ESPECTACULOS
Julio Bocca-Humberto Tortonese

Ballet, cultura, política y mucho humor

El ex bailarín argentino y elactor conversaron en el Centro Cultural Kirchner. Aquí, en exclusiva, reflexionan sobre las artes populares y las de elite, la amistad que los une hace veinte años y los humildes orígenes del artista radicado en Uruguay.

Risas.  Bocca pidió  a Tortonese  como contraparte para dar una charla en el Centro Cultural Kirchner.  Se permitieron recordar anécdotas desacartonadas.
| Pablo Cuarterolo

Durante la semana pasada, en la sala Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner, se realizó la preselección de estudiantes latinoamericanos de danza, aspirantes al Prix de Lausanne. En esas jornadas, Julio Bocca fue jurado, junto con Lidia Segni, ex directora del Ballet del Colón, y Amanda Bennett, directora del Prix. Al término de la competencia, el miércoles Bocca y Humberto Tortonese compartieron una charla abierta con el pequeño grupo de personas que se enteraron a tiempo de este encuentro casi íntimo, que transcurrió entre la formalidad y la risa. El actual director del Ballet Nacional Sodre, de Uruguay, declaró: “Soy muy exigente y a veces la exigencia se ve de otra forma. Por algo en Uruguay me llaman “el dictador” (en referencia a cómo fue nombrado por Daniel Lasca, primer violín de la orquesta oriental). Busco la excelencia y que las cosas salgan como tienen que ser”. Pero Bocca es famoso tanto por su rigurosidad como por su gusto por el alcohol, por lo que, entre los muchos momentos jocosos, Tortonese se permitió preguntarle cosas del tipo: “¿Cómo sos cuando te tomaste más de una botella de champagne?”. A la confesión de Bocca, “Me pongo muy cariñoso”, se agregó la de Tortonese: “En una fiesta donde yo estaba, incluso él levantó en brazos a la dueña de casa. Después, no nos íbamos más, se hizo de noche y él dijo ‘¿Y si nos metemos al mar desnudos?’”. La química entre estos dos amigos –amigos, más que de la danza o el teatro, de la vida– reaparece en esta entrevista exclusiva para Perfil.
–¿Desde cuándo y cómo se conocen?
BOCA: Hace años… 20 años más o menos. En alguna fiesta nos habremos encontrado y enganchamos buena onda… Después yo empecé a ir a las entrevistas con la Negra Vernaci (Elizabeth Vernaci, en dupla con Tortonese, por la Rock & Pop, actualmente en Radio con Vos, FM 89.9) y quedamos amigos. Cada vez que va a Uruguay nos vemos; cuando vengo acá, nos encontramos a cenar; a veces me quedo en lo de él, porque no tengo casa en Buenos Aires. Con Humberto se da una química y te cagás de risa.
TORTONESE: Sí, él venía a la radio. Julio traía champagne, absenta y yo terminaba con un pedo tremendo. Después nos fuimos haciendo cada vez más amigos. Es maravilloso, tiene pilas, nos vemos mucho en Uruguay, él a veces me invita a su casa y me quedo ahí.
—Humberto, ¿te lo imaginás a Julio como un artista del Parakultural en los 80?
T: No, porque Julio tuvo esa vida como contenida, con exigencia. Es algo muy cruel la danza. Lo imagino a él como un espectador que disfruta del Parakultural, se emborracha, pero no un artista. En el Parakultural teníamos otro estilo, de no ensayar, todo lo contrario a él. Sonaba el teléfono a la noche y Batato (Barea) me decía: “Ay, vamos a hacer una poetisa, ¿querés sumarte?”, y cada uno llevaba una poesía escrita porque no te la sabías ni de memoria. Con Batato y con (Alejandro) Urdapilleta era probar, como un juego. Julio nunca jugó, siempre fue un profesional.
—¿Qué les significa estar dentro del Centro Cultural Kirchner?
B: Es maravilloso lo que hicieron. Me hubiese gustado que pensaran en el ballet, porque la sala es maravillosa, pero no está preparada para el ballet. No tenés espacio para grandes decorados. Yo pensaba que este centro iba a ser preparado para el ballet, pero no se hizo. Como siempre (en la danza), tenemos que seguir luchando. Además, me hubiese gustado que figurara el nombre de un artista, hay una cantidad de artistas argentinos… Pero lo que hicieron en el edificio es fabuloso.
T: Lo que importa es que se puedan hacer cosas acá adentro, y no sólo para decir: “Acá tenemos un nombre, el Centro Cultural Kirchner”, que sea abierto para todo el mundo. Yo no conocía este lugar. Estoy entrando por primera vez.
—Humberto, ¿vas al Colón, ves ballet, veías bailar a Julio?
T: Me encantaría ir más al Colón y tener una cosa más accesible. En el Cervantes se hacía “Teatro por un peso”. Alberto Ure me convocó para hacer una obra y de golpe venían los micros con chicos y comían y gritaban: “Grande Torto”. El Colón tendría que tener un día popular y salir de esa cosa solemne. Y ballet, no veía. Pero a Julio sí lo veía cuando nos invitaba con la Negra, para ir al evento y a verlo a él.
—Julio, ¿por qué no hay noticias ni escándalos ni sobre tu vida personal ni sobre tu vida profesional?
B: Crecí en una familia donde no existía la pelea. Eso es importante para la conducta que uno lleva durante la carrera. Mi vida privada siempre traté de tenerla lo más privada, lo más personal posible. Y en la profesión estás siempre trabajando con gente, tenés que llevarte con los técnicos. Lo importante es que se levanta el telón. Hay que buscar la manera de conectarse entre todos, para que el espectáculo sea armonioso; si no, el público lo percibe.
—Julio, ¿qué opinión tenés de Pepe Mujica, que se ha vuelto una figura?
B: Ahora, al haber un cambio de presidente, están saliendo cosas. No es que está todo perfecto, pero yo siempre tuve el apoyo (de Pepe) en mi gestión en el Auditorio Nacional del Sodre. Hay gente que le fascina, gente que no. No es que todo Uruguay tenga la imagen del Pepe… Eso sí: tiene un carisma y una forma de ser, de hablar, de acercarse, que te atrapa. Es una persona muy tranquila, muy sencilla.
—¿Y te gustaría alguien como él para ser presidente de la Argentina?
B: Me gustaría alguien que realmente trabaje para todos. Yo estoy un poquito cansado de nuestros países latinos: vamos y volvemos para atrás, vas avanzando y volvés, no hay continuidad, no hay proyecto a futuro. Me gusta ver una ciudad limpia, me gusta que todos seamos educados, respetuosos, que respetemos los derechos de todos. Hay cosas que en nuestros países cuestan. Siento que, ay, otra vez empezar de cero, y viene la crisis, y vienen los recortes… Cuando vas a Europa o Estados Unidos, respirás. Tienen sus kilombos, pero hay una organización en las cosas simples: la calle está limpia, no hay agujeros. También soy argentino, amo la Argentina y agradezco porque un montón de cosas las aprendí acá, pero quiero cosas mejores porque se pueden tener, esté quien esté arriba.