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Sofía Gala: "La belleza está muy sobrevalorada"

La actriz vuelve al cine con 'Respira', un thriller argentino que denuncia el uso de agrotóxicos. Sigue en el teatro con Chicas católicas y suma proyectos para 2020. Sostiene que se subestima a los jóvenes y se define como autodidacta.

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Polémica. Gala estrena un nuevo largo. A la hora de la despenalización del aborto habla de “mucha hipocresía” en Argentina. | cuarterolo

Ya se nos hizo costumbre ver a Sofía Gala en la pantalla grande. Con apenas 33 años, esta actriz consumada ya ha trabajado en dos decenas de películas desde que arrancó allá por 2007 con un papel en un largo de Eliseo Subiela (El resultado del amor) donde se lució y hasta fue precozmente premiada (un Cóndor de Plata como revelación femenina y otro galardón en el Festival de Huelva). Ahora llega a los cines argentinos Respira, un intenso thriller de Gabriel Grieco (Naturaleza muerta, Hipersomnia) en el que también trabajan Lautaro Delgado Tymruk y Leticia Brédice.

“Respira es una película con mucho suspenso y que toca un tema muy actual, el de los agrotóxicos y los tremendos perjuicios que causan. Las películas de género suelen tener muchos elementos fantásticos, pero este thriller es muy realista. Lo que se cuenta en esta ficción es lo que está sucediendo acá en Argentina y en todo el mundo”, asegura la hija de Moria Casán y Mario Castiglione.

En mayo se estrenará Crímenes de familia, nueva película de Sebastián Schindel (El patrón, El hijo), en la que Sofía es parte de otro elenco notable (Cecilia Roth y Miguel angel Solá). Pero la lista de anuncios también incluye series (segunda temporada de la polémica El Tigre Verón y la primera de El reino, producción de Netflix escrita por Claudia Piñeiro y dirigida por Marcelo Piñeyro) y teatro (a Gorda, la exitosa obra del estadounidense Neil Labute que ya tuvo un buen paso por la calle Corrientes hace unos años y ahora regresa con nuevo reparto –aquí la acompañarán Alberto Ajaka, Tomás Fonzi y Karina Hernández– se suma su presencia en Chicas católicas en la calle Corrientes). Como si todo eso fuera poco, aparece en carpeta otro regreso, el de Confesiones de mujeres de 30, con sus amigas Tamara Pettinato y Julieta Cayetina. “Cuando las tres tenemos tiempo la volvemos a hacer porque es una obra que disfrutamos mucho –dice Sofía–. Nos llevamos muy bien, es muy fluida la comunicación entre nosotras. Ya sentimos que la obra es parte nuestra”.

—La película se desarrolla en un contexto donde está presente la falta de cuidado del medio ambiente. ¿Es un tema que te interesa particularmente?

—Hay que estar muy disociado de la realidad para que no te interese todo lo que está pasando en el planeta en ese sentido, ¿no? Es muy importante cuidar el medio ambiente porque eso equivale a cuidarnos y a sobrevivir en este caos que es hoy el mundo. Lo importante es empezar a tomar conciencia, entender que todos debemos ser parte del cambio y de cada mejora. Lo más complicado es lo de las grandes empresas que contaminan sin culpa. Es prioritario solucionar eso, y depende de nosotros.

—Es un tema que está en la agenda de mucha gente joven, en principio. ¿Qué opinás de Greta Thunberg?

—Me conmueve lo que dice y la manera en la que lo expresa. Obviamente están los detractores que dicen que es una agente encubierta de no sé quién... Pero eso es habitual, se suele subestimar a los jóvenes, lo que es una pavada porque de ellos depende el futuro...

—¿Cómo te llevás con la gente más joven que vos?

—Muy bien, porque respeto mucho a los jóvenes, a los adolescentes y también a los niños. Busco la mejor manera de relacionarme con mis hijos, sin subestimarlos. Se suele pensar que un niño no entiende, o que no está preparado para determinadas cosas. Y yo pienso lo contrario. Hay un cambio enorme de paradigmas con respecto a la época en la que yo era chica. Hay que escuchar a los jóvenes, que siempre traen algo nuevo.

—¿Te afecta el paso del tiempo? Para las actrices, sobre todo en la industria de Hollywood, hace rato que parece ser un problema. Casi nadie sobrevive ahí sin una cirugía.

