Trabajan con los actores más famosos y deseados del mundo. Los besan. Pasan largas horas con ellos en los set y los estudios de televisión. Sin embargo, a la hora de enamorarse, las actrices más bonitas miran para otro lado. ¿Complejo de gruppies? ¿Admiración artística? Quién puede saberlo. Lo cierto es que estas damas sucumben ante el encanto de los caballeros que manejan el arte de hacer música.
El fenómeno se repite en todo el mundo. Y no se trata, como en otras épocas, de rubias archifamosas que vivían fogosos y furtivos romances con morochos de la canción. No. Estas señoritas eligen cantantes y músicos como los compañeros ideales para formalizar relaciones, muchas veces, después de que sus propios colegas les rompan el corazón.
Ese fue el caso de Jennifer Aniston, la ex esposa perfecta abandonada por Brad Pitt. La simpática protagonista de Friends encontró en John Mayer el amparo que ni varios colegas actores ni un conocido modelo pudieron darle.
Su tocaya, la boricua Jennifer López encontró en Mark Anthony la paz que su tremendamente mediático romance con Ben Afleck le había quitado. Y fue con el músico con quien, finalmente, pasó por el altar y se convirtió en mamá. Pero en este caso, se trata casi de una elección de vida: J-Lo estuvo casada ya con el rapero Puff Daddy.
Algo parecido le ocurrió a la australiana Nicole Kidman, que floreció al encontrar a Keith Urban luego de haber pasado una mustia y larga temporada con Tom Cruise. Dos de las chicas hollywoodenses más bonitas y simpáticas encontraron -no al mismo tiempo, claro- en el jovenzuelo Justin Timberlake un chispazo de alegría que sus colegas actores no podían darle. Es el caso de Cameron Díaz y Jessica Biel.
La bonita Natalie Portman también encontró en el músico Devendra Benhart aquello que Gael García Bernal teminó ofreciéndole a la argentina Dolores Fonzi. Pero no sólo en Hollywood se cuecen habas. Una de las mejores amigas de Dolores, Julieta Ortega, repitió el molde de sus padres y se enamoró del ex Caballero de la Quema Iván Noble.
Sin embargo, antes de comprometerse con su actual mujer, el rockero de rulos tuvo un escarceo amoroso y mediático nada menos que con Natalia Oreiro. Luego de dar por terminada su larga relación con Pablo Echarri, la uruguaya terminó finalmente comprometiéndose con uno de los músicos de rock más importantes de los últimos tiempos, Ricardo Mollo.
Los otros grandes rockers no perdieron el tiempo. Andrés Calamaro sentó cabeza con Julieta Cardinali y Gustavo Cerati le dijo esta vez que no a las modelos para encontrar el amor en Leonora Balcarce. Años atrás, Luis Alberto Spinetta llegó por primera vez a las tapas de las revistas del corazón cuando no pudo evitar enamorarse de Carolina Peleritti. Mucha más suerte corrieron Vicentico y Valeria Bertucelli.
Pero quizá, el caso más paradigmático sea el del rosarino Fito Páez. Primero, encontró el amor después del amor en Cecilia Roth. Luego, intentó una nueva historia con Romina Ricci. Y hace apenas unas semanas le endilgaron un nuevo romance con Celeste Cid.
Si bien este último romance fue debidamente desmentido, lo cierto es que la angelical protagonista de Resistiré ha caído rendida, ya, ante el encanto de otro músico: Emmanuel Horvilleur es el padre de su hijo André.
Quien mejor para graficar que este fenómeno se repite en toda Latinoamérica que uno de los solteros más codiciados de los '90. El cantante romántico Luis Miguel se atrevió a hacer pública por primera vez una relación, se comprometió, se casó y debutó en la paternidad de la mano de la actriz Aracely Arámbula.
En fin, parece que así como las vedettes eligen a los futbolistas y las modelos a los polistas, las chicas del séptimo arte prefieren a los cantantes. Cómo deberían decirles, entonces, ¿"microfoneras"?
*Redactor de Perfil.com