En la memoria de los muchos espectadores, María José Gabin puede haberse impreso como una de las Gambas al Ajillo. Junto a Verónica Llinás, Laura Market y Alejandra Flechner, en los 80 y los 90 formó parte de la movida under –en el Parakultural, La Trastienda, entre otros emblemáticos locales– que dio cuenta de un florecimiento de la vida escénica porteña. Pero su trayectoria es mucho más larga y diversificada que ese episodio. Gabin es actriz cómica y dramática, en teatro, cine y televisión; asimismo es directora y guionista. Ahora se dispone a salir nuevamente al teatro, pues en el Picadero estrenará el 5 de enero de 2017 la obra del autor catalán Jordi Casanovas Idiota, junto a Luis Machín y con dirección de Daniel Veronese.
—¿De qué se trata la propuesta y por qué aceptaste participar de ella, en un momento difícil económicamente para el país, y más aún, para el teatro?
—Un hombre responde a una entrevista en un centro de investigación, frente a una psicóloga que lo recibe, y la cosa se va a ir complicando. Cuando uno hace teatro, nunca se plantea de antemano si la temporada va a ser más o menos difícil. Yo me fijo si me interesan el proyecto y la gente que me convoca. Después, lo otro es secundario. Este es un proyecto soñado, por la dirección de Daniel, por Luis Machín como actor, y porque me propone un desafío un poco alejado de lo que habitualmente hago, que es la comicidad. El teatro Picadero también me parece muy atractivo, porque es algo entre lo comercial y lo alternativo, como un hueco off Broadway.
—¿Ves propuestas renovadoras en el ámbito alternativo, como sucedía en los 80 y 90?
—Veo todo el tiempo un espíritu renovador y de generar nuevas cosas. El teatro alternativo en Buenos Aires da muestras de estar muy vivo.
—¿Y cómo evaluás el manejo de la cultura en esta nueva gestión nacional y de la Ciudad?
—Es un poco difícil decir… El Teatro San Martín está prácticamente cerrado. Ahora hay un cambio de autoridades en el Teatro Nacional Cervantes. En canales como Encuentro y la Televisión Pública, todavía aparecen producciones que se hicieron con la gestión anterior. Todavía es un poco difícil saber cuál será el rumbo. Hay una dificultad económica grande. Estamos todos tratando de ver cómo nos ubicamos.
—¿Las Gambas terminaron definitivamente? ¿Tenés nostalgia de aquella época?
—El vínculo con las Gambas no terminó, por suerte. Nos seguimos viendo porque tenemos mucha afinidad en muchas cuestiones, hemos vivido juntas los años más divertidos profesionales. Pero creo que no volveríamos porque ya somos otras, ya no tenemos las gambas que teníamos [se ríe]. Nos daría un poco de vergüenza. Pero no tengo nostalgia. Siempre pienso que lo mejor está por venir. Lo que fue, fue, y fue divino… Yo tuve a mi hijo a los 23 años, así que toda esa época tiene mucho que ver con su infancia también. Por ahí tengo más nostalgia de verlo a él ahora grande. Pero en relación a lo artístico, trato de pensar para adelante.