"Nunca me cansé de escuchar historias de ese viaje, de las expectativas que tuvieron, y cómo finalmente perdieron”, dice Matías Mosteirin, gerente general de KyS, la productora responsable de films como El clan o La odisea de los giles (entre muchos otros con ambiciones tanto comerciales como de festivales). Habla de cuando Lita Stantic, una de sus maestras, le contaba la vida de Camila al ser nominada a Mejor Película Extranjera en los Oscar. Su otro maestro es Oscar Kramer, productor, entre otras, de La historia oficial, una de las películas ganadoras del Oscar de la Argentina.
No se preocupen: Mosteirin tiene sus propias historias. Muchas. Desde KyS, con KyS, se han convertido en una usina de relatos, detrás y delante de la pantalla. Mosteirin tiene hoy sus propias historias a la hora de pasearse por los Oscar, como cuando Guillermo del Toro los emocionó a él y a Damián Szifrón al hablar de Relatos salvajes, la película nacional más vista del cine argentino y una de las nominadas al Oscar. Hoy Mosteirin se ha sumado a las filas de la Academia de Hollywood, a los nombres que abren la diversidad de los famosos premios. Pero lejos de querer contar nada de su trabajo junto a Pedro Almodóvar, a Emir Kusturica, de alfombras rojas y cine enorme, él prefiere hablar del equipo con quienes hicieron films como El Angel, La cordillera, Truman, 100 años de perdón, Séptimo, El último Elvis, Los Marziano, El perro y Tiempos de valientes, y ahora filman la esperada El Eternauta junto a Netflix, además de la serie El reino. Mosteirin: “Lo de la Academia es un reconocimiento y una buena noticia. Lo siento como el reconocimiento al equipo de KyS, y durante este tiempo lo que hicimos fue revalorizar nuestra capacidad de trabajo en equipo, hacerlo de un modo muy transversal, generar una dinámica sistemática de reuniones, que fue muy enriquecedora y también de reflexión crítica, viendo el rol que podemos ocupar desde la Argentina en un escenario internacional que se presenta con muchas oportunidades, evidentemente”.
—¿Cómo sobrevive una productora de cine que busca generar estrenos industriales mainstream en este momento tan complicado?
—La comunidad audiovisual, ante la imposibilidad de producir, buscó poner el foco en el desarrollo de nuevos proyectos. Y ante la demanda, y el pronóstico de una mayor demanda de contenidos de ficción, todos nos abocamos a hacer lo que mejor sabemos, que es pensar historias y tratar de prepararnos para ser competitivos tan pronto como sea posible producir y generar nuevas películas, series y contenidos.
—Se suele poner en duda, debido a la existencia de subsidios del Estado para producir, la idea de una industria de cine local. ¿Qué pensás acerca de esa discusión?
—No estoy de acuerdo con esa discusión en general. Creo que Argentina tiene históricamente un diferencial, y es absolutamente cierto que el ingenio y la creatividad argentina volcada al cine nos hace muy competitivos artística y comercialmente, tanto frente a nuestro público como el de otro lugares del mundo. A mí me impresionó mucho cuando en la última entrega de los Oscar una de las productoras de Parasite al ganar le agradeció al público coreano por ser tan exigente, no permitirles a ellos, los creadores, ser autocomplacientes. Creo que eso está pasando con el público argentino. Y hay que vivirlo como una oportunidad.
—¿Por qué te impresionó esa dedicatoria?
—Muchas veces se socava el amor propio de los que hacemos cine, o producimos ficción audiovisual en Argentina. Trato de tomar distancia de esos ataques, aunque a veces me duelen. Cuando vienen de afuera y cuando vienen desde el interior de la industria. Sí hay algo en términos de autocrítica que es importante plantear: desde el sector público es importantísimo que se tiendan puentes al sector productivo. Es importante, es algo que debe suceder, y sobre todo en estas circunstancias. No todo lo que tiene que ver con las economías creativas debe pasar solamente por el Ministerio de Cultura o el Incaa, o los organismos específicos, es importante que desde los ministerios más duros y técnicos haya un involucramiento, desde el Ejecutivo a Hacienda, Desarrollo Productivo, la AFIP, todos tienen mucho para aportar. Y tanto el gobierno nacional como el de la ciudad. En este contexto, donde todos tenemos que pensar cómo salir adelante y cómo contribuir a la recuperación económica del país, necesitamos de todas las disciplinas y todas las miradas.
