ESPECTACULOS
‘EL LEGADO DE JÚPITER’

El superhéroe que debe enfrentar su fracaso generacional

Netflix presenta la primera de las creaciones de Millarworld en pantalla: una serie del género de moda que juega con los íconos y nuestro presente. La palabra de Mark Millar, creador y guionista crucial del medio, y el actor Josh Duhamel.

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Alteración. Los superhéroes desde el presente. Duhamel se luce en su rol como The Utopian. | GZA. NETFLIX

La primera película que vi en mi vida fue Superman”, dice Josh Duhamel, el actor famoso por su rol en la saga Transformers. Y sigue: “En Dakota la vi. Recuerdo ver eso y pensar: ‘esto es lo más cool que he visto jamás’. Después lo solté un poco. Y pensé que este género me había dejado de lado, y por suerte me golpearon la puerta”. El género del que habla Duhamel es los superhéroes, que hoy presenta una nueva iteración semana a semana. Pero quizás El legado de Júpiter, la serie que él protagoniza y que nace de un cómic del guionista Mark Millar y el dibujante Frank Quitely, y que estrena Netflix, realmente sea distinta. El mismo Duhamel sostiene: “Es una saga familiar, y la creación de una tragedia moderna”. 

Mark Millar es un escritor que sorprendió al planeta cuando Millarworld, su sello de cómics y sus creaciones, fueron compradas por Netflix en un trato único (de hecho, su The Magic Order es un cómic publicado por Netflix: toda una rareza). El legado de Júpiter es parte de un universo de relatos que hacen de Millar un invencible cuentahistorias moderno: ha generado ficciones sorprendentes gracias a entender al género de turno y alterarlo. Ahí está Kick-Ass, cine y cómics, como real versión de qué sucedería alguien normal sale a pelear en calzas, o Kingsman, 007 según el código “cockney”. Y así la lista, que involucra desde a un Superman comunista hasta los Avengers que inspiraron directamente al Marvel moderno de hoy. Millar dice a PERFIL a la hora de este estreno y este punto de partida: “Había mucho sobre lo cual construir, había mucho sobre lo cual expandirnos. Creo que usamos pocos números del cómics original. Realmente estoy feliz con el resultado”. 

—Mark, siempre, en tu carrera, has generado historias que alteran apenas, pero mucho, concepciones tradicionales (Superman aterriza en Rusia, un superhéroe real amateur como en “Kick-Ass”, y así) ¿qué sucede cuando una de tus creaciones para tu Millarworld tiene que salir a un medio, el cine y las series, donde hoy todos buscan generar el producto que “altera apenas, pero no mucho”?

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MARK MILLAR: Hay que entender algo: las cosas que incluso hoy vemos vetustas del medio fueron sorpresa. Ése fue siempre su anzuelo comercial. En DC, en su momento de muchos personajes, de comienzos, todo se producía. Y después Marvel viene e inventa todo otra vez. Y otra vez en los años 80. Siempre alguien viene y tiene algo que decir con el género. Siempre te van a sorprender. Yo los he amado toda la vida. Y amo la forma en la que se reciclan de temporada a temporada. Siempre veo cómo le declaran la muerte creativa al medio. Recién van dos años desde Avengers: Endgame, y esa película fue un suceso enorme. Es imposible pensar que desde ahí no salgan relatos distintos y nuevos.

—¿Qué fue lo que intentaron entender de su personaje, “The Utopian”, el “Superman” de este universo, que fue clave para dar cuenta que él representa a un modelo en crisis?

JOSH DUHAMEL: Si pudiera realmente contarte todas y cada una de las conversaciones que tuvimos acerca del código, es decir, el código que The Utopian, que Sheldon, usa para que los superhéroes no quiten vidas o decidan tomar el poder... ¡Uff! Fueron tantas. Y lo fueron porque necesitaba entender por qué mi personaje no quería matar. No creo que eso quisiera el personaje, o yo. Pero él está dispuesto a morir antes que matar. No podía dejar de pensar en ese código, en su práctica casi ortodoxa del mismo. Pero, cuando lo piensas, ¿querrías a los superhéroes en el poder? ¿En la Casa Blanca? Los querés en lugares donde frenan lo que nadie puede frenar. Pero eso, y aquí la gracia del show, solo genera más preguntas. Mi personaje cree que si empezamos a matarnos unos a otros, desaparece la moral, desaparece la civilización. Pero justo lo encontramos en un momento donde debe cuestionar esa idea.

