Hiperactivo, Marco Enríquez Ominami vive un renacimiento político. En una gira de cuatro días por Buenos Aires, el ex candidato presidencial se reunió con Sergio Massa y mantuvo encuentros con jóvenes chilenos. Atrás quedaron los seis años de “peregrinaje en el desierto”, como él llama al período que atravesó en la oposición desde que rompió con la Concertación, en 2009. El líder del Partido Progresista (PRO) dice que tiene una estrategia para llegar al poder. Y que ese plan pasa por un acuerdo con la Nueva Mayoría, liderada por la mandataria Michelle Bachelet, para hacer internas de cara a las presidenciales de 2017. El ex diputado “díscolo” admite que a los 41 ya no entra en la categoría de nuevos líderes, como cuando irrumpió en la escena internacional con tan sólo 35 años. Reivindica la aparición de jóvenes liderazgos en Europa, como Alexis Tsipras y Pablo Iglesias, pero se desmarca de ellos y se siente más cercano a la izquierda latinoamericana.
“Me identifico con todos los que estén de acuerdo con que la economía no se coma al derecho, al medio ambiente, a la educación y a la democracia. Alexis Tsipras, Podemos y nosotros estamos cansados de que la economía se coma todo”, confió a PERFIL con tono animado. “A mí me gusta la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. Y creo que la izquierda europea estuvo demasiados años paralizada por la ética de la responsabilidad. No sé cómo va a ser el futuro de Tsipras, pero es muy importante que la convicción reaparezca en la política”, sentenció ME-O, como lo llaman en Chile.
Pese a esa sintonía ideológica, marca diferencias con Syriza y con Pablo Iglesias. “En Chile todavía el nivel de descomposición de la clase política no es igual al de España. Además, en mi país hay mucho abstencionismo entre los jóvenes. Si hubiesen votado en 2009, habríamos tenido un resultado distinto”, sostiene. Aclara que no se siente un antecesor de esos liderazgos, pero hace hincapié en un recorrido más largo en la política: “Yo irrumpí en 2009. Después me tocó construir oposición, un partido político, y vivir una travesía bien dura por el desierto. Todavía a Podemos tenemos que conocerlo, recién está irrumpiendo. Veamos qué ocurre después del proceso electoral. La construcción política es la acumulación de fuerzas, y Podemos aún tiene ese desafío”.
Yendo al plano local, Enríquez Ominami critica la reacción de Bachelet ante el escándalo del Nueragate, el caso de tráfico de influencias que involucra a su hijo y su nuera. “La respuesta fue insuficiente. Dijo que es doloroso, pero no lo que piensa sobre el hecho”, dispara. Acto seguido, cierra filas y sostiene que la presidenta es honesta. Su posición, quizás, está marcada por su estrategia frente a las presidenciales de 2017. “Somos una fuerza de poder. Estamos preparados para competir solos, pero juntos somos más fuertes”, confiesa.
