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cine

Filmar en Uruguay

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En rodaje. El autor de la columna, charrúa, realizó la ácida comedia Porno para principiantes, con Martín Piroyansky y Nicolás Furtado, quienes debieron cruzar el charco para el rodaje. | gza. flotta

Hacer cine en Uruguay sigue siendo algo complicado. Uno de los grandes temas es que, al ser un país de 3 millones de habitantes, no hay forma de recuperar la plata invertida, por lo que normalmente nos vemos obligados a utilizar todo tipo de mecanismos de coproducción. Esto en sí no está mal, pero implica que el cine que muchas veces se termina concretando es el que a los extranjeros les interesa. Pero en 1985, cuando termina la dictadura, ni esto era posible, por lo que querer hacer películas era literalmente como querer ser astronauta. Lo que sí había era una enorme cultura cinéfila debido a la Cinemateca Uruguaya y también a los primeros videoclubes (completamente piratas), donde se juntaba la gente a discutir qué tipo de película había que hacer, obviamente sin jamás haber tocado una cámara.

De hecho, Porno para principiantes está dedicada a Ronnie Melzer, que aparte de crítico era el dueño del videoclub (de los primeros regularizados) mas icónico de Montevideo. Por lo tanto, la sensación de que había cine flotaba en el aire y no es casualidad el papelón que pasamos con el affaire de Un lugar en el mundo. Lo divertido de la supuesta película uruguaya para el Oscar era que no podía haber nada menos uruguayo que esa historia. Todo el mundo estaba podrido de ver a Sacristán en cuanta película iberoamericana había. De hecho, ese tipo de película era para un grupo de cineastas como la pesadilla en la que parecía que inevitablemente terminaríamos.

También debido al flamante retorno a la democracia había un montón de equipos extranjeros filmando documentales de todo tipo en los cuales trabajaban jóvenes uruguayos que les interesaba el cine. A todo este tema lo bautizamos como “pornomiseria” e indefectiblemente no faltaba quien dijera que hubiera sido más digno que nos dedicáramos a filmar pornografía de verdad.

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De este particular momento sale la película y, si bien todo es ficción, perfectamente podría haber pasado. De hecho, todo lo que se hace en ese momento es increíblemente ecléctico. Faltaban unos cuantos años para el movimiento de cine uruguayo de escuela y consciente de los festivales. En este momento este precine oscilaba entre la experimentación absoluta y la pretenciosidad total, una mezcla completamente bizarra. Pero por más ridículo que pareciera, se respiraba una libertad total y todo era posible. Y esta película sale de esta mezcla de géneros de ese maravilloso momento.

Al ser una comedia, lo fundamental era construir estos dos personajes que representan en forma graciosa dos tendencias contrapuestas. Lo interesante, entonces, era tener una pareja que tuviera mucha química pero que remitiera a dos lugares diferentes desde lo actoral.

Martín Piroyansky es un actor ligado al cine y Nicolás Furtado está más asociado a la tele. Fue increíble ya desde el principio ver lo bien que funcionaba la dupla. La verdad es que no me puedo quejar de nada. Solo ahora, con un poco de perspectiva con respecto al rodaje, me doy cuenta de que no solo en el casting sino en los demás aspectos técnicos de la película tuve la oportunidad de trabajar con todos lo que fueron mi primera opción. Nunca se me hubiera ocurrido en aquella época que esto podría pasar. Es realmente un sueño hecho realidad y espero que la gente se divierta tanto viéndola como nos divertimos nosotros filmándola.

*Director de Porno para principiantes, film que se estrena el próximo jueves.