M: Es importante entender que The Utopian tiene una visión de un mundo mejor, y que nace, como Superman, después de la crisis financiera de los años 20. Josh Duhamel lo interpreta maravillosamente en la serie en ese momento: feliz y optimista. Y vemos los paralelos históricos, incluso sin querer: hoy saliendo de una crisis, quizás, y sabiendo es una crisis gigante, y ahí están esos superhéroes, incluso con sus hijos al lado. Pero nadie siente que nada vaya a mejorar. Esos niños, superhijos, no quieren heredar ese mundo, esa responsabilidad. ¿Cuánto se parece al día de hoy donde muchas de las cosas que hicimos afectan a generaciones que tendrán que hacerse cargo de ello? Nadie tiene razón, nadie tiene la verdad: solo les queda pelear entre sí para que tenga sentido. 

—“The Utopian” es un superhéroe cansado y agobiado. 

D: Hay algo hermoso ahí: ¿podés imaginar hacer este trabajo durante 90 años? ¿Y encima sentir que nada ha sido útil realmente salvo el instante en que se vence al villano y todo sigue? ¿Cómo no estar cansado? Antes te dije que prefiere morir antes que matar, y ahí, al menos en este personaje, yo creo también hay un deseo de dejar de existir, hay un deseo sincero por morir. No por ser mártir. Por irse. Si encontraran otra manera en que todo siguiera igual, él se iría sin problemas. 

—¿Por qué los superhéroes son éxito en  Hollywood?

D: No podemos ignorar que siempre está el factor de que son un escapismo, un entretenimiento para escapar. Y como tal, y con más de 80 años de historia, tienen que renovarse. Esa renovación genera variantes, y ahí aparece Mark Millar, y también, claro, nosotros. ¿Qué tal si pudiéramos volar? ¿Ser invisibles, tirar rayos de los ojos? Perfecto, pero necesitas ver el lado humano de eso. Los poderes pueden sorprender un rato, pero lo otro es lo que te afecta, lo que toca una fibra humana. ¿Qué pasa cuando sentís que el mundo no cambia, aunque puedas ver un diamante en la superficie de la luna? ¿Qué pasa cuando podés escuchar lo que pasa en Tokio, pero no podés escuchar a tus hijos? Eso es algo que cualquiera puede entender.

—¿Se ha convertido el universo de las series y el cine en el nuevo “stand de revistas” donde mes a mes sale un producto de superhéroes distinto?

M: Esa es una idea excelente. Es un gran punto. De hecho, no lo había pensado así. Los superhéroes, una de sus características a la hora de comprarlos, es que buscaban estar al alcance de todo el mundo. Al comienzo en los kioscos de revistas, después en comercios que eran como minimercados, y ahora, ese lugar está más en la forma en que se pueden ver en el cine y en las series. Es importante la masividad para los superhéroes. Las películas son internacionales, todos pueden verlas. Las películas atraen a la gente a los cómics, pero también quizás sean el nuevo emplazamiento de estos poderoso personajes.

 

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—¿Cómo ves el vínculo de Hollywood y los cómics?

MARK MILLAR: Hollywood descubrió a los cómics cuando los fans recién podían entender lo que era. Pero los empezó a entender cuando los fanáticos ya pudieron sentarse en las sillas donde se toman decisiones. Y ahí pudieron no solo ver su valor, sino transmitirlo al mundo. Todos los gerentes en los estudios eran gente que no leía cómics, entonces no entendían qué hacer. Por ejemplo, cuando se estrena Superman, llega una pequeña fiebre de adaptación de clásicos nacidos en la historieta. Ahí está la película de Annie, la película de Popeye con Robin Williams. No entendían que eso era solo Superman. En los 90 también: Batman triunfa, entonces adaptan Dick Tracy, Rocketeer y así. Ahora estamos en otro lugar.

—¿Cómo explicás lo sucedido con Millarworld y tus creaciones, que serán llevadas por Netflix al cine y las series?

—Yo soy muy feliz en mi vínculo con Netflix. Publicamos The Magic Order, y estamos desarrollando varias series basadas en mis creaciones. Ahora tengo un doble mundo: a la mañana escribo mis cómics, mis historias. A la mañana escribo mis cómics, y a la noche escribo mis series y películas. Es hermoso. Tan hermoso. Es genial, realmente. Nunca lo doy por sentado. Es lo que quise toda la vida. Vendí la compañía y me dieron un trabajo en la empresa. Mi nombre está ahí adelante de todo y quiero que todo sea genial.