EDUCACIóN
Novedades editoriales

El rumor como herramienta de comunicación

“Quien quiere comunicar de un modo diferente al que las personas quieren escuchar comete un error”, expresa Horacio Minotti, autor de "La verdad sobrevalorada: Manual de control y manejo de rumores" (La Crujía), libro recientemente publicado sobre la efectividad del rumor como acción de comunicación.

La verdad sobrevalorada (La Crujía)
| La Crujía

Desde el origen del pensamiento la verdad ha sido un camino sinuoso. Desde la caverna de Platón hasta la posverdad y las fakenews que se extienden en la modernidad, la humanidad se ha obsesionado sobre este concepto, por momentos esquivo.

Para dilucidar el rol que juega la verdad en la actualidad y particularmente en la comunicación, el suplemento Educación conversó con Horacio Minotti, quien junto con La Crujía publicó recientemente "La verdad sobrevalorada: Manual de control y manejo de rumores".

“El rumor ha sido desde el inicio del uso del lenguaje un modo de decodificar la realidad, de adaptarla a nuestras necesidades de interpretación de esa realidad, de darle explicación a lo que no podemos explicar”, anticipa el autor sobre su obra que invita a reflexionar en torno a la construcción de la verdad en épocas como las actuales y al manejo del rumor como herramienta de comunicación.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

 

-En su libro “De Animales a Hombres”, Yuval Harari señala que el rumor o el chisme ha sido una de las más importantes configuraciones comunicacionales con las cuales pudimos -como especie- adelantar información y preservarnos. No solo ante sujetos hostiles dentro de nuestro grupo, sino también respecto a factores externos como posibles amenazas. Si bien esto parece hablarnos de nuestro presente, Harari lo ubica hace miles de años ¿Qué lugar considerás que ocupa el rumor en nuestra contemporaneidad?

El mismo, con otras herramientas. El rumor ha sido desde el inicio del uso del lenguaje un modo de decodificar la realidad, de adaptarla a nuestras necesidades de interpretación de esa realidad, de darle explicación a lo que no podemos explicar. Chomsky explicaba en su obra “Política y Cultura a fines del Siglo XX” que los gobiernos impulsaban que las personas estuviesen en sus casas, aisladas, frente a un televisor, sin comunicarse entre sí, de modo que fuera compleja la elaboración de una identidad común. Hoy eso ya no podría ocurrir, estamos todos frente a nuestros teléfonos inteligentes, interactuando con todos, conformando grupos con los que nos identificamos y diseminando rumores que explican la realidad, otra vez, en la medida de nuestras necesidades, al margen de las autoridades públicas, a las que, además, ya no les creemos. Esa exacta descripción de Harari hoy esta multiplicada por miles de millones en las redes sociales.

-Como señalás en tu libro, a la clásica propaganda política resulta relevante combinarla con rumores que la potencien. ¿Considerás que los rumores son más efectivos que la propaganda en la sociedad actual?

La comunicación, en general, es una herramienta para un fin. La comunicación en sí misma no vale nada sin la “sustancia comunicable”. A su vez, el rumor es una herramienta de la comunicación, sin duda hoy la más importante. Pero lo es desde hace tiempo, desde el esquema de comunicación bolchevique, potenciado por la propaganda nazi y luego por los bloques en pugna durante la guerra fría. Hoy, donde la gente elige creerse entre sí y no a las autoridades, la propaganda directa emanada de figuras de autoridad no tiene otra cosa que descrédito y rechazo, por ende, el único modo de comunicar es aquel que la gente elige escuchar: el rumor.

-¿Es posible inhibir los efectos nocivos de un rumor que ya esté circulando en una sociedad?

No estoy seguro si eso es posible, ni siquiera estoy seguro de que sea conveniente ni relevante. Luchar contra el modo de comunicación que la gente eligió es como la pelea de los taxistas contra Uber, tiene un destino fallido, porque es lo que la gente, especialmente los jóvenes, eligen, con lo que, en el corto plazo, todos los que quieran trabajar deberán hacerlo como Uber. Con la comunicación pasa lo mismo, quien quiera comunicar de un modo diferente al que las personas quieren escuchar comete un error. ¿Tiene efectos nocivos? Probablemente. ¿Los demás instrumentos de la comunicación no los tienen? Sin duda que también. Pensar en anular los efectos nocivos, en cualquier caso, es poco conducente. Si existe un rumor especialmente nocivo, lo mejor es conducirlo y encauzarlo con rumores colaterales que modifiquen su sustancia, gradual e imperceptiblemente, hasta transformarlo en inofensivo.

-En su breve cuento "Algo muy grave va a suceder en este pueblo" el escritor colombiano Gabriel García Márquez trabaja el impacto que puede generar un rumor a nivel social. Como una profecía auto cumplida, un rumor que anticipaba un fatídico comportamiento social en un pequeño pueblo termina cumpliéndose solo a partir de la circulación del mismo rumor. ¿Podrías contarnos los efectos reales de los rumores?

Si claro, hay muchos ejemplos, varios contados en el libro. La “Guerra de la Galaxias” fue un rumor creado por la administración Reagan para llevar a la Unión Soviética al colapso financiero. Basado en dos propuestas de desarrollo tecnológico, que no habían iniciado siquiera sus primeros ensayos, anunció que estaba en condiciones de atacar países desde satélites y a su vez bloquear las capacidades ofensivas soviéticas. Al día de hoy eso todavía no existe. Los rusos incrementaron desesperadamente su presupuesto militar para alcanzar una tecnología que no existía. Si bien es un reduccionismo decir que eso quebró a la Unión Soviética, no puede ignorarse que fue un ingrediente de gran valor en su ruptura financiera, y que esa ruptura se haya producido por la carrera armamentista que se aceleró en base a un rumor. No fue solamente el anuncio de Reagan. Hubo notas periodísticas con científicos hablando del tema, una operación de contrainteligencia para que los espías rusos confirmaran que el proyecto estaba avanzado.

-¿Cómo maduró la idea de escribir y publicar junto con La Crujía este libro?

La idea nace de ver a mucho personaje público tratando de comunicar desde mecanismos que hoy son infructuosos y no comprender porque su mensaje no llega. Surge de ver políticos creyendo que su palabra sigue siendo “santa”, y que las personas van a seguir su mandato y su guía, parados desde un altar y pontificando.

El público no está restringido a un sector, aunque claro, aquellos que se dedican a la comunicación podrían verse más atraídos. Pero creo que la lectura es ágil, entretenida y plagada de ejemplos e historias que hacen que cualquiera pueda interesarse. No aspiro a un nicho. El aporte no es mucho más que mi verdad, que como todas es mía y de quienes  coincidan con ella, pero no es “la verdad”, porque tan humano como el resto, mis opiniones y análisis están teñidos por mis antejuicios, mis saberes aprendidos, mis amores, mis pasiones, mis broncas, en síntesis, como todas las verdades, es subjetiva.