La danza es, por definición, tridimensional y multisensorial; es, también, puro instante, pura presencia. Acaso más que el teatro y la música, se resiste a ser capturada por medios audiovisuales. Sin embargo, el Covid-19 vino a revisar algunas de estas máximas. Por eso, compañías y artistas del mundo comparten online sus coreografías actuales o joyas del archivo, con el sabor agridulce de soltar un tesoro que, de otro modo, hubieran reservado solo a los espectadores de teatro. El Ballet del Bolshoi, en Rusia, uno de los íconos de la danza clásica, subió a su canal de YouTube El cascanueces, en la versión de Yuri Grigorovich. Como este, los ejemplos se multiplican y generan horas de entretenimiento.
El Béjart Ballet Lausanne, en Suiza, la compañía que fundara Maurice Béjart –donde brilló el argentino Jorge Donn–, deja ver en su web La flauta mágica. Al respecto, Gil Roman, su actual director, reflexiona: “Esto es lo mínimo que podemos hacer en este momento para llegar a nuestro público: usando los medios tecnológicos actuales, pero sabiendo que nada podrá jamás reemplazar las artes escénicas”.
“La danza necesita encuentros cercanos y contacto personal”, declara la fundación que continúa la labor de la fallecida Pina Bausch. Sin embargo, pone a disposición, Palermo Palermo, filmada en 1989; allí puede verse al inconfundible bailarín Dominique Mercy y a todo el equipo de la Tanztheater Wuppertal.
También desde Alemania, el Hamburg Ballet va ofreciendo, una por semana, obras de su director y coreógrafo principal, John Neumeier: La pasión según San Mateo, La dama de las camelias, Muerte en Venecia y Proyecto Beethoven. Entre tanto, Neumeier no oculta su preocupación: “La crisis del coronavirus es particularmente severa para nuestro desarrollo creativo, basado en el trabajo físico diario. Presentar videos de nuestras obras filmadas es un modo de generar esperanza y un sentimiento de anticipación del final de esta crisis global”.
De más acá y de más allá. La Companhia de Dança Deborah Colker, de Brasil, liberó gran parte de su repertorio “¿Cómo estar confinado y no acceder a un libro, una película, una música, una danza? –se pregunta su directora, Deborah Colker–. La danza alimenta el alma, la inteligencia y la renovación de cada uno. Un trabajo, para estar vivo, necesita de este intercambio entre quien lo hace y quien lo ve”. Vitalista y acrobática, la agrupación brinda en su web, por ejemplo, Cão sem plumas, de 2017, una adaptación del poema de João Cabral de Melo Neto; también 4x4, Cruel, Tatyana, Belle y No.
Desde Países Bajos, NDT TV es el espacio que abrió en su web el Nederlands Dans Theatre, fundado por Jirí Kylián. Ya rotaron Short cut, de Hans van Manen, y Midnight Raga, de Marco Goecke, y seguirán muchas otras.
En Bélgica, Les Ballets C de la B liberaron VSPRS, una de las obras del líder del grupo, Alain Platel. La compañía inglesa DV8, con Lloyd Newson a la cabeza, tiene fragmentos de To Be Straight With You y de Can We Talk about This? Del sueco Mats Ek, cuando dirigía el Cullberg Ballet, están en YouTube Bernardas Hus, inspirado en la obra de Federico García Lorca, y su versión de Giselle, además de su Carmen, protagonizada por la exquisita Sylvie Guillem. El francés Ballet Preljocaj tiene un compendio de la reducida temporada 2019-2020, donde se ve una paleta de coreógrafos del mundo.
En Estados Unidos, el New York City Ballet muestra fragmentos, como el pas de deux de Danses concertantes, de George Balanchine. La compañía de Alvin Ailey, fragmentos de Divining, entre otras piezas de esta compañía, mayormente integrada por afrodescendientes. Pilobolus suelta algunas de sus breves obras, como Gnomen, un cuarteto masculino de coordinación y resistencia. Y siempre a la vanguardia, William Forsythe tiene, en su web, trabajos de diversos formatos, como una instalación donde los movimientos coreográficos son realizados por robots. Para quien quiera seguir viajando hasta Japón, Sankai Juku, la compañía de Ushio Amagatsu, muestra escenas de su danza butoh, con los inconfundibles cuerpos rapados y cubiertos de pintura.
Los cisnes salen a nadar. En la Argentina, el Ballet del Teatro Colón tiene en su web la versión de Mario Galizzi, de 2017, de El lago de los cisnes, con Nadia Muzyca y Juan Pablo Ledo.
