Todos saben que los Oscar significan más que una entrega de premios donde se evalúa el talento de los actores y la calidad de una película. La parafernalia alrededor de esta ceremonia no termina allí. Toda mujer que camine por la alfombra roja sabe que será mirada con lupa por miles de televidentes de todas partes del mundo y se preparará para brillar.
Pero si bien todas mueren por llamar la atención y algunas logran hacerlo con elegancia, otras toman decisiones de vestuario menos acertadas. Sin duda, las joyas de la noche de los Oscar fueron Anne Hathaway, que además se destacó como co-conductora de la ceremonia, Gwyneth Paltrow, Halle Berry, Natalie Portman y Scarlett Johansson.
Con su sonrisa enceguecedora, Anne Hathaway llegó a la alfombra roja de la mano del diseñador Valentino, con un infartante vestido rojo diseñado por él. Éste fue el primer cambio de vestuario de la actriz, que renovó su look varias veces a lo largo de la noche. Natalie Portman, embarazada y más linda que nunca, eligió un vestido violeta de Rodarte y, como siempre, joyas de Swarovski. Halle Berry, quizás la morocha más despampanante de Hollywood, lució bellísima en un vestido de Marchesa.
También se mostró en todo su esplendor Gwyneth Paltrow que, a pesar de ser criticada, estaba de lo más elegante en un vestido de Calvin Klein, caído y de líneas simples, estilo disco de los 70s. Otra actriz que fue duramente criticada por algunos medios fue Scarlett Johansson. La rubia de 26 años vistió un Dolce & Gabbana que la hizo verse preciosa; sin embargo, algunos dijeron que la pieza no era lo suficientemente elegante para una entrega de premios de tal magnitud.
En cuanto a peinados, la mayoría de las celebridades optaron por ondas suaves pero bien marcadas o recogidos.
Pero no todo lo que brilla es oro. Algunas celebridades se esforzaron en destacarse por sobre el resto y fueron demasiado lejos. Cate Blanchett, Hillary Swank, Marisa Tomei, Jennifer Hudson, Florence Welch, Helena Bonham Carter, Madonna, Melissa Leo y Mandy Moore parecen haberse equivocado con sus elecciones.
Cate Blanchett es una belleza, sin lugar a dudas, pero su vestido rosa de Givenchy la hacía verse como si estuviera envuelta en una cortina de baño. Lo mismo sucedió con el vestido de Charles James que lució Marisa Tomei, quien parecía una adolescente vestida para su “Prom Dance”. Por su parte, Florence Welch, cantande de Florence and The Machine, lució un vestido de Valentino digno de la época del Renacimiento.
La morocha Jennifer Hudson escogió un vestido naranja quizás demasiado eléctrico para una ceremonia sobria por la noche. Lo peor: llevaba zapatos color violeta. La premiada Melissa Leo escogió un vestido blanco diseñado por Marc Bouwer, con un cuello en “V”, que tampoco fue de lo más acertado.
La esposa de Tim Burton Helena Bonham Carter, que siempre se destaca por hacer el ridículo, dio la nota una vez más. Luego de haber llevado zapatos de colores diferentes en la última entrega de los Globos de Oro, esta vez llevó un vestido negro con corsé de terciopelo y mangas de corte isabelino. Todo lo contrario sucedió con Mandy Moore, quien quizás pasó demasiado desapercibida con su vestido blanco de Monique Lhuillie.
A sus 53 años, Madonna se conserva en un estado envidiable. Sin embargo, no tuvo demasiado criterio a la hora de vestir para la gran gala. La diva del pop se mostró junto a su hija Lourdes quien debe haber vivido la peor pesadilla de un adolescente: salir con la madre y que ésta se vista como si tuviera treinta años menos.
A quien no le falta rock es a Mick Jagger, que a sus 68 años sigue conservando un destello de juventud en su actitud mezcla de músico bastardo y gentleman inglés. Lo acompañaba la modelo L´Wren Scott.
El color que más se vio en la noche de gala fue el rojo. Sandra Bullock lució un Vera Wang de este tono, lo mismo que Hathaway en su Valentino y Jennifer Lawrence, quien fue la primera en pisar la alfombra roja desfilando un vestido ajustado rojo del brasileño Francisco Costa.
El toque de color de la noche lo dieron las "parejas desparejas". Nicole Kidman, nominada a Mejor Actriz por Rabbit Hole, se mostró en un Christian Dior del brazo de su esposo, el cantante Keith Urban, a quien le saca por lo menos una cabeza de altura. Lo mismo sucedió con el actor y productor Mark Wahlberg y su esposa Rhea Durham. Ellas altas y ellos petisos. Parece ser toda una tendencia entre las parejas de Hollywood.