ESPECTACULOS
JAMES GUNN

James Gunn, el hombre que cuida a los superhéroes

Lejos de la anemia creativa que la explotación del género ¿de moda? ha generado Marvel y sus desinteligencias, el director muestra la vida del medio en Guardianes de la Galaxia Vol. 3.

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Mirada. Hoy James Gunn es el responsable del desarrollo y expansión del universo DC en Hollywood. | Shutterstock

Marvel está en crisis. Sus políticas, a todo nivel público (desde el doméstico en Argentina, eh, hasta el reciente despido de Victoria Alonso, la ejecutiva que refundó a la compañía más exitosa -hasta hace cinco minutos- en el Hollywood actual), han generado un sacudón, y todo se resume en una oración: Marvel no es lo que era. Sus éxitos modestos (la última película de Doctor Strange y de Black Panther, ambas más éxito de ventas, debajo de lo esperado, y no de la crítica o el fanatismo popular) dejaron de ser problemas aislados para convertirse en la muestra de una ausencia de brújula.

Ahora llega Guardianes de la Galaxia Vol. 3, el cierre a una de esas sagas que definieron la alegría del género que Marvel pregonó hace algunos (lejanos) años. Se puede odiar al superhéroe, o no, pero Guardianes era una saga que saludaba más a otro tipo de cine: la fantasía de acción espacial, con pisada súper, sí, pero con corazón, aquí el secreto, hecho de cine y amor por el género por igual. La persona responsable es hoy un cinturón negro de los superhéroes en el cine: James Gunn, que filmó toda la saga Guardianes y que además hizo para DC Comics, para Warner, El Escuadrón Suicida (de lo mejor del género en muchos años) y la serie que se desprendía de aquella película, Peacemaker (otra vez: de lo mejor del género en muchos años).

Gunn es el hombre que podría salvar a los superhéroes. Pero no a los de Marvel: ésta es su última película en la escudería de Kevin Feige, la que todavía no pudo explicar ni el brutal despido de Victoria Alonso ni el fracaso fuera de borda que fue la tercera película de Ant-Man, que prometía una épica fuera de borda y terminó generando un villano de pacotilla, y un film sin rumbo creativo, sin éxito comercial y sin reconocimiento popular (su fracaso más duro: nada aquí indicaba otra urgencia que estrenar para ganar dinero, y si bien no hay nada malo en ello, sí lo hay en pensar que la gente iba a correr sí o sí a ver la nueva de Marvel tan solo por un gancho de marketing y de planes a futuro -¡Conozcan hoy al gran villano de las próximas 10 películas!-).

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Gunn es desde hace algunos meses el nuevo mandamás creativo de DC Comics (junto a Peter Safran), otra compañía sin rumbo que también acaba de estrellarse de frente con Shazam: La furia de los dioses y que todavía tiene en gateras la película de Flash, de Andy Muschetti, y la segunda entrega de Aquaman, con Jason Momoa. Y se sabe, de su propio Twitter, que está escribiendo y por dirigir el mascarón de proa de una nueva era de DC Comics: Superman: Legacy, el arranque de cero con un nuevo actor detrás del superhéroe más clásico de todos.  

Por ende, Guardianes… puede ser un éxito, puede ser un resquicio de lo que Marvel lograba antes, pero sigue sintiéndose como un canto del cisne: Gunn vuelve a Marvel por cinco minutos (y por fuera del tour de prensa, ya no tiene compromisos hace meses con Marvel). Y es el único que ha admitido que hay una fatiga a la hora de los súper y se lo admitió a Rolling Stone “Hay una fatiga cuando se piensa en los súper en el cine. Hay que cuidar al personaje. Tiene que ver con las historias que se cuentan, y no perder nunca de vista al personaje. Amamos a Superman. A Batman. A Iron Man. Están en nuestro corazón. Y si no tiene sentido en pantalla, se pone aburrido. Necesitamos historias que tengan historias ancladas en la emoción, no en el espectáculo. Siento que si a Marvel le va bien, también a DC. Una mala película del género hace daño, y nos hace daños a todos. Estamos todos en la misma gatera a la mirada pública”. Gunn entiende al súper, y a diferencia de Marvel, lo quiere, no lo quiere exprimir. Y lo ha demostrado: su variedad de relatos súper son prueba. El fracaso de Marvel es, aunque no lo quiera, su éxito.