—Como parte de una productora que genera relatos, ¿qué ven ustedes en este momento de crisis que la gente busca en las ficciones?
—Las ficciones como forma de conectar, de comunicarse, de interactuar con el presente de una forma muy movilizante. No tengo nada contra el ocio. Hoy no se busca solo desde el ocio evasivo, se buscan cosas que tengan que ver con las inquietudes, con los intereses, un tiempo empleado en algo que valió la pena y permitió comunicarse con los demás. Justo cuando las redes sociales buscan el lugar opuesto, dividen, la ficción ocupa un lugar incluso más valioso y edificante.
—¿Y qué pasa cuando el público reacciona con buenos números al cine nacional en línea?
—El público reacciona muy positivamente cada vez que hay un contenido local que tiene buenas ideas. Hay muy buenas ideas. Hoy tenemos que pensar en la reactivación económica después de este golpe, y el audiovisual puede ser un motor económico importantísimo en esa reactivación. A veces los medios de comunicación generan dicotomías, enfrentamientos, sobre todo porque desde la demagogia son temas muy manipulables, pero está demostrado que el público argentino es sensible y receptivo del producto local, y un gran consumidor de buenas historias. Tenemos mucho que aprender, hay que repensarnos en nuevos contextos (como producción, como contadores de historias).
—¿Cómo podemos repensarnos, entonces, como potencial industria de contenidos audiovisuales que podrían generar una gran alternativa ecónomica?
—Ojalá desde los gobiernos, de todos, se pueda identificar esto y generar políticas públicas y marcos adecuados y previsibles para poder aprovechar esta oportunidad. Hace algunos años hablábamos de la posibilidad de generar valor y de insertar contenido argentino, de exportarlo, en un escenario donde los contenidos circulan de una forma más transversal y diversa que antes. Sí creo que va a haber una reactivación importante, y va a volver la gente a los cines. Lo digo solo porque veo que mis hijos, mis amigos, la mayoría de la gente, que disfruta de ver en casa, tiene muchísimas ganas de volver a la experiencia del cine. Lo que aceleró la pandemia es que se incorporó mucho más caudal de experiencia audiovisual, pero no como alternativa sino como complemento. Lo veo auspiciosa y positivamente.
Proyectos del futuro
—Ustedes estaban trabajando series como “El Eternauta” y “El reino” para Netflix. ¿Cómo los deja el parate?
—Todos nuestros proyectos progresan. Cuando entramos en emergencia sanitaria estábamos promediando el rodaje de una serie, que vamos a retomar cuando sea posible. Todo el resto avanza. Son proyectos que evolucionan muy bien. Pudimos darle continuidad a todo lo que está en la agenda de proyecto, e incorporamos otros nuevos. Estamos buscando más. Apostar a más. Que todos sepan que somos una productora con las puertas abiertas para recibir proyectos de todo tipo.
—Te pregunto puntualmente por “El Eternauta”, que es una ficción muy esperada.
—El vínculo con Bruno Stagnaro, el director, se reforzó muchísimo. Bruno es un ejemplo de trabajo, de constancia, de profesionalismo. Los guiones se están escribiendo. Estamos muy contentos con el resultado. Cada vez más seguros de que vamos a hacer un gran proyecto, que haremos algo muy especial junto a Netflix y con el creador indicado. Lo más importante para mí es decir eso. Además de los guiones, estamos trabajando con diseño, buscando soluciones innovadoras.
—¿Qué pasa cuando un proyecto que quiere ser grande fracasa?
—No vivimos los momentos de incertidumbre en la creación como una anomalía. Creemos en la reescritura de los guiones. Hay películas que hicimos que resultaron muy bien justamente por ese esfuerzo adicional, por no conformarse. Entre todos sumamos a esa forma de trabajo. Siempre empujando para lograr algo más. Nos ha ido bien y nos ha ido mal. Aprendimos de las dos experiencias. Tengo muy presentes los momentos de desazón o de zozobra cuando las cosas no salieron como esperábamos. Es en esos momentos duros y difíciles cuando se sientan las bases, pensadas, de decisiones futuras. En los momentos duros estás muy solo. En este negocio hay mucha gente que te quiere convencer de muchas cosas. Y en esos momentos en que se escuchan tantas voces es bueno recurrir a la memoria, a la experiencia, y ser muy consciente de que en los tiempos difíciles todas esas voces desaparecen y uno está solo con los resultados.