Lima - La última aventura del héroe de culto Indiana Jones, que bate récords de taquilla en el mundo entero, generó un gran malestar en Perú -donde se ambienta la película- debido a errores tan burdos como que el mexicano Pancho Villa enseñaba el quechua, el idioma de los incas.
Los espectadores que acuden a ver Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal se sorprenden cuando en la película se dice que Pancho Villa, el héroe de la revolución mexicana, y sus amigos hablaban quechua, el idioma de los antiguos peruanos. "Eso es una barbaridad", declaró Hugo Neyra, director de la Biblioteca Nacional del Perú.
A la salida de las salas, los cinéfilos peruanos expresan su incomodidad ante el hecho de que la música que acompaña a las aventuras, ambientadas en Perú, del arqueólogo Indiana Jones, está conformada por rancheras, típicas de México.
A ello se agrega que hay guerreros mayas que hablan quechua en la selva peruana. Aunque quizá uno de los mayores errores de la cinta consiste en que sitúa la pirámide de Chichen Itzá -ubicada en México- en medio de la amazonía peruana.
El historiador Manuel Burga, ex rector de la Universidad de San Marcos -la más antigua de América-, comentó que aunque se trate de una película de ficción a los creadores del personaje del látigo, Steven Spielberg y George Lucas, les faltó asesoramiento.
"Hay muchos datos incorrectos, aunque se trate de una ficción. Eso va a ser perjudicial para mucha gente que no conoce nuestro país, pues muestra un escenario peruano que no es real. No es posible que se confunda la Amazonía con la selva de Yucatán en México", se quejó Burga.
Neyra hizo notar, por su parte, que muchos estadounidenses y europeos medianamente informados se darán cuenta de que es "una aberración" mezclar las culturas maya e inca. "Ellos saben que Machu Pichu está en Cusco y que Chichen Itzá (está) en México", refirió.
Teodoro Hampe, historiador, estimó que en la mente del estadounidense común hay un esquema según el cual todo lo que está más allá de sus fronteras hacia el sur, a partir de México, es lo mismo."A ellos les da igual: es lo mismo México, Guatemala, Bolivia o Perú", acotó.
Otra de las incongruencias de la cuarta película de Indiana Jones es la ubicación de la ciudad de Nasca -localizada en la costa sur de Perú- en el Cusco, en medio de los Andes del sur peruano.
Los comentarios critican también que la trama incide en un prejuicio difundido en el exterior y rechazado por la comunidad científica internacional según el cual la civilización andina es producto de la visita de extraterrestres. En esa línea casi al final del film emerge desde las profundidades de un palacio de oro un platillo volador.
El mensaje subliminal parece ser que los logros de las civilizaciones surgidas en América Latina son producto de fuerzas sobrenaturales y no de la capacidad de sus propios habitantes.