 

1 La última maravilla de Marvel

Guardianes de la Galaxia Vol. 3 ha adquirido un valor por fuera del negocio: es la despedida de James Gunn del universo Marvel. Y si bien el tono de Iron Man, de aquella primera Iron Man, venía de la mano de Jon Favreau (el padrino de la cultura pop moderna), no es díficil reconocer que el relajo, el chiste, el corazón que siguió tiene que ver mucho con lo que James Gunn (y directores como los hermanos Russo) hicieron. Ahora, una última vuelta, una sentida despedida a actores que han salido de Marvel y ahora son nombres propios (Dave Bautista, Karen Gillian, Chris Pratt y Zoe Saldana, como enormes ejemplos) se convierte en la esperanza de Marvel, pero a lo sumo es un fulgor. La obvia es barajar y dar de vuelta, pero ahí está el problema de anunciar un plan, de festejar el gol antes de tener el mundial en juego. Marvel necesita frenar. 

2 Adiós a los personajes queridos

Guardianes de la Galaxia Vol. 3 se anuncia como un final. Pero es más de un final: es la partida de James Gunn de Marvel, es el final de actores que cotizan y generan público. Y al parecer incluso es la partida de personajes que fueron vitales en la construcción de Marvel de camino a Avengers: Infinity War y Avengers: Endgame. Por ejemplo, Rocket Raccoon. Marvel ha intentado el éxito de personajes menores en el papel (algo que Gunn hizo un ejercicio y milagro como ninguno), pero imponiendo primero raza, sexo y demás. La diversidad es necesaria, sin dudas, pero no suficiente. Esa es la lección que Marvel está aprendiendo, y que en su obsesiva forma de ver la ha privado de su mejor cine (no así de la TV: sus series de verdad han conservado y expandido, o correctamente achicado, aquello que hizo a la compañía gigante en su primer ciclo). ¿Eso es todo, mapaches? 

3 El factor Peacemaker en acción

James Gunn se fue a DC. No hay que recordar que Marvel, en un anticipo del desastre que sería, lo despidió por Tweets que consideró ofensivos y que el director había publicado años atrás. Gunn siempre, como lo muestra su cine, ha sido alguien que parece entender el cine como una verdadera familia. Parte de eso, se respira en cada una de sus producciones. DC entendió su potencial y le dio una oportunidad: le permitió hacer una serie con uno de los mejores actores del momento, John Cena, y lograron así un éxito de ritmo propio, pero que sabe pisotear lo que DC venía haciendo con sus recientes desastres. Una serie nacida de una película divertida y sangrienta demostró que Gunn tenía de todo para decir no con los superhéroes, si no con Peacemaker, un personaje de pacotilla hasta que el amor de Gunn lo puso en primera. Así funciona Gunn: no quiere vender nada, quiere darle corazón a todo. Y sabe que así se venden los superhéroes. 

4 El oído perfecto para los personajes

Seguro, Peacemaker vino después de El Escuadrón Suicida. Pero hay una clave para el cine de James Gunn y para su mirada general, que ahora implica crear, acompañar, desarrollar y hasta dirigir y escribir películas para DC: entiende a los personajes, y entiende como esos personajes podrían ser cine. No los fuerza al espíritu de la época sino que , como los grandes autores del medio, sabe hacerlos modernos sin hacerlos declamatorios. Allí está Harley Quinn, de Margot Robbie, dueña de la mejor no apta para menores de edad escena de DC. Gunn viene a probar que se necesita alguien con mirada de cine y que ha llegado el momento que los CEO dejen al geek hacer lo suyo: revivir personajes y generar franquicias, lo que ellos y ellas realmente quieren detrás de su falso amor por el medio.   

5 Y todo comienza otras vez con Superman

¿El gran problema de Marvel? Perdió a su fundador, a Iron Man. Obvio: no se le podía pagar más a Robert Downey Jr., la edad, el cierre de un ciclo. Pero con la ausencia de un Messi, de alguien que sea el parámetro de la herejía, la sumisión y demás, es difícil tener un universo de personajes. Superman ha sido siempre eso: un capitán incluso cuando no está ahí. Incluso en los personales films de Batman, Superman es un fantasma. Así de poderoso es, y así de poderoso ha sido su paso en el cine. Y esto tiene que ver con reconocer un paradigma y fijar coordenadas. Es lo que Marvel ha pérdido desde que generó la mejor batalla de todas las que los superhéroes han visto en cualquier medio. Ahora Gunn quiere dirigir y está escribiendo Superman: Legacy, el reinicio de DC y todo indica que la nueva década súper ya no pertenece a Marvel: es el problema de llegar primero.