El próximo jueves se estrena El baile de la Victoria, la película de Fernando Trueba donde compone a Nicolás Vergara Grey, un ladrón de cajas fuertes que acaba de ser amnistiado. Para el film tuvo que rodar en las alturas de los Andes chilenos. “ Fue duro porque hacía un frío de cagarse, pero también fue fantástico”, recuerda. “Durante el rodaje en la Cordillera, hubo un día en que se desató una tormenta de nieve, y cometieron el error de sacar a los caballos del camión porque tenían miedo de que se congelaran, y fue una cagada, porque bajaron y quedaron enterrados hasta el cuello en la nieve. No se los podía mover, imaginate: quinientos kilos. La cosa se empezó a poner fea, y a alguien se le ocurrió palear para hacerles un caminito, y zafaron a último momento. Nosotros estábamos en un refugio, asustadísimos.”
—Estrenás la película, participás de una publicidad y de campañas humanitarias, hiciste teatro... Tenés mucha exposición, últimamente. ¿No le temés?
—Estoy totalmente sobreexpuesto. El otro día, en Internet, alguien decía: “¿Otra vez Darín? ¿No hay otro actor en la Argentina?”. Yo suelo refugiarme, pero a veces no puedo. La madre de la chica Sofía necesitaba que yo estuviera en Un sol para los chicos. ¿Qué le iba a decir, que tengo un nivel de exposición muy alto? De afuera pareciera que planifico, y no siempre es así. Apenas si puedo planificar mi trabajo.
—¿Pensás tomarte un año sabático?
—Y... no. Ahora en dos semanas empiezo a rodar otra película, acá. Viene planeado desde hace dos años. Si viene la baraja, no la mezclás vos. Y ahora se desmadró todo por la campaña publicitaria de Frávega...
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