—Es una lástima que exista esa presión. Una actriz debería tener trabajo sin necesidad de recurrir a una cirugía para verse más joven, por su capacidad, por su talento. Pero la belleza está muy sobrevalorada, algo que me resulta incomprensible porque ni siquiera es un logro personal, es algo que se da o no se da. Y cuando hablamos de belleza, además, se sobreentiende que nos referimos a unos patrones establecidos que son completamente arbitrarios. Una mujer llega a un lugar equis y para elogiarla le dicen “¡Qué linda estás!”. ¿Ese es el primer elogio que se les ocurre? Que el trabajo de una actriz quede opacado por este asunto de la belleza es un despropósito. A mí no me importa ningún estereotipo. La belleza real es algo mucho más profundo que el aspecto físico. Y tiene que ver con sentirse bien con uno mismo. Es un tema más filosófico que estético.

—¿Sos una actriz que acepta los pedidos de quienes te dirigen o tratás de imponer tu propio criterio?

—Puedo seguir perfectamente las indicaciones de dirección, pero lo importante es siempre lo que me pasa con el personaje que interpreto. Yo vivo el momento, no soy una actriz con mucha técnica porque soy autodidacta. Me gusta responder a lo que siento en el momento de hacer la escena, entregarme a ese instinto, observar lo que me pasa y atravesarlo. En general, por suerte, me pongo de acuerdo con las personas que me dirigen. Pero lo que yo sé es eso: atravesar cada camino a mi manera.

—Con el auge de las redes sociales, los prejuicios parecen haber cobrado más fuerza. Hay mucha crueldad y poca empatía. ¿Qué pensás de todo eso? ¿Lo sufrís?

—Es una consecuencia del anonimato. Violencia hubo siempre, pero ahora está más expuesta que nunca, a la vista de todos, y encima se la puede ejercer sin mostrar la cara. Es tremendo eso. Pero es el resultado de lo que somos, también. La agresividad no nació con las redes sociales. Es como cuando se les echa la culpa a los jóvenes de la violencia por lo que está pasando a la salida de los boliches. Esos jóvenes son un emergente de esta sociedad, no vienen de otro planeta. En estos temas, no tiene sentido sectorizar por edades, preferencias sexuales, clases sociales o cualquier otro tipo de división que se te ocurra. Es responsabilidad de todos.  

—¿Cómo educás a tus hijos en este marco?

—Lo único que quiero para ellos es que tengan libertad, que gocen del derecho a ser buenas personas y a desarrollarse en lo que elijan. Eso me parece fundamental, porque la verdadera libertad te da todos los valores que necesitás. Obviamente, tenés que saber que tu libertad termina donde empieza la del otro. Pero ese es el valor en el que más creo. Después, hay unos supuestos “valores” de los que habla mucha gente y con los que yo no tengo nada que ver.

 

La falsa moral dando vueltas

Ya es público que en su primer mensaje al Congreso, para inaugurar las sesiones ordinarias de este año, el presidente Alberto Fernández impulsará un nuevo debate por la despenalización del aborto. Una buena noticia para miles y miles de activistas.

Y también para Sofía Gala, cuya posición sobre el tema es por demás conocida: “Está pasando algo que excede a la Argentina con este tema, algo global. Y creo que la solución es simple. A mí me cuesta un poco entender que haya tanta discusión inútil para sostener una falsa moral –opina la actriz–. Es una locura que una mujer deba someterse a una práctica clandestina que pone en riesgo su vida y que además, si sobrevive, se la trate como a una delincuente”. Y agrega: “Mientras se discute sobre dilemas morales, se siguen muriendo mujeres. Es terrible, pero sigue sucediendo. Ridiculeces como sostener que las que estamos a favor de la posibilidad de interrumpir un embarazo queremos que todas las mujeres aborten todo el tiempo ya no pueden discutirse más, es una pérdida de tiempo. Muchísimas mujeres que abortan no tienen los recursos para hacerlo con la profilaxis necesaria, no pueden pagarle cien mil pesos a un ginecólogo amigo, como sí pueden hacerlo otras. Pero esa secuencia por lo general se oculta. Hay mucha hipocresía dando vueltas”.