, encuestadores y consultores entre la década de 1980 y la actualidad. Con la llegada de “Julio Aurelio: Memorias de un sociólogo político”, futuras generaciones podrán seguir aprendiendo de su camino y su legado. ¿Cuáles consideran que fueron los aportes fundamentales de Julio en materia de confección e interpretación de encuestas? ¿Cuál fue el aporte técnico que realizó?

En primer lugar, entendemos que, al tratarse de una experiencia tan iniciática, tan pionera en la materia, Julio ha sido testigo y protagonista de lo que podría pensarse como la fundación de la sociología científica/metodológica en la Argentina. Cuando él inicia sus estudios, la opinión pública no tenía el estatus de área de investigación o campo de investigación expreso, como lo tuvo tiempo después. Sus primeros trabajos como investigador, por los años 60, le dieron la oportunidad de participar en algunos estudios que incluían la problemática de la opinión pública, distintos diagnósticos socioeconómicos que lo fueron orientando hacia la metodología de la investigación social.

En este sentido, el libro no deja de ser una cierta genealogía de las condiciones de posibilidad de esa emergencia (cómo ha sido posible que esta práctica, hoy ya bastante naturalizada socialmente, se constituya e institucionalice como tal). Esta historia, contada en primera persona por el propio Julio, resulta sin dudas una potente caja de herramientas para todos aquellos que aún hoy se enfrentan al desafío de la sociología como ciencia aplicada.  

En segundo lugar, el libro aborda distintos análisis y experiencias que echan luz sobre, al menos, cuatro ejes centrales vinculados a la investigación sociológica aplicada: 1) Disciplina y rigurosidad metodológica, acompañada de una cada vez más necesaria innovación metodológica; 2) Investigación propia y formación permanente como complemento de cualquier plan de estudios posible; 3) Ponderación adecuada, inspirada en los criterios pertinentes y la utilización de la experiencia (lo que supone una cuota necesaria e inevitable de interpretación); 4) Comprensión de la relevancia de la aplicación de encuestas para la toma de decisiones y conciencia de los riesgos e impactos múltiples que supone la difusión de un pronóstico electoral.

-Han proliferado en los últimos años distintas ofertas académicas para formar sociólogos políticos, encuestadores o consultores políticos. Sin embargo, cuando Julio dio sus primeros pasos por el mundo académico, esto era diferente. ¿Cómo impactaron la formación académica, los intereses y los primeros trabajos de Julio en su posterior obra?

La respuesta a esta pregunta está tal vez en la propia formación de Julio, que, en cierto sentido, es la que quiso compartir como inspiración para otros y otras: eso de la importancia de la educación académica, pero necesaria e inevitablemente imbricada y complementada con la experiencia empírica. Ya en su adolescencia, en su militancia en la Acción Católica, se dedicó a implementar y mejorar en su territorio esa suerte de censo que fue la Gran Misión de Buenos Aires (siendo un adolescente, tuve lo que hoy interpreto como mi primera experiencia práctica en la disciplina que abrazaría con tanta pasión tiempo después”, señalaba).

Julio fue de esa escuela del trabajo de campo, de la necesidad de recorrer el espacio de investigación, ese caminar-preguntando que consideraba central a cualquier formación y rigurosidad académica. Su paso por España supuso un sinfín de viajes por las regiones autonómicas, buscando singularidades, identidades, continuidades y discontinuidades. Esa experiencia del territorio, de la investigación empírica, que ningún libro puede sustituir. “Lo que siempre me apasionó fue meterme en profundidad en las investigaciones de campo, captando en forma directa las inquietudes y las motivaciones de la gente”, contaba Julio hace apenas unos años.

- Si algo queda expuesto en este libro es que la opinión pública es dinámica, por lo cual su lectura y los instrumentos para medirla tienen que estar en constante aprendizaje y adaptación. Si tuviéramos que contrastar la opinión pública argentina de la década de 1980/1990 con la actual, ¿cuáles son los contrastes y las continuidades más notables?

En principio, tendríamos que mencionar una ciertamente acelerada transformación histórica, tecnologías digitales y capitalismo informacional mediante, que afecta a la opinión pública y las estrategias para conjurarla, pero que, desde luego, va mucho más allá de ella. Con ella, costumbres y subjetividades que se transforman, trayectorias electorales que se desarman, identidades políticas cada vez más endebles; pero también, disrupción en las experiencias espaciales y temporales, sobreabundancia de información, instantaneidad de atención, saturación de oferta y demanda de todo tipo y color.