A diez años del estreno de El cisne negro, la oscura película dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por Natalie Portman, esta puede ser la ocasión de volver a verla y de ver otras versiones de la famosa danza. Por ejemplo, el coreógrafo Matthew Bourne subió en su canal de YouTube su versión con la New Adventures Dance Company: en ella, los cisnes no los hace el cuerpo de baile femenino, amplía la participación de los varones. Y el Hamburg Ballet, del 7 al 16 de mayo, abrirá el telón virtual de Illusions-Like Swan Lake (versión filmada en 2001), donde John Neumeier suma sus aportes a los clásicos Lev Ivanov y Marius Petipa.
Más de la Argentina. En Cultura en Casa, la web d e cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentran obras del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, durante el período en que Mauricio Wainrot fue su director, con obras de su autoría: Flamma flamma, Carmina Burana, Las ocho estaciones, La consagración de la primavera y Luz distante. El Ballet Folclórico Nacional dejará disponibles, en sus redes sociales, dos obras durante 72 horas. El domingo 26 lanzará Cuando sale el sol; y el miércoles 29 (Día Internacional de la Danza), la gala solidaria que brindó junto a Marianela Núñez en Villa Ballester, en agosto pasado.
En cambio, en forma permanente, Oscar Araiz tiene en su canal de YouTube dos de sus obras con su Ballet de Bolsillo: Boquitas pintadas, sobre la novela de Manuel Puig; y Torito, sobre el cuento homónimo de Julio Cortázar. De igual manera, comienzan, a toda hora, las funciones de Giselle y La Sylphide, por el Ballet del Sur, de Bahía Blanca, en el canal de YouTube de su director, Ricardo Alfonso. Cuentan con la actuación de dos estrellas argentinas e internacionales. La primera está protagonizada por Marianela Núñez, del Royal Ballet de Londres, en su participación en el Teatro Municipal de Bahía Blanca, en 2016. En la segunda, baila Ludmila Pagliero, del Ballet de L’Opéra de París, cuando se presentó en 2017 en el Teatro Coliseo de CABA.
No obstante, Ricardo Alfonso advierte: “La danza es un arte que en un principio estaba pensado para nacer, vivir y morir en cada actuación. Es casi imposible comparar una presentación en vivo con una filmación. Sin embargo, hay ocasiones en que la intensidad de las interpretaciones puede llegar a sentirse a través de la pantalla. La danza en estos tiempos está por demás afectada: es imposible concebir un Romeo y Julieta sin un abrazo, sin un beso; una Giselle sin sus grupos de danza moviéndose al unísono, u obras contemporáneas donde el contacto corporal es parte esencial de su lenguaje”.
Mientras tanto, sí, también la danza contemporánea independiente abre sus puertas. Es el caso del joven director Juan Onofri Barbato, quien subió a Vimeo el mediometraje Los posibles. Allí Santiago Mitre registra la experiencia de Onofri con jóvenes atravesados por problemáticas sociales, que se convirtieron en bailarines y que ya transitaron por el Teatro Argentino de La Plata.
Bailar en casa y a la vista del mundo
La vida de la danza sucede en un altísimo porcentaje dentro de los estudios y en las salas de ensayo, en las rutinas de infinitas horas de clases y de entrenamiento. Esa realidad, que casi siempre queda en las bambalinas, ahora se está mostrando. Millones de vistas y reenviados por redes sociales y WhatsApp tienen los cuatro minutos y medio donde, bajo el hashtag #RestezChezVous, los bailarines del Ballet de L’Opéra National de Paris se entrenan e improvisan en sus cocinas, balcones y habitaciones, siguiendo la inconfundible melodía de Romeo y Julieta, la Danza de los caballeros, de Sergei Prokofiev.
Por su parte, la Compañía Nacional de Danza de España muestra los hogares de sus bailarines, junto a sus parejas, familias y mascotas. El American Ballet Theater colgó clases de danza para niños, dictadas por sus bailarinas, junto a sus hijos, desde su patio y su living. Otro es el recurso al que apela el Royal Ballet, que muestra una reciente clase completa con la compañía, con su parte en la barra y parte en el centro. Entre las decenas de cuerpos, dos bailarinas hacen la clase, pero con su embarazo de avanzados ocho meses: el clima real de una compañía de ballet cuando puede funcionar normalmente. “Tendí cuerdas de campanario a campanario, guirnaldas de ventana a ventana, cadenas de oro de estrella a estrella, y danzo”, escribió Arthur Rimbaud. En nuestro país, Teresa Duggan y su grupo hicieron lo propio. En YouTube, logran la fantasía de fusionar los movimientos atravesando barrios y paredes, bajo el título Duggandanza Danzando Siempre.