El suplemento Educación entrevistó al autor de ¿Por qué? La rápida agonía de la Argentina kirchnerista y la brutal eficacia de una nueva derecha (Siglo XXI) preguntándole acerca de los desafíos que representa liderar un medio gráfico y otros proyectos editoriales.
Teniendo en cuenta que Le Monde Diplomátique cuenta con una publicación impresa mensual, ¿cuáles son los desafíos en términos de temas y de ventas que tiene por estos tiempos?
Los desafíos consisten en seguir encontrando temas, perspectivas y enfoques que marquen una diferencia con otras publicaciones, tanto impresas como digitales. Al ser un mensuario, tenemos más tiempo para pensar, encargar artículos, escribir y reflexionar, pero también la obligación, justamente por eso, de ser originales. En tiempos en que se supone que todo debe ser corto e instantáneo, seguimos creyendo que vale la pena apostar a artículos largos y profundos. Por suerte, aunque no estamos exentos de la crisis, los lectores nos siguen acompañando.
Los desafíos consisten en seguir encontrando temas, perspectivas y enfoques que marquen una diferencia con otras publicaciones
En épocas de alta volatilidad en la atención por parte de los lectores, ¿considerás que Le Monde Diplomátique encontró un segmento de lectores específico? ¿Cuál creés que es y qué lo caracteriza?
Sí. Es un segmento que está preocupado por la actualidad política y que busca miradas que salgan de la coyuntura, que aborden un cierto tema desde diferentes ángulos, con una mirada crítica y desde una poisiciòn progresista. Al mismo tiempo, dedicamos más de la mitad de la ediciòn a los temas internacionales, con artículos largos sobre países, regiones y cuestiones que prácticamente no son abordados por otras publicaciones. Notas de tres páginas sobre un país de África, por ejemplo, o sobre las corrientes feministas del islam, solo se encuentran en una publicación como El Dipló.
Además de Le Monde Diplomátique, entre las publicaciones más reconocidas que dirigís están las de Capital Intelectual, que recientemente tuvo muy buena repercusión con El Atlas de la revolución de las mujeres y La grieta desnuda. A simple vista, pareciera que lo que prioriza Capital Intelectual es, por un lado, la actualidad de sus temas y, por otro, el uso de un lenguaje claro y visual. En los Atlas, por ejemplo, abundan los gráficos y las cifras. ¿Es esto así? ¿Qué feedback tienen por parte de los lectores?
Entre los tres sellos que manejamos (Le Monde diplomatique, Capital Intelectual y Review, que es la versión local de The New York Review of Books), editamos entre 30 y 35 novedades al año. La idea en todos los casos es abordar los grandes temas del debate político, económico y cultural. Libros como La grieta desnuda se inscriben en una tradición muy potente, que es la del ensayo político para pensar la Argentina. Tenemos varios títulos ya publicados en esa línea. En el caso de los Atlas, El Dipló los viene publicando desde hace dos décadas, aunque durante años eran traducciones de atlas editados en Francia, que seguiremos publicando, y ahora añadimos una línea de atlas elaborados en nuestra redacción en Argentina. Ya publicamos un Atlas de la democracia argentina, Atlas de la Revolución Rusa, Atlas de la revolución de las mujeres, Atlas del peronismo, y estamos trabajando en un Atlas de la educación. El objetivo es acercar a un público amplio una problemática compleja con una apuesta visual muy fuerte. Cada atlas contiene una enorme cantidad de gráficos, mapas, infografias, cronologías, etc.
Además de tu trayectoria en los medios, sos politólogo. ¿Percibís que las audiencias están demandando mayor participación de los politólogos y otros cientistas sociales en los medios de comunicación?
Sí, creo que sí. Imagino que tiene que ver con que algunos cientistas sociales –no todos- están haciendo un esfuerzo por participar más activamente del debate público, por intervenir más allá de los claustros académicos. Me parece que eso es bueno.
*Politólogo y docente (UBA)
@leandro_bruni