Hemos pasado así de la crítica por la escasa existencia de encuestas, a la queja por su sobreabundancia; de la predisposición a que el encuestador entre en los domicilios (te o café mediante) a casi no querer responder encuestas (situación que el mismo devenir de la problemática de la seguridad complejiza aún más); de la espera paciente por los resultados de un estudio domiciliario -que se lo sabía lento y por pasos-, a la urgencia de clientes que demandan tiempos de respuesta casi inmediatos. Desde luego, nuevas tecnologías han acompañado estas transformaciones y nuevas metodologías se han articulado con ellas, permitiendo un número notablemente mayor de investigaciones y múltiples movimientos que permiten acomodarse a los tiempos del presente. 

Sin embargo, aquellos ejes centrales de una investigación sociológica aplicada siguen teniendo una vigencia inalterable: disciplina y rigurosidad metodológica, investigación y formación permanente, ponderación e interpretación adecuadas, basadas en la experiencia y comprensión y conciencia de la relevancia y el impacto posible del trabajo que se realiza.

- Deteniéndonos en el Julio Aurelio docente, ¿cuáles son las enseñanzas que hoy deberían tener a mano quienes se están introduciendo en el ámbito laboral de la consultoría política y la realización de las encuestas?

“Mi consejo es que no pierdan de vista los antecedentes y las prácticas de nuestra profesión, desde sus orígenes, para poder tener una visión de cómo se ha llegado al estado actual y a su vez pensar en las proyecciones futuras”, exactamente así lo escribía Julio en 2019.

Creemos que las prácticas a las que refiere, si repasamos su legado, serían: pasión; curiosidad; capacidad de sorpresa (no encarar una investigación con una respuesta predeterminada, permitir los hallazgos); pensamiento crítico; creatividad, innovación y capacidad rupturista; seriedad, rigurosidad y profesionalismo; honestidad, consciencia de la importancia estratégica de una lectura objetiva y no ideologizada de los resultados, confianza en las investigaciones que se realizan profesionalmente; valentía; no dejarse presionar por los estados de opinión, por la ansiedad de los clientes ni por las investigaciones poco confiables que se difunden; saber que errar es humano, aprender de esos errores: saber que una expertise requiere años de experiencia, trabajo y dedicación.

Al decir del propio Aurelio, como se retoma en la obra: “Nunca presenté encuestas ni realicé pronósticos electorales con datos ideologizados o sesgados por mis preferencias en materia política. (…) Pronosticar a partir de una encuesta consiste en predecir el resultado de una elección a partir de la opinión de la población en un momento dado; opinión obtenida a su vez por un proceso de inferencia. Un ejercicio que incorpora muy significativos factores de incertidumbre y contingencia (…) Se trata de un proceso que implica conocimientos teóricos, capacidades técnicas y habilidades analíticas, pero en el que también se pone en juego la experiencia acumulada y, por qué no decirlo, alguna dosis de intuición”.)

- Uno de los legados más notables de Julio ha sido Aresco. Se trata de una empresa vanguardista que ha elaborado una infinidad de estudios para distintos actores públicos y privados de Argentina. ¿Cuáles son los desafíos que ha tenido Julio en la construcción de Aresco y cuáles son los retos de una emblemática empresa de encuestas y estudios de la opinión pública en la actualidad y en los próximos años?

La consultora realizó más de 4.000 Planes de Estudios a nivel nacional, provincial y Municipal en sus más de 40 años de antigüedad. Eso pone en juego una experiencia acumulada invaluable, que nos da una vigencia inédita y una solidez que no abunda en nuestro campo profesional. Seriedad, honestidad, confianza, profesionalismo, investigación propia, formación permanente e innovación constante, son valores heredados que nos definen, nos representan y siguen organizando el día a día de nuestra práctica profesional.

En definitiva, tal como el mismo Aurelio destacaba: “Creo que no sólo mi propia trayectoria lo avala, sino el hecho que Aresco sea una de las consultoras pioneras en opinión pública en Iberoamérica (…) Entre los factores claves (…) están sin duda no sólo el profesionalismo, la seriedad y la confidencialidad con las que nos hemos manejado en todos estos años, sino también la confianza que hemos sabido construir con nuestros clientes. Una confianza que no sólo alude a la confiabilidad y rigurosidad de las herramientas metodológicas e instrumentos de medición, sino también a nuestro propio expertise como profesionales de este